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martes, 20 de septiembre de 2022

Uruguay sin grieta, pero con surco

Fuente imagen: Facebook Dr. R. Acosta
Según la RAE (Real Academia Española), el surco es una “hendidura que se hace en la tierra con el arado”, y si bien admite otras definiciones adicionales esta es la que me parece le viene al caso para referirme a nuestro país. Porque tal parece que se quiere instalar en este lado del Plata, lo que hace tiempo viene dañando y lastimando profundamente a la sociedad argentina: el fenómeno de la grieta. Como todo nos llega, aunque en las dimensiones propias de nuestra extensión territorial, no le llamo grieta a la separación que se instala desde hace un tiempo y nos divide por mitades a los uruguayos. Así pues que si bien no tenemos eso (porque se me hace que aún con diferencias estas son todavía curables), el surco que nos separa tiene que ver también con esa idea de pretender separar al campo de la ciudad. Tal parece ser también la estrategia elegida por voceros multicolores que pretenden acumular sembrando la idea de un Frente Amplio enemigo del campo y de los productores. A “Un solo Uruguay” le han salido varios competidores que intentan apropiarse de aquel discurso para seguir manteniendo sus lugares de privilegio. Al fin de cuentas, aquello de divide y reinarás sigue vigente en este Uruguay pos pandemia…

Expo Prado multicolor

La exposición agro industrial de la Rural del Prado es un evento icónico de la sociedad uruguaya. Desde la escuela la tenemos como uno de los lugares más recurrentes para disfrutar en setiembre, generalmente (como ahora) en la previa de las vacaciones de primavera. 

Un recorrido que nos enseña los avances de una producción agroindustrial que sin lugar a ninguna duda ha tenido una evolución virtuosa que ha significado un avance significativo de la producción agropecuaria nacional, consolidando una de las principales fuentes de divisas para nuestro país.

Nadie puede discutir la naturaleza agrícola-ganadera de nuestra producción ni negar que esa actividad constituye nuestra principal razón de ser y representa nuestra más rica historia desde que Hernandarias introdujo la ganadería en la Banda Oriental. Pero, tampoco, puede discutirse que si bien esa fuente de producción está sólidamente arraigada, a nadie escapa que son unos pocos privilegiados los que han acumulado millonarias ganancias que lejos de reinvertirse -y mucho menos derramarse en nuestra economía- ha ido a parar a bancos internacionales en cuentas off shore.

Es cierto que la ganadería genera trabajo y las exportaciones han dado cabal prueba de crecimiento en una balanza comercial que mueve los números macroeconómicos del país, pero no todo puede medirse en esa dimensión. A nadie escapa que la economía interna no da señales de recuperación al verse afectado nada menos que el verdadero motor de la misma: el bolsillo de los uruguayos. La caída sostenida de los ingresos (sueldos, pensiones y jubilaciones), se muestra indefectiblemente en la baja de la recaudación de sectores como el comercio, y principalmente el sector gastronómico en todas sus ramas.

Instalar la discusión entre el MIDES y la Coordinadora de Ollas Populares sobre si aumentaron o bajaron las personas atendidas no sólo habla de una falta de sensibilidad sino que implica una miopía grotesca en desatender las verdaderas urgencias de la gente. Así sea que bajaron realmente o no, es urgente atender a los que aún no pueden dejar de acudir a una olla para alimentarse. Ese debiera ser el real interés que nos movilice y no el mantener un relato. Lo urgente, antes que nada.

En otro orden, escuchar al presidente de la Asociación Rural del Uruguay, manifestarse abiertamente a favor de los malla oro, habla a las claras de una aceptación manifiesta de una forma de gestión que está asociada a favorecer a los poderosos bajo la fantasía de un derrame que siempre prometieron pero que NUNCA se hizo realidad. Y mucho menos en este tiempo.

Por eso es que no es buena cosa seguir alimentando un surco que separe a los uruguayos, y mucho menos seguir sembrando la falsa premisa de una fuerza de izquierda que gobernó por tres períodos consecutivos, dando muestras inequívocas de contar con ese interior profundo que sigue siendo uno de los motores de nuestra economía. ¿Acaso la ley de 8 horas al trabajador rural no contempló intereses de la amplia mayoría de quienes viven y trabajan en ese interior profundo? Y eso es solo una parte, claro que para quienes somos de izquierda es una de las más importantes, pero no es la única. Porque muchos de los que hoy se sienten “malla oro”, también se beneficiaron con medidas consagradas por los gobiernos de izquierda. Sin embargo, permeó el discurso del “surco” y así se fue gestando – también por errores propios, es cierto- ese espacio que nos distanció a los uruguayos.

De todos modos, hay que reconocer que acciones como el “FA te escucha”, son iniciativas que demuestran la intención de sellar esas heridas y tapar el surco para sembrar la semilla de la esperanza, esa que nos impulsó a soñar un país para todos sin excluidos.

Buena cosa sería que nos dejáramos de arengas que nos separan, vengan del lado que vengan, y podamos entender que hay un solo país, un solo territorio, que vivimos bajo un mismo cielo que nos cobija, y así poder construir el país que soñamos.

La política es un útil instrumento para hacer posible lo que realmente necesita un pueblo para crecer, soñar y desarrollarse. 

No estoy de acuerdo en alimentar el surco entre uruguayos.


el hombre abría surcos,
el perro los cerraba con las patas…


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