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domingo, 5 de julio de 2009

Engriparse en vacaciones


Llegó finalmente la Gripe A H1N1, también llamada gripe porcina. Llegó para quedarse e instalarse definitivamente en nuestro colectivo. Su baja virulencia la hace menos temible de lo que la prensa divulga pero como esa intrusa se mete sin pedir permiso en cada casa y a cada momento, es inevitable el estado de sicosis que genera en la población.

Recientemente -en plena zafra de vacaciones julianas- se experimenta una merma en la asistencia a los espectáculos teatrales que tienen, en estas dos semanas, la concurrencia que no logran el resto del año. Se preparan para la instancia y es notorio que una situación como esta les afecta tremendamente. Pero de ser responsables se trata y, a diferencia de la anarquía que también nos llega por la prensa del otro lado del río, nuestro país no da pasos falsos en la materia. Seguramente los agoreros del cataclismo asistencial pos reforma de la salud deben tragarse hoy sus palabras al tener un sistema inclusivo que permite el acceso a la atención sanitaria digna de la gran mayoría de la población. Población que fue incluida en el sistema por este gobierno y que ante un evento que impacta como esta pandemia, despliega sus mecanismos sanitarios y recursos a todos sin excepción, por la simple razón que todos acceden por igual al sistema.

Diferente hubiera sido sin esta potente herramienta que avanza sin retroceso -por más que amenacen los opositores que aún viven su fiesta tras las elecciones internas- pues no podrán dejar sin el derecho asistencial a miles de uruguayos que hoy gozan del beneficio. Esto que hoy tenemos como una realidad palpable es una de las cosas que hizo este gobierno y que se debe repicar permanentemente a una población que por gozar del derecho olvida que fue una promesa cumplida y debe quedar muy claro a la hora de pasar raya a lo hecho.

Pero en el caso puntual de la emergencia sanitaria que hoy vivimos y sus consecuencias a la masa de trabajadores de la cultura que ven afectados sus ingresos, cabe mencionar que sería hora de llamar a responsabilidad social a los grandes medios de prensa para que asistan en la instancia. Es claro que si hoy los teatros no se llenan, esa parte que no se genera afecta a cientos de trabajadores que se prepararon para esta fecha sin saber que un hecho social de alto impacto podría afectarlos. Entonces, recurramos a esos medios de prensa -que gozan de la licencia de uso de las ondas que nos pertenecen a todos los uruguayos- para que muten su programación en vacaciones y dejen de contaminar las tardes uruguayas con chismes de baja estofa dando espacio a los espectáculos afectados. Los sponsors publicitarios de las tandas cubrirían esa porción de recaudación que no se consigue, los chicos se quedan en casa a recuperarse o a no arriesgarse a un contagio, y Uruguay recupera el nivel perdido últimamente en una televisión que se llenó de programación chatarra.

El Ministerio de Educación y Cultura debería tomar cartas en el asunto y de paso matar dos pájaros de un tiro. Claro que con la burocracia nuestra, la solución buscada podría llegar tarde en esta ocasión, pero la idea es buscar un sistema que se active cada vez que haya una ocasión similar.

Eso, claro está, si los laboratorios internacionales entienden que hay lugar para otra gripe... ¿se entiende?


el hombre no paraba de estornudar,
el perro miraba a Super Can por la tele