Traductor

miércoles, 19 de enero de 2022

Heber, las cifras y que la inocencia nos valga…

Fuente imagen: Presidencia.gub.uy
Las cifras de denuncias de delitos divulgadas por el Ministerio del Interior generan más dudas que certezas y lejos de aceptarlas como la buena noticia que debiera ser, la opacidad de la información aportada conspira contra ese sentimiento. Es que se han encargado de vender los datos como un producto comercial al que nadie debería cuestionar aceptándolo como bueno, porque ellos lo dicen. Es decir, una noticia como la baja de los delitos podría celebrarse si ese dato se correspondiera con la percepción que tiene la ciudadanía sobre los mismos, pero no se habla de delitos en puridad ya que los datos refieren a DENUNCIAS y con el agravante de contar esta nueva administración con varios antecedentes de dudosa cristalinidad a la hora de generar registros. Cientos y cientos de reclamos inundan las redes a la hora de evaluar estos datos dando cuenta de las dificultades que tienen para denunciar cuando son víctimas de delitos y -la mayoría de las veces- esas dificultades terminan desestimulando la concreción de los registros delictivos. Lejos de estimular y fomentar la denuncia, el sesgo es el contrario, poniendo obstáculos a la accesibilidad que supo tener antes la gente para denunciar un hecho delictivo sin importar la gravedad ni la cuantía del mismo. Porque la consigna antes era la de conocer la realidad para poder cambiarla, a partir de mapas de delitos veraces que permitieran una eficaz operativa policial de prevención y/o respuesta. Hoy, quienes fungen en la cartera más problemática, padecen de amnesia selectiva y lo que antes criticaban forma parte de su argumentación para justificar datos de dudosa confiabilidad. Crisis de confianza que ellos mismos construyeron por década y media, pero que ahora intentan revertir a su favor como si fuera tan fácil… 

domingo, 16 de enero de 2022

Los delitos bajan… en las estadísticas.

Esta columna se escribe a escasos días de que se conozcan los datos estadísticos de delitos correspondientes al año 2021. Un año signado por la pandemia que, con sus altibajos, se verá (suponemos), reflejado claramente en los números. Es que, a partir de julio, con la pandemia en retirada -aunque ahora se ha disparado otra vez- fue notorio ver reflejado el comportamiento criminal en el delito más violento, el homicidio. Claro que no llegará -seguramente- a superar registros anteriores, con lo cual abonarán a su teoría de una gestión que bajó los delitos como ninguna otra. Relato que, además de falso, encubre una maniobra que fue descubierta por el semanario Brecha a partir de un pedido de acceso a la información pública que confirmó un aumento significativo de las muertes dudosas que no se contabilizan ni entran en las estadísticas. Si a ese importantísimo dato le sumamos la orden (encubierta) de no registrar denuncias en el lugar de los hechos (corroborado por cientos y cientos de víctimas que lo denuncian en redes sociales), los números de delitos registrarán una baja significativa que no es real ni mucho menos. Entonces, mientras sigan abonando al relato de una realidad paralela y ficticia, no sólo no se combatirá al problema de fondo de la violencia sino que -por el contrario- esta seguirá impunemente haciendo su trabajo. De ese modo, ocultando la realidad no sólo agravan el problema sino que se exponen a que el mismo siga creciendo y produciendo más víctimas…