Traductor

lunes, 11 de septiembre de 2017

El día después

Pasó el temporal, las ramas esparcidas por las calles dan cuenta del intenso vendaval que tuvo en vilo al país. La alerta naranja rige por ahora y el agua no cesa de caer. No es Irma -el huracán- pero yo le llamaría “Irmita”, unos cuantos escalones más abajo que aquel pero suficiente como para desestabilizar a este pequeño rincón del mundo. Ese temporal pasará y vendrá luego la calma con el Pampero que hará lo suyo para dejar limpio y celeste el cielo oriental. Así fue, también, el Plenario del Frente Amplio, un temporal advertido con alarmas que tuvieron niveles altos como el clima y sin embargo no llegó a ser huracán. Ya quisieron los de afuera que lo hubiera sido, pero no contaban con la impronta frenteamplista, esa que revindica el valor de la ética por encima de cualquier otro interés personal. El principal protagonista de esta historia hizo honor a ese valor renunciando a todo, sin reservarse nada, haciendo lo que muy pocos serían capaz de hacer. El día después queda algo mucho más valioso, el día después quedó la dignidad...