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martes, 25 de octubre de 2022

Capilar presidencialismo

Cuando el envase importa más que su contenido…

Fuente imagen: Cuidate Plus
En mayo de 2014, José Mujica y una delegación oficial, visitó EEUU en una recordada visita de un tupamaro ungido Presidente de la República Oriental del Uruguay, en misión oficial al país del norte. Entre la delegación estaba el fallecido Eduardo Bonomi, quien tuvo un peculiar intercambio con el actual presidente de USA – Joe Biden. En la ocasión, durante la visita a la Casa Blanca, el entonces vicepresidente le observaba con insistencia al punto que Bonomi se sintió algo incómodo, hasta que –traductor mediante- se disipó el origen de aquella singular atención vicepresidencial. “Si yo tuviera su pelo, sería el Presidente de los EEUU”, le tradujo la joven traductora ante un perplejo Bonomi que no daba crédito a semejante confesión. Ese hecho que el propio Bicho relató en más de una ocasión, sintetiza lo que estamos viviendo hoy los uruguayos a raíz de la noticia del implante capilar de nuestro primer mandatario. La imagen, la bendita imagen física, esa que se trivializa a extremos como el referido, hacen parte de una estrategia que podrá dar sus resultados pero que peca de una inmoral frivolidad que debieran atender sus protagonistas. Aquello de “no tiene un pelo de tonto”, ya no rinde en tiempos donde los tontos se pueden implantar pelos y engañar a su público…