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sábado, 21 de noviembre de 2009

Humo(r) blanco

(Publicado en La ONDA digital)


El pasado martes 17 del mes en curso, durante una entrevista concedida al Canal 4 y su noticiero Telebuendía, la fórmula nacionalista dio muestra del clima enrarecido que campea por su entorno. Al ser interrogados por el periodista Daniel Castro acerca de un muy comentado spot televisivo –con mensaje lacrimógeno incluido- tuvo como respuesta la iracundia de quienes no toleran cuestionamiento alguno.

El punto pasa entonces por aceptar la crítica y la libertad de prensa en forma plena, ó prestarse al circo mediático que acostumbraron siempre los dueños del poder. Era hora que de una buena vez los periodistas hicieran las preguntas de las que los televidentes queríamos conocer sus respuestas. El referido corte publicitario del publicista argentino Argulla- que dejara en ridículo a quienes compraron dicha pauta- fue objeto de análisis y crítica.

Por más que hicieron el intento de convencer argumentando que lo importante era el mensaje, olvidaron una parte sustancial de toda correspondencia, olvidaron al mensajero. En este caso, el mensajero no fue creíble ni mucho menos. Una puesta en escena con actores argentinos, burdamente reiterados en dos pautas para públicos distintos, dejó caer un aluvión de críticas que echaron por tierra cualquier intención publicitaria del mismo.

Si uno va al cine a ver una película interpretada por actores, pretende que éstos le vendan la ilusión de la ficción que protagonizan. Intentan ser creíbles, más allá de toda otra idea y durante el lapso que dure la ficción la consumimos como real, aún a sabiendas de no serlo. Un mensaje político, enunciado por un candidato a Presidente de la República –con todo lo que ello implica- es una invitación a convencernos sobre la intención cierta de su mensaje. Ya no es una ficción, (por lo menos no debería serlo), pues con la decisión que intenta provocar en cada uno, van cinco años de nuestras vidas como ciudadanos de un país. Y no es menor la circunstancia de ceder la responsabilidad de gobernarnos durante ese tiempo a quien se nos ofrece a través de una herramienta comunicacional como la referida.

Nunca más acertada la afirmación del periodista cuando pregunta si no es una publicidad engañosa un spot donde las personas que aparecen allí son, ya no actores, sino extranjeros que jamás escucharon la emocionada proclama que producía. La emoción de sus expresiones, era falsa, jamás escucharon la misma. Y encima, las mismas caras y expresiones, se reiteran en otro spot previamente producido para la campaña electoral del empresario argentino De Narváez.

Si fueron sorprendidos en su buena fe –cosa probable- su ingenuidad es tal que no merecen disputar responsabilidades de gobierno. Si, por el contrario, conocían el producto, la subestimación que hicieron de la ciudadanía dejó expuesta –una vez más- la manipulación de la que son capaces, y de la que el caso Feldman intentó ser parte hace tan solo pocos días.

Un punto cierto es que están en todo su derecho de comprar el producto que quieran y presentarlo como lo quieran presentar.

Tan cierto como el derecho que tenemos todos de no aceptar mentiras maquilladas cada cinco años.

Justo ahora, que nos acostumbramos a pasar raya y disfrutar las promesas cumplidas.



el hombre de pelo blanco se sacaba el micrófono enojado,
el perro supo allí que venía la tanda...

jueves, 19 de noviembre de 2009

El himno más “bessioso”


Uruguay consiguió finalmente el pasaje a Sudáfrica 2010, y si bien para uno -que ya lo vivió antes- es una alegría grande, para la gurisada, que sufrió como nunca el proceso de esta eliminatoria, es una ocasión de ver a la celeste por primera vez disputando una Copa del Mundo.

Como era de esperarse, casi terminamos siendo punto cuando todos nos sentíamos banca. Eso porque nada se nos da fácilmente a los uruguayos y esta no sería la excepción ni mucho menos.

Fueron 90 minutos de tensión acumulada que solo se aplacaron un poco cuando el cabezazo del Loco Abreu abrió el marcador y con ello una efímera alegría, que duró tan solo 4 minutos, pues con el empate tuvimos el corazón en la boca hasta el final; y la eliminación, a solo un gol del visitante.

Pero el condimento a tan angustioso espectáculo lo dio la maravillosa, (al gusto del suscrito), interpretación del Himno Nacional que hiciera el Zurdo Bessio. Dueño de una portentosa voz, nos erizó la piel al escuchar la novedosa versión en clave de murga de nuestro principal canto oriental. Tal fue el impacto que hoy se habla de este suceso casi o más que del propio resultado que nos colocó en un mundial nuevamente. El Uruguay está dividido prácticamente entre quienes admiran la versión y quienes se indignaron con la misma, aflorando el gris autóctono que identifica a nuestra idiosincrasia más pura. No nos permitimos siquiera pintar de colores nuestras vidas y nuestros valores, en una suerte de renuncia anticipada a ser y vivir únicamente como nos inventaron un día sin posibilidad de cambio alguno.

Hoy se escuchan voces de uruguayos ofendidos por la “afrenta” de interpretar el himno en son de murga, sin reconocer la unción con que fue realizada ni la virtud de ofrecer una alternativa distinta que trasmita alegría al mismo tiempo que sacrosanta orientalidad.

¿Por qué siempre vemos el vaso medio vacío? Antes de criticar la interpretación, debiéramos entender formas alternas y aggiornadas de llegar al sentimiento de una población que –reconozcamos- no es muy afecta a cultivar su nacionalismo. Entonces, ¿no es buena señal estas interpretaciones que acercan los símbolos a la gente? ¿Acaso la seriedad y respeto que tuvo la misma no es suficiente para valorar el esfuerzo y el producto final?

Se podrá decir que la oportunidad fue un error –con cierta dosis de imprevisión por parte de la organización- no ya por la interpretación sino por la extensión que tuvo. Ambos planteles venían del calentamiento previo y los minutos pasaban, enfriando a los jugadores junto con la acumulación de adrenalina que la circunstancia generaba. El combinado costarricense desarmó la formación en medio de la interpretación, en una muestra de hartazgo e irrespeto hacia el anfitrión. La cara y gestualidad de Luis Suárez tampoco le fue en zaga, así como el resto de un plantel celeste que coincidía con el visitante en que fue extenso.

Tres pesos aparte para ese aspecto. El punto es que el Himno Nacional Uruguayo entonado por el Zurdo Bessio en clave de murga, fue una excelente muestra de lo que es capaz de hacer un pueblo que quiere reivindicar sus símbolos con respeto, dando su mejor esfuerzo al demostrarlo. En Argentina hace un tiempo tuvo similar repercusión la versión rockera de Charly García de su himno; aunque claro está que los argentinos nos aventajan a la hora de demostrar su patriotismo.

Por lo menos, apreciemos el intento de sacarnos de encima esa mochila pesada y de color gris que nos pusieron siempre, al punto de asumirnos como tipos tristes y aburridos. Las nuevas generaciones vienen acompañadas de altas dosis de alegría. Y la alegría se defiende también respetando nuestros símbolos más sagrados, aunque los entonemos en son de murga…

la piel del hombre se erizó por el canto,
el perro escuchaba envuelto en la bandera…

martes, 17 de noviembre de 2009

Igualito no es lo mismo, pero...














¿Había necesidad?

Los spots de campaña para esta segunda vuelta electoral marcan un cambio sustancial de contenidos. Ahora se apela a la bandera nacional como símbolo aglutinante que traspasa los partidos como si con ello sólo bastara para disfrazar una realidad que rompe los ojos: siguen siendo los mismos, por más que quieran trasmitir otra cosa.

Lo inconcebible y que supera toda lógica –por lo menos la que nos acompaña desde qu e somos imputables- es conocer lo que es noticia por estos días sobre los spots del líder nacionalista. Fiel a un estilo y concepción ideológica que ya expusiera y aplicara durante su mandato, prefieren comprarlo hecho a fabricarlo con mano de obra uruguaya. En efecto, la mano argentina que dirige la campaña publicitaria -¿adónde quedó el Jefe de Campaña de cachetes rosados?- dejó entrever su impronta no solo con el estilo artístico que fuera aplicado allende el Plata para la campaña del empresario Francisco De Narváez, (aquel de “yo tengo un plan”), sino con segmentos enteramente producidos para dicha campaña con actores argentinos que reiteran su imagen en el spot “uruguayo” (¿?).

¿La industria nacional? Bien, gracias. Justo en tiempos de excelentes producciones artísticas con un innegable crecimiento en la materia, se opta por importar no solo una idea de campaña sino un producto hecho con gente de otro país. Pareciera ser que no hay miradas uruguayas que puedan emocionarse con lágrimas de candidato. Por lo menos, por ese lado, mantenemos enhiesta la dignidad oriental y no pasamos por incautos que todo lo compramos. No encontraron – a estar por el resultado- quienes pudieran expresar sentimientos similares a partir de un discurso tribunero que no despierta la emoción pretendida.

Es que no se puede ocultar el sol con la mano, y precisamente la mano se vio durante el período de gobierno del Dr. Lacalle, durante el cual no hubo reconversión industrial y la constante fue la apuesta a ser plaza financiera (con el resultado harto conocido) mientras se iban cerrando industrias prefiriendo comprar afuera lo que el país no producía adentro. Olvidando que ello implicaba más desempleo y el cierre de fuentes de producción que tardarían mucho tiempo en volver a ser opción posible. Una de las más emblemáticas fue FUNSA, por citar un ejemplo que nos devuelva la memoria a los uruguayos por estos días.

Entonces –y volviendo al tema de los spots de campaña- el mensaje es fuerte y claro en este caso donde se aprecia el sentir de quien maneja verdaderamente los hilos de la campaña, el propio candidato nacionalista. Solo así es posible explicar un contrasentido tan evidente y grotesco que deja en claro la preferencia de quien aspira a ser nuevamente quien dirija los destinos de los uruguayos. Lejos está de su discurso cuando por un lado expresa ser la continuidad de este gobierno –aunque Ud. no lo crea- si de pique atentan contra la mano de obra nacional usando actores argentinos para un video de campaña con mensaje político.

En suma que, develado este nuevo “horror” mediático, no quedan dudas sobre quién es quién a la hora de elegir un Presidente para los uruguayos.

Uruguayos que no somos tontos y ya no compramos espejitos de colores.




el hombre encontraba actores repetidos,
el perro sabía que él, era único...