Traductor

viernes, 26 de abril de 2019

Gatillo presunto

Que pidan la renuncia de Bonomi ya no es novedad, lo hicieron desde que asumió el cargo prácticamente, luego de romper el acuerdo multipartidario al que se había llegado durante el gobierno de Pepe Mujica y al que el Ministro cumplió en su totalidad aún después de roto aquel consenso de todos los partidos con representación parlamentaria. Apuntaron siempre contra él, incluso cuando las cifras de delitos venían revirtiendo su incremento tras la irrupción del PADO, hasta que llegó Noviembre de 2017 y aquel terreno ganado a la delincuencia se perdió rápidamente. Nunca creen en las cifras del Ministerio del Interior, salvo cuando estas dan mal, allí las usan hasta el hartazgo para denostar la gestión de quien hizo una profunda transformación en la cartera más expuesta y difícil de gestionar sin dudas. En el último año de gestión no dejarían escapar la ocasión para volver a insistir con la pregunta sobre su renuncia. No lo conocen al Bicho, hombre que no rehúye ningún desafío y si no se fue cuando las cifras le daban muy bien, menos lo hará cuando hay que revertirlas a como dé lugar. En eso estuvo, explicando en Comisión de Seguridad y Convivencia del Senado, cuando el Senador convocante intentó fundamentar un proyecto de ley de su partido con un ejemplo que lo dejó muy mal parado. Fue peor la enmienda que el soneto y el gatillo fácil quedó sobrevolando aquella Sala de Ministros al punto que la convocatoria casi que terminó allí mismo y el otro convocado – Soc. Gustavo Leal- quedó para otra oportunidad.