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miércoles, 29 de marzo de 2017

Piquetes eran los de Martín...

Me crié viéndolos arriba de un ring imaginando los colores desde viejas pantallas en blanco y negro. Los matices cromáticos llegarían luego en las figuritas de los álbumes y en el disco que supe recibir de los Reyes Magos aquel 6 de enero de hace una punta de años… Era la troupe de luchadores del “Campeón del Mundo” como lo presentaban al gran Martín Karadagián, quien entre sus artimañas de lucha tenía el “piquete de ojos” como una de sus principales armas a las que contrarrestaba -cuando lo recibía- con la palma de su mano entre sus ojos para impedir que los dedos del contrario llegaran a lastimarle. Luchas que eran “tongo”, una palabra que mi padre me afirmaba y yo no entendía ni creía, asumiendo que aquellas luchas eran reales y verdaderas. Hoy se habla de otros piquetes, aunque tan argentinos como aquel, que lejos de ser una práctica habitual en nuestro país se producen con una alternancia muy menor a la que le atribuyen. Sufrimos las consecuencias de los mismos durante todo el primer gobierno del FA, y significó la pérdida de cientos de puestos de trabajo por obra y gracia de unos pocos que cortaron puentes. Uruguay hace muchos años que no permite los cortes de ruta, los piquetes no son patrimonio oriental ni mucho menos; tampoco una extensión del derecho de huelga. Los piquetes que corten rutas o caminos nacionales no parecen ser la mejor manera de defender una fuente laboral, basta recordar aquellos cortes de puentes...