Traductor

lunes, 26 de septiembre de 2016

Tiene carpa y payasos... ¡¡es un circo!!

Hay un Director en el medio que presenta cada número y cada número amenaza ser mejor que el otro. Se suceden uno a uno, en un ritmo que parece el adecuado para entretener (un rato nada más) a los espectadores que, de tales, tienen todo menos la espectativa. Es que los números son conocidos, están repetidos al punto de haber sido parte de otras tiendas (mayores o menores, pero tiendas al fin), para recalar en este otro nuevo circo que promete más de lo mismo. El Director se mueve como un gerente, administra los recursos, compra a sus artistas, hace del equilibrio una disciplina inútil que cede ante el poder que le da el dinero. El hombrecito se esfuerza por concentrar la atención del público pero la misma es efímera y dura lo que dura el anuncio, ese que termina siendo el acto anunciado. Una extraña sensación de autobombo invade la arena central de aquella carpa y el apagado aplauso se diluye rápidamente, como si fuera una tanda comercial. “Esto es el circo hijo”, intenta explicar un padre a un hijo que no levanta la vista y sigue cazando pokemones...