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lunes, 1 de noviembre de 2021

Adiós a los datos


La opacidad y el secretismo parecen ser la lógica impuesta por el ministro Heber y su equipo en lo que a datos sobre seguridad refiere. A pesar que –discursivamente- digan otra cosa, en los hechos terminan confirmando una comunicación alejada de toda transparencia. No comunican las fugas de cárceles, por ejemplo, en una extraña estrategia que suma más dudas que certezas a la ya cuestionada gestión penitenciaria, que va camino al récord de muertes bajo custodia. En lo que a datos de denuncias de delitos, la estrategia no es muy diferente y linda con la improvisación, a pesar de los esfuerzos por argumentar que son los mismos funcionarios de la administración frenteamplista, los encargados de procesar los números. Algo que no aporta al fondo del asunto, porque podrán ser los mismos pero si a esos mismos les llega fragmentada la información a procesar, los datos finales serán de inferior calidad a la hora de representar –lo más aproximado posible- la realidad de la seguridad. Hoy se recurre al “olfato policial”, al apelar a viejos cuadros que asumieron roles de dirección con viejas recetas y desconociendo las nuevas tecnologías de la Policía Nacional. Así estamos, a la deriva en cuanto a tener información de calidad que sirva para implementar una operativa policial que dé respuesta eficaz a una delincuencia que muta constantemente y para la cual, no alcanza llenar la prensa con falsas promesas que terminarán chocándose con la dura realidad que viven los vecinos en cualquier barrio del país…