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martes, 8 de septiembre de 2015

Tabaré escucha

El Gobierno decidió abandonar las negociaciones por el TISA siguiendo la recomendación del Plenario del Frente Amplio. Una consulta que no fue un mero gesto de cortesía por parte del Presidente Vázquez. Un mandatario que -siguiendo la tónica de los líderes progresistas uruguayos- no solo tiene responsabilidad política sino, también, memoria. Un  Presidente que sabe escuchar a quien lo puso en el sillón presidencial y que gobierna junto a su base social, mal que les pese incluso a quienes aún dentro del FA afirman lo contrario. Basta repasar los resultados electorales para saber dónde están las mayorías  que permiten al Frente Amplio sumar un tercer gobierno consecutivo. Pero como no solo de votos se trata, hizo bien Tabaré en realizar la consulta y actuar en consecuencia.

Uruguay se perdía el tren

En verdad que Tabaré debe estar agradecido -por la resolución que tomó- tras escuchar a los principales líderes de la oposición criticarlo abiertamente por su decisión de abandonar las negociaciones. Porque en caso contrario lo abrumaría el pensamiento de contar con todo ese apoyo y no con el de quienes lo encaramaron por segunda vez en el sitial más alto de la política uruguaya. 

Rápidamente -a la velocidad de un tweet- salieron a pegarle a Tabaré, hasta con el tupé de afirmar que “no manda”. Claro que el comentario hay que sopesarlo como de quien lo emite, alguien que no logra entender que se llegó por tercera vez consecutiva a ser Gobierno gracias a que se escucha a la gente que le otorgó ese privilegio y se gobierna en consecuencia.

No lo entienden, no logran descifrar el enigma de la democracia y su representatividad. Entienden el proceso democrático como un mero trámite que habilita a quien lo gane a hacer lo que quiera sin reparar en el interés de quienes lo llevan a ese lugar. Gobernar de espaldas al soberano no va con la idiosincracia frenteamplista y -cursando el tercer mandato consecutivo- debieran haberlo aprendido quienes hacen oposición. Máxime si pretenden dejar de serlo para llegar a ser gobierno en el futuro. 

Porque ya no es casualidad que en Uruguay se ejerza orgullosamente el poder a favor de la gente y no en contra de esta. Porque no es torcerle el brazo a un Presidente ni mucho menos el hacer sentir su voz cuando no se comparte una decisión, y menos es una cuestión de debilidad que el Presidente escuche y oriente su mandato conforme a lo que le expresa la voz del pueblo que lo llevó al poder. No hay debilidad, hay grandeza, hay liderazgo.

Los detractores de la decisión tomada por un órgano de dirección partidaria, no logran comprender una manera de gobernar que hace parte a la realidad de un estilo progresista de gobierno. La historia hay que contarla entera y no por partes.

Uruguay evitó un TLC con EEUU en el primer mandato de Tabaré, y se oyeron las mismas argumentaciones que hoy se escuchan. “Uruguay perdía un tren...” un tren que luego se llevó a muchos países con la crisis norteamericana mientras este rincón al sur, la sorteó con éxito, creciendo en su economía. Ahora se oyen nuevamente esos cantos de sirena pretendiendo un ingreso a un marco internacional de servicios de los que “Uruguay no puede quedar afuera”, como definen quienes pujan por el mismo. Un Uruguay que supo ser cuna de servicios financieros para capitales golondrinas que se llevaron nuestro dinero y muchas vidas uruguayas en la peor crisis que registra nuestra historia. Entonces, ¿de qué están hablando? ¿De volver a esos tiempos de ser cuna de capitales extranjeros que no invertían nada en nuestro país y al primer estornudo escapaban sin más? ¿Volver a la compra de carteras incobrables? ¿Esos son los servicios que nos vamos a perder?

Uruguay conservó sus empresas públicas, creció en su economía y sorteó varias crisis mundiales sin que el viento a favor fuera el único argumento para ello. Hubieron y hay objetivos claros de una economía que apostó a multiplicar sus mercados y no quedarse con unos pocos. Hubo un mercado interno donde la clase trabajadora fue el motor y los consejos de salario, el instrumento que dio mayor poder adquisitivo a los trabajadores.

En la decisión tomada pesaron otras decisiones. La decisión de dejar fuera de ese marco de negociación a nuestros principales socios comerciales (China, Brasil, Argentina), fue una de ellas. Entonces, hay mucho más que un simple capricho de frenteamplistas.

Y si algo hubo fue discusión. El Plenario del FA se tomó su tiempo para estudiar el punto, casi al mismo momento que se fueron sumando razones para abandonar un camino cuyo destino se presagiaba como inconveniente para el país.

Se podrá estar de acuerdo o no, pero nadie puede sostener que la decisión que tomó el Presidente haya sido una demostración de debilidad en su mando o de fractura de su fuerza política. Un Presidente que escucha y actúa contemplando esa opinión que él mismo solicitó, habla a las claras de un estadista de altura, que ve mucho más allá de lo que no logran atisbar siquiera quienes hoy lo critican.

Tabaré escucha, y eso les duele a muchos. Por algo será...




el hombre pidió opinión,
 el perro ladró la suya tranquilo...

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