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lunes, 6 de febrero de 2023

Astesiano… Astesiano… ¿quién es Astesiano?

Fuente imagen: FocoUy
El capítulo del ex Jefe de Seguridad Presidencial no se termina sino que, por el contrario, se multiplica con la aparición de nuevas evidencias, a cuál de ellas más grave. Sin embargo, de parte del gobierno se hace un silencio cómplice que no hace otra cosa que confirmar la veracidad de lo expresado por “el Fibra” en los chats filtrados a los que se le suman ahora, audios que contextualizan y confirman lo escrito. La amnesia oficial parece ser la consigna impuesta desde la Torre Ejecutiva ante el cúmulo de probanzas que se hacen públicas gracias a una investigación periodística que filtró información de la que nunca nos hubiéramos enterado, seguramente. Lo cierto es que aquel “perejil” que decían era Astesiano, ni era tan perejil ni hacía las cosas por su sola voluntad muchas veces…

El “1” 

Las referencias al Presidente eran recurrentes en los chats divulgados y se confirman en los audios que empiezan a conocerse por estas horas. Y si no es él, es alguien del entorno más cercano a aquel. Esa es la constante en el accionar de un funcionario al que le otorgaron pase libre para hacer y deshacer a su antojo, usando el aparato del Estado para fines que excedían su función y todo marco legal posible.

A nadie escapa entender que, por más Jefe de la seguridad presidencial que fuera, tener acceso libre y sin control de ningún tipo sobre infraestructura destinada a la seguridad pública debía tener algún control o restricción, sin embargo, la usó para indagar a opositores políticos, dirigentes sociales, y también a profesores y estudiantes.

Esas acciones dan cuenta del descontrol que abunda en las más altas esferas del Poder Ejecutivo, donde, desde el Ministro del Interior para abajo, nadie evitó que Astesiano tuviera acceso irrestricto al circuito de videovigilancia, por ejemplo. Acceso que manejó de forma ilegal con pleno conocimiento de altas autoridades como el mismo Secretario Privado del Presidente de la República, Nicolás Martínez, por ejemplo.

Los audios difundidos recientemente  no son otra cosa que la confirmación de lo que ya se sabía desde la difusión de los chats, sólo que al ponerle voz resultan de una contundencia probatoria tal que no pueden ignorarse, por más que lo intenten.

“El Fibra” hizo uso y abuso de su posición de poder, un lugar en el que fue legitimado desde el inicio con la más amplia libertad de movimiento al punto que lo que pedía era una orden… siempre invocando al “1”, por supuesto.

Y si nos remontamos a la primera reacción del Presidente tras la detención de su Jefe de Seguridad, podemos concluir que gozaba de su absoluta confianza porque “le había confiado lo más preciado” que era la seguridad de su familia, según él mismo expresó en conferencia de prensa.

Hoy se hace silencio cómplice, pues “el que calla, otorga”, y ese parece ser el golpe del que no se puede reponer un gobierno que está aturdido por la tremenda y grave repercusión que ha tomado el tema de su “intachable” custodio personal.

Por si faltaban méritos para este escándalo, a los espionajes a los senadores Bergara y Carrera, se le suma la pesquisa al Presidente del PIT-CNT, tras su incidente al chocar su vehículo y resultar positivo en la espirometría. Caso que no terminan allí pues hoy se conocen otras acciones ilegales de intervención de teléfonos de profesores y estudiantes que aventuran aumentar mucho más el nivel de escándalo que ya padece esta gestión.

¿Por sí o por orden de otro?

La gran duda que se instaló con el caso es saber si Astesiano actuaba por motivación personal o por orden superior. Algo que –seguramente- sea el salvoconducto que guarde celosamente el involucrado. Alguien que seguramente use esa información para protegerse o como moneda de cambio que le permita reducir su responsabilidad penal en algún acuerdo con la Fiscalía. 

Esa duda es la que ocupa gran parte de la opinión pública que no se explica cómo pudo, alguien con sus antecedentes, ocupar un lugar de tamaña responsabilidad. Mucho menos se entiende –ya sin espacio a dudas- que el Presidente siga alegando desconocimiento sobre el historial de su Jefe de Seguridad.

Asimismo, si los chats eran comprometedores al punto de generar la renuncia del número dos de la Policía Nacional; los audios son tanto o más contundentes pues agregan la voz de los protagonistas sin espacio para la duda. Pruebas que delatan la omisión –por lo menos- de quienes informados de los actos que llevaba adelante Astesiano, no repararon nunca en advertir la ilegalidad de los mismos. Algo que los compromete en términos de responsabilidad al no corregir procedimientos liderados nada menos que por el Jefe de la Seguridad del Presidente de la República.

En definitiva, por más que intenten silenciarlo, el caso está en agenda y todo indica que no bajará de cartel por mucho tiempo. 

El mismo tiempo que seguirá sonando el nombre de Astesiano, alguien que supo ser Jefe de la Seguridad Presidencial y dueño de una llave maestra que le otorgó un súper poder que no supo administrar ni -mucho menos- usar dentro del marco que otorga la Ley.


el hombre hacía memoria,
el perro gruñía un recordatorio…







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