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lunes, 19 de diciembre de 2022

Cuando la mentira es la verdad


¿Quién podía imaginar que la canción de Divididos se hiciera carne en un forma de gestionar los destinos del país? Porque más allá de promesas incumplidas -que aunque no debieran hacen parte de la idiosincrasia política tradicional- ni el más arriesgado de los mortales pudo imaginarse un escenario como el actual donde la mentira se haya institucionalizado como la verdad para un Gobierno que la incorporó a su discurso sin que se le mueva un pelo (sin alusión a la alopecia presidencial). Es tal el nivel de cinismo que aplican que asombra y los hace dignos de la estatuilla dorada. No hay crédito ya para un Poder Ejecutivo que hace agua por varios flancos a raíz de los impactos que los casos Marset y Astesiano le han infringido, y a los que no han podido eludir ni disimular por más humo que han intentado promover. La mentira es la constante para sostener un relato que muy pocos creen; una crónica que empezó a cobrarse un alto precio en la devaluada imagen de un Presidente que ya no domina las entrevistas y queda cada vez más expuesto a un triste papel de capitán de un barco que empieza a escorarse rápidamente. La imagen de Pinocho asociada a la figura de Lacalle Pou es una constante que seguramente pasará a la historia para representar una gestión donde la mentira fue la verdad…

Pa' comerlo

Quizás el más llamativo y reciente sea el caso de los 454 kg de pescado congelado que recibiera como "regalo" de los Emiratos Árabes Unidos. Un envío a nombre de su ex Jefe de Seguridad -Astesiano- que tenía como dirección de destino la residencia presidencial de Suárez y Reyes. Si el embarque llamó la atención, la contestación del Presidente resultó mucho más extraña y desnudó otra de las varias mentiras que se han revelado en los últimos tiempos. 

Ni el destino fue para consumo presidencial - terminaron donándose a comedores- ni tampoco se explicó bien la razón de mantener dicho producto durante más de 7 meses en la cámara frigorífica de un empresario cárnico que luego terminaría siendo vinculado con el beneficio de una liberación de importación de pollos. Muchas aristas que presenta un tema tan extraño como inexplicable, que termina generando demasiadas suspicacias en un gobierno donde la credibilidad se pierde a pasos agigantados.

Atrás en el tiempo quedaron las conferencias de prensa donde el Presidente se desenvolvía muy bien subido al impulso de una pandemia que le permitió acumular puntos durante la acostumbrada luna de miel del primer año de mandato. Por supuesto que nunca se puso el foco en la tremenda infraestructura heredada de un Sistema Nacional Integrado de Salud que permitió el manejo de la pandemia con el éxito que se tuvo, a pesar de las inexplicables demoras en la adquisición de las vacunas o del -también- inexplicable rechazo de las Pfizer vía email que se cortó destituyendo al mensajero del MSP.

Aquellos tiempos donde el primer mandatario hacía uso y abuso del recurso dejaron lugar a estos tiempos donde sale a la defensiva, de forma improvisada muchas veces y donde a pesar de la tímida prensa nacional -salvo honrosas excepciones- que no lo expone a preguntas complicadas, se ha visto envuelto en posiciones incómodas que no ha sabido responder o directamente ha mantenido  a la mentira como norma.

Ustedes me conocen… (¿?)

Apela a ese latiguillo aunque sin éxito, porque no es verdad.  Presidente, nadie le conoce, por lo menos en el sentido que Ud pretende. Porque de lo contrario no sería necesario preguntarle nada, bastaría con imaginarnos las respuestas sin necesidad de recurrir a ningún intermediario. Y es por eso precisamente, porque no lo conocemos que hay que preguntarle y Ud debe responder con la verdad, aunque le duela.

No es cierto que el Gobierno no miente. El Gobierno, o algunos de sus representantes, miente, mintió al Parlamento y siguen mintiendo sin que se les mueva un pelo. Lo cual demuestra que tienen un nivel de cinismo escandaloso.

Mintieron los ministros Heber y Bustillo cuando fueron interpelados por el caso Marset, pues a sabiendas de quién era el protagonista siguieron el camino de la defensa del narcotraficante preso para habilitarle la expedición de un pasaporte que permitió su liberación y hoy sea un prófugo de la justicia internacional. Con el agravante de seguir muy activo, como lo demuestran las últimas incautaciones, tan promocionadas, vinculadas al clan Marset, según informes de prensa.

Mintieron cuando dijeron que Astesiano no era su Jefe de Seguridad, y se lo pretendió exponer como un simple custodio. Mintieron cuando dijeron desconocer los antecedentes, mintieron cuando ya era demasiado tarde para esconder tanta mentira. 

Mintierón cuando dijeron entregar voluntariamente un celular y que no se pusieron condiciones; mintieron cuando dijeron que fue Presidencia, luego que fue Inteligencia y finalmente el propio Presidente dijo que fue él quien llamó al Fiscal de Corte para dejar fuera sus chats con Astesiano. Son muchos los interlocutores y no hay unidad de discurso, porque sencillamente se miente en lugar de decir la verdad que es -siempre- una sola.

De no ser por el trabajo periodístico no nos hubiéramos enterado nunca de las implicancias del ex Jefe de Seguridad Presidencial en una red de tráfico de influencias que ya hizo caer al número 2 de la Policía Nacional, y seguramente haga caer alguno más. 

De no ser por una ley votada durante la gestión frenteamplista, tampoco se habrían podido desmantelar otras de las mentiras que han hecho parte de este juego de la mosqueta en el que se ha entreverado el Gobierno, y donde la subsecretaria de RREE, parece no estar dispuesta a caer en solitario, a pesar que mintió descaradamente en el Parlamento.

Pero si Ache mintió, también le caben responsabilidades a Maciel y por transición a Heber y Bustillo, pues según un documento que acompañó aquella en ocasión de reunirse con la bancada de su sector Ciudadanos "al momento de la interpelación del 22 de agosto de 2022, casi diez (10) meses después de ese intercambio de mensajes vía WhatsApp, ya todos los jerarcas, tenían pleno conocimiento de la totalidad de las comunicaciones y su contenido", según escribió.

Las mentiras siguen al firme, y no parecen admitir otra opción que las sustituya. Por el contrario, todo indica que seguirán aferrados a un libreto que los equipara a la orquesta del Titanic que seguía tocando mientras el barco se hundía.

La mentira por más que se repita mil veces y a pesar del esfuerzo que pongan, seguirá siendo mentira. 

Por ese camino, el Gobierno y, particularmente, el Presidente, están hipotecando la carta de presentación más valiosa que tiene un político: la credibilidad. 

No solo no lo conocemos al Presidente, sino que cada vez que intenta justificar lo injustificable queda en la incómoda posición del mentiroso. Un recurso del que no se puede abusar a riesgo de que le pase como a aquel pastorcito que de tanto mentir nadie le creyó cuando de verdad venía el lobo por sus ovejas.

Aún así, y a pesar de los riesgos,  siempre tiene la posibilidad de apelar al recurso de Divididos y decir que la mentira es la verdad… 

Eso sí, teniendo cuidado con la tosca, claro.

el hombre hacía pogo,
el perro latía con Montevideo…

 

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