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viernes, 28 de julio de 2017

Que siga la crisis!!!

“Finalizó MasterChef, pero vieron que además de que ganó Nilson, el policía de Florida, en el primer semestre de 2017 el turismo creció 25%, las exportaciones de carne crecieron un 15%, las ventas de 0km crecieron 31%, respecto del mismo período del año pasado?
Vieron que tenemos la inflación más baja de los últimos 12 años, que el salario real no para de crecer y es el más alto de los últimos 40 años; vieron que en vacaciones de julio los vuelos al exterior estaban agotados, vieron que este mes bajó el desempleo?
Será la crisis de la que habla la derecha?
Vieron que la oposición criolla -que aplaudió a rabiar el triunfo de Macri y la usurpación de Temer- hoy no dice nada? Será porque hoy nuestros vecinos se caen a pedazos y nosotros seguimos creciendo?
Vieron que desde que asumió Macri hay mil despidos por día, 1.2 millones de pobres más y hoy 6 de cada 10 niños viven en la pobreza?
Vieron que Temer extendió la jornada laboral a 12 horas, eliminó el pago de horas extras, los laudos por sector de actividad y la negociación colectiva?
Bueno, si no lo vieron, miren bien, porque eso es lo que ofrece la derecha a partir de 2019...” (mensaje viralizado por las redes sociales, escrito por Pablo Urreta de San José)

Relato y pico

En medio del affaire Sendic y los rumores acerca de su renuncia, en una especie de alocada carrera por tener la primicia, hay temas que pasan -o intentan que pasen- desapercibidos para la población pero a los cuales es necesario recordar porque hacen a la esencia misma de lo que nos jugamos los uruguayos: el futuro.

Y es así pues sin desconocer la importancia de la ética que debe acompañar la gestión pública, la exacerbada mediatización del caso Sendic puede interpretarse como un intento por ocultar logros de un gobierno que viene cumpliendo sus promesas electorales en beneficio de quienes le dieron el voto de confianza. 

Como dijera Kesman “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”, así que a Sendic lo que le corresponda según lo que determinen los organismos de conducta y jurisdiccionales que tratan su caso, en los tiempos que estos se determinen, sin linchamientos previos ni presiones de ningún tipo. Porque también el tratamiento que ha tenido el caso -más allá de la investidura que ostenta- constituye un elemento de desigualdad que no puede admitirse. 

Al vicepresidente le corresponden las mismas garantías que al más humilde de los uruguayos, por aquello de que todos somos iguales ante la ley, por lo tanto, que la Justicia y los organismos de conducta brinden sus veredictos sin presiones de ningún tipo es lo que merece Sendic y cualquier uruguayo, porque eso se llama igualdad.

La crisis… ¿qué crisis?

Ahora bien, los números de este Uruguay de hoy son irreprochables para concluir que la crisis de la que se habla será la de valores (que vaya si hemos perdido terreno en ese aspecto), porque la economía lejos está de escenarios como los vividos antes de la llegada del Frente Amplio al Gobierno.

Porque así como nos critican cuando se hace ejercicio de memoria y se habla de la herencia maldita -que fue heredada y fue maldita- también es bueno que dejen de hablar de vientos de cola porque si algo se terminó hace mucho tiempo fue ese viento (por lo menos el que estaba a favor porque ahora lo tenemos de frente y está siendo soportado con éxito).

Mientras nuestros vecinos atraviesan difíciles encrucijadas políticas y económicas (Argentina con aumento descontrolado de la pobreza, Brasil con medidas impopulares como la extensión de la jornada laboral), Uruguay avanza en su agenda de derechos y es objeto de admiración mundial en la lucha -inteligente- contra el narcotráfico (ley de regulación del cannabis).

Pero para aportar algún dato en esta columna, voy a referirme a datos que no se incluyeron (por lo menos con precisión estadística) en el mensaje viralizado de referencia. 

Por ejemplo, la cantidad de extranjeros que eligen nuestro país para residir de forma permanente. Una cifra que ha venido incrementándose en los últimos años y que llega a más de 8.500 personas desde el año 2013 (según datos de la Dirección Nacional de Migración). Si bien la lista la encabezan los dominicanos -en busca de oportunidades laborales en su gran mayoría- le siguen argentinos, brasileños, españoles, cubanos y estadounidenses, como los grupos mayoritarios que han elegido a Uruguay para radicarse. Y, seguramente, esos colectivos no eligen como destino para vivir a un país en crisis sino todo lo contrario. Algunos lo harán por razones de desarrollo personal y buscando oportunidades que su país de origen no les da y otros buscando la pacífica convivencia que no tienen en su tierra y que reconocen en la nuestra, a pesar de los diagnósticos apocalípticos de algunos paisanos no tan gauchos.

En otro orden, los uruguayos han mejorado su calidad de vida y eso es innegable. Basta recorrer locales gastronómicos para comprobar que es difícil encontrar lugar en muchos de ellos. O apreciar los shoppings para observar que el uruguayo medio ha copado esos espacios y dinamizado el mercado interno a partir de una recuperación de sus ingresos que es imposible negar o discutir, por más esfuerzo que le pongan.

Al exterior… de visita

Parece tan lejana ya la crisis del 2003 en la que por día se nos iban 100 gurises por el Aeropuerto de Carrasco que hablar del flujo turístico uruguayo en lugar del migratorio parece fuera de todo contexto. Es que la realidad es otra diametralmente distinta, sin dejar de reconocer que nos falta mucho por hacer y lograr, ¡vaya si ha cambiado el panorama!

La estabilidad económica – más allá de los ruidos que hoy se escuchen – no deja de ser un diferencial de los gobiernos del FA a los que no han podido torcer el rumbo ni los peores pronósticos esgrimidos por quienes se niegan a reconocer el éxito del manejo macroeconómico.

Desde el 2005 a la fecha, el gasto de los uruguayos que viajan al exterior se ha multiplicado por cinco, y si bien registra una merma al cierre del 2016, la referencia es con el año inmediato anterior pero sustancialmente alta respecto al 2005 en que se fue consolidando la recuperación económica del país y recuperando el poder adquisitivo de los uruguayos (de los 250 millones de dólares se pasó a más de 1.300 en 2013 y 2014; 1.100 y 915 en 2015 y 2016).

Si tomamos en cuenta los residentes en Uruguay que viajan al exterior, también desde el año 2005 se viene dando una evolución ascendente que es otra demostración de ese bienestar económico que muy pocos reconocen pero del que hay que hablar. Argentina sigue siendo el principal destino (más de 1 millón de uruguayos viajaron desde 2011, arrancando con una cifra de unos 428 mil en 2005), seguido por Brasil (casi 300 mil en 2016 y 95 mil en 2005); más de 30 mil a otros países de Sudamérica (eran 8 mil en 2005);  85 mil a Centro y Norteamérica (fueron 42 mil en 2005); 65 mil a Europa (fueron 46 mil en 2005).

En lo que refiere a los motivos de esos viajes, la recreación y el paseo tuvieron un incremento del 20% desde el año 2012, según registra el Ministerio de Turismo en su reporte de Turismo Emisivo 2016.

A vuelo de pájaro, esos datos son prueba inequívoca de otro Uruguay muy distinto al que nos dejaron en el año 2004 y al que tres períodos de gobierno consecutivo vienen consolidando a pesar de quienes no soportan siquiera la mención de un cuarto. 

Queda mucho por hacer, la agenda no está agotada ni mucho menos. Por el contrario, hay que profundizarla y apostar al desarrollo industrial sustentable. Hay otra matriz energética que nos respalda, ahora es el tiempo de apostar a la infraestructura que permita dar el salto de calidad.

En cuanto se aquieten las aguas y pase la tormenta mediática que nos distrae por estas horas, quedará lo importante que es un país consolidado que no puede darse el lujo de retroceder para volver a ser objeto de crisis y ajustes de otras épocas cuyos ejemplos están bien cerquita nuestro.

Dicen que la memoria colectiva es de corto alcance, por eso es necesario hacer estos ejercicios de memoria como ese correo viral que nos recuerda logros que parecen de otra época pero que son nuestros y de nuestro gobierno. No para vanagloriarnos en un ejercicio de egolatría extremo sino para comprender que es imprescindible que esos logros sigan siendo nuestros y el país no vuelva a viejas épocas en que el único ajuste que conocíamos era el de otro agujero en el cinturón...

el hombre había hecho una reserva aérea,
el perro ya soñaba tomarse un mojito...

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