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sábado, 13 de junio de 2015

Maldito rating

El teléfono no paró de sonar. La noticia fue un disparador incontenible. La confirmación no era indispensable, podía esperar para después. No importaba la investigación policial, ni la reserva pautada por los investigadores que puso resguardo a un complejo caso. Lo importante era ganar ahora, ya, sin demora. A cualquier precio, no importa nada, solo tener la primicia. Es el minuto a minuto el que manda. Solo importa ser el primero, tener la efímera gloria de ser tendencia aunque más no fuera por unos minutos. No importa si lo que se dice frustra una investigación, si la primicia cuesta dejar sin castigo a algún culpable, no importa nada, solo la gloria de ser los dueños de las redes y esa gloria instantánea que durará menos que un suspiro. Es el minuto a minuto que vino para terminar de demostrarnos que mal estamos como sociedad, que mal estamos y cuán egoístas somos. Lo dicho, maldito rating...


Falso rumor

El periodista radial solo tuvo una fuente médica, pero le bastó para dar por cierto lo que terminó siendo falso. No importó que pudiera estar en peligro la vida de la involucrada, la ilusión de su familia que espera por su regreso, la línea de investigación que no descansa y que mantiene cautela y reserva para llegar al mejor resultado. Un resultado que se frustra con irresponsabilidades como estas. De quien las genera y de quien las reproduce.

Nadie chequeó nada. Era un hierro caliente que quemaba por temor a que otro lo lanzara antes. Tirarse al vacío y sin paracaídas era un precio que hoy nadie paga, y menos, reembolsa. Nadie se hace cargo del después. Solo importa ser los primeros, después se verá. La intención fue buena. Se anunciaba la aparición con vida de una uruguaya que tiene en vilo al país entero. Pero de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, y esta no sería la excepción. La noticia no fue confirmada sino todo lo contrario, fue desmentida por la propia familia.

Una familia que debió ilusionarse con el anuncio pero que sabía inverosímil el mensaje por cuanto no tenían la certeza que manifestaba el periodista que hacía valer su “fuente médica”. La policía uruguaya no tenía noticia alguna, la familia menos. Ninguna información oficial de las autoridades paraguayas (lugar donde se decía estaba la víctima) se había hecho llegar a sus pares uruguayas. El globo empezaba a desinflarse solo...

Periodistas desconfiados

Un reconocido periodista consultó a la Policía pero no le creyó y se fue hasta el Hospital Británico para confirmar si lo que le decían era cierto. Hasta ese punto llegaron. Estamos rematadamente mal.

No son capaces de comprender que cuando se pide reserva en casos complejos como estos existen razones de peso para hacerlo. En verdad lo saben pero actúan con tal egoísmo que les gana el minuto a minuto y allí perdemos todos. Pasaron cinco años desde el secuestro de Rospide. Cinco años que no dejaron ninguna enseñanza a pesar de haberse convocado en su momento a todos los medios para llamar a la responsabilidad al momento de informar. Si bien se puede alegar que los casos difieren (en uno estaba en riesgo la vida y en otro se anunciaba la aparición con vida de una persona desaparecida), son similares por la necesaria reserva que requieren casos complejos como estos. Aún cuando no se trate de un secuestro (es una de las hipótesis que se manejan pero no la única), la reserva impuesta desde las autoridades junto con la familia imponen las reglas de juego a la prensa. O por lo menos deberían imponer porque en verdad no se respetó nunca, filtrando cuanta información llegaron a conocer, poniendo en riesgo la línea de investigación. Pero nadie se hizo cargo, lo que importa es ser los primeros. Ganar el minuto a minuto, a cualquier precio.

Y por si fuera poco pretenden invertir la carga de la prueba. Lanzan una noticia falsa (Radio Sarandí replicada por Montevideo Portal) y aspiran a que las autoridades lo desmientan cada vez. No reconocen el trabajo policial, no respetan los silencios policiales que resguardan el valor de la vida. El minuto a minuto los está cegando y no quieren reconocerlo.

La falsa noticia se disparó en Sarandí con gente amiga, pero que esta vez se equivocaron feo. Así como se equivocaron debieran reconocerlo y corregirlo, pero en cambio otros periodistas de esa casa redoblan la apuesta y esperan el desmentido oficial. ¿Cómo se puede ser tan soberbio? Con un poco de humildad debieran asumir que se equivocaron, y reconocerlo con el mismo fervor con que dispararon la noticia falsa. No les vamos a pedir que reconozcan el riesgo en el que pusieron -una vez más en este caso- la investigación policial, sólo que le devuelvan la veracidad a la audiencia que tomó la noticia como cierta. Y a la familia Salomone que seguramente se ilusionó con el final de una pesadilla que no pudo ser confirmada sino como falsa.

Maldito rating... nos está llevando la credibilidad y no nos damos cuenta.



el hombre apagó la radio,
el perro se tapó la cabeza con las patas...

5 comentarios:

  1. Periodistas hay pocos. Muy pocos. Hoy existe una raza de personajes adictos a la exposición pública, fanáticos del exhibicionismo, cegados de soberbia, incultos, demagogos, soñando con ser parte de una farándula. Pobres espíritus que no saben del trabajo ajeno, del conocimiento ajeno, del esfuerzo ajeno.
    Con total liviandad opinan de todo y no saben de nada.
    ¿Acaso es sensato pretender que respeten el trabajo de la policía?¿justamente ellos van a respetar?.
    No, ellos entendieron mal lo del "cuarto poder". Son mediocres que tienen la desgracia de no saber que lo son.

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    Respuestas
    1. ¡¡¡Brillante El Perro Gil!!!. Soberbia columna, y agregado un muy buen comentario de Anónimo (aunque no me gusta lo de Anónimo).

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  2. Muy cierto pero a muchos jerarcas les encanta poner la trucha en los medios "top", entonces que los padezcan.

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  3. Suscribo
    Aporto:

    https://es.scribd.com/doc/268878941/El-Modelo-CNN

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  4. Suscribo
    Aporto:

    https://es.scribd.com/doc/268878941/El-Modelo-CNN

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