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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Un círculo bastante cuadrado

Fuente imagen: gastv.mx

“... muchas veces, cuando se intentan cambios, uno puede chocar con una pared que trata de frenarlos, quizá porque no se los considere conveniente, quizá porque se crea que las cosas tienen que seguir siendo como fueron siempre... Puede haber muchas razones para oponerse a los cambios...” (discurso de asunción de Eduardo Bonomi, 1° de marzo de 2010, Plaza de Maniobras de la Escuela Nacional de Policía)

Bonomi, renunciá!

Ese fue el pedido del colectivo -Círculo Policial- desde el inicio mismo de su administración. Aunque a poco de comenzar su gestión fue recibido -junto a su equipo- en la propia sede del Círculo Policial y eran tiempos de conocerse, aquel fue un encuentro cordial pero a distancia. Desde ese momento mismo se comenzó a delinear un rumbo que los alejaría aún más. El nuevo ministro no estaba dispuesto a dejar de lado la refundación y reorganización del instituto que  tiene a su cargo la seguridad de todos los uruguayos.

Así se comenzó con la eliminación progresiva de los Servicios Extraordinarios por Art. 222, una verdadera fuente de corrupción y descontrol, que llevó a la destitución de dos oficiales superiores encargados -nada menos- que de las Subjefaturas de Montevideo y Tacuarembó. Ese fue uno de los primeros desencuentros entre el Ministerio y el Círculo Policial. Algo insólito por cuanto los cargos removidos dejaban -por acción u omisión- de contar con la confianza de las autoridades, merced a las graves irregularidades constatadas. Irregularidades que podrán ser calificadas o no como delito, pero que calificaron sí, para ser una falta administrativa agravada por el grado y cargo de quienes las cometieron.

Se pueden citar muchos desencuentros posteriores, tantos como los cambios operados en la cartera. Al cierre del CAYMA -otra fuente de descontrol administrativo y sangría de recursos, eufemismo para lo que todos conocemos como corrupción- le siguió la crítica pertinaz de este colectivo que se empeña en llamarse círculo pero que tiene reacciones en ángulos rectos...

El CAYMA era un centro de reparaciones disparatadas como la de un vehículo que costó U$S 20.000 (cuando hoy el Ministerio compra dos patrulleros por ese dinero), y eso por citar un caso extremo, ya que diariamente se registraban reparaciones de vehículos particulares haciendo de los recursos públicos destinados a la seguridad, un negocio para algunos en detrimento de todos nosotros, los uruguayos.

Nada dijo en cambio este colectivo cuando el propio Bonomi encabezó la defensa de la Policía, como en el sonado caso del funcionario policial que diera muerte a una persona en Los Palomares, y donde el Ministro mantuvo firme su postura ante lo que sabía era un uso legítimo de la fuerza por parte de quien resultara luego sobreseído por la Justicia. 

Se critica un día sí y otro también a Bonomi, por liderar una reforma de la que no se sienten parte, cuando debiera ser todo lo contrario, acompañando la gestión. De otra forma solo cabe pensar que su pensamiento es el de seguir sin controles, dilapidando los dineros públicos destinados a la seguridad; seguir teniendo las peores comunicaciones; tener las peores armas; seguir con sueldos miserables; seguir teniendo un personal dependiente de las bondades del Jefe y rehén de las cooperativas de crédito; no marcar horarios; no tener vehículos modernos; no tener uniformes; en fin, seguir teniendo excusas para tener una peor seguridad.

Hoy en cambio hay recursos y se cuenta con la tecnología adecuada para combatir al delito. Pero nada de lo otorgado es gratis, debe acompañarse con el compromiso en la función y la devolución de un buen desempeño que honre el esfuerzo público de haber dotado a la cartera con el mejor presupuesto de la historia. Así lo dejó claro el propio Bonomi el 1° de marzo del año 2010.

Desde la calle Guayabo salen una vez sí y otra también a criticar una gestión que terminó con los vales de nafta y los sustituyó por el SISCONVE (Sistema de Control Vehicular), haciendo que el combustible deje de ser una excusa para recaudar a través de las Comisiones de Colaboración Policial, y que los vehículos asignados a la seguridad tengan un consumo ajustado a su uso y no consuma lo mismo una moto que un patrullero. 

Se criticó también un acuerdo con el Centro de Talleres Mecánicos de Automóviles (CTMA), que puso fin a los excesos en las reparaciones, dotó de trazabilidad a las mismas y reestableció el control sobre la flota vehicular asignada a la seguridad pública.

Se criticó la descentralización del Cuerpo de Radiopatrulla (anhelo de administraciones coloradas y blancas) que pudo ser concretado por la administración Bonomi, y que está pensada con la finalidad de atender mejor la respuesta policial que tanto reclamaba la ciudadanía.

En los últimos días, se cuestiona la franqueza y la frontalidad de un Ministro que no está dispuesto a tolerar los excesos de algunos policías, que llegan al punto de falsear elementos probatorios y ponen bajo sospecha a personas inocentes, que tampoco pueden defenderse. 

Si hay errores o excesos en los procedimientos, la institución policial debe asumir los mismos y enfrentarlos con la hidalguía que requiere la función pero -también- con la humildad suficiente de reconocer que existen. Solo así se podrá recuperar la confianza con la ciudadanía.

Parecería que esta institución -Círculo Policial- tiene su razón de ser en la crítica a Bonomi, seguramente alineados a la idea de que ello les da la repercusión mediática que de otra forma no consiguen.

Una institución cada vez menos representativa que sólo logra (?) -para alguna prensa-  posicionarse como un interlocutor pretendidamente válido de la oficialidad ante las autoridades políticas que dirigen la Secretaría de Estado.

Si siguen así, dejarán definitivamente de ser un círculo...


el hombre dejó el compás,
el perro giraba en ángulos rectos...

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