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martes, 3 de enero de 2012

Ese “color” que no se puede nombrar


Arrancó el año y nos despachan una noticia que somete al artillero celeste a sufrir una sanción sin levante por dichos presuntamente racistas en un campo de juego. Cuando leí los argumentos del dictamen me vino a la mente cierta conductora que dice tener una boca muy suya, cuando al referirse al nombre de la obra “”Monólogos de la vagina” lo hizo como “Monólogos de esa palabra que no se puede nombrar...”. De aquí en más decir negro tendrá igual connotación en los campos de fútbol ingleses.¿Será?

No se sabe con que pie, se les va ir otra vez...

Es así no más, no hay cómo marcarlo y entonces aparece Evrá y se arma todo este andamiaje mediático y reglamentario que logra lo que nadie podía hacer en un campo de juego: parar al goleador endiablado que se ganó la simpatía de los ingleses del Liverpool al mismo tiempo que la antipatía del resto de los aficionados que padecen sus goles.

Seguramente sea cierto que Luis Suárez haya expresado lo que se menciona en el informe de la Federación Inglesa; seguramente por haber dicho la verdad este uruguayo (“sudaca” para la supuesta víctima), deberá purgar 8 partidos sin jugar y encima pagar una multa por su verborrágico racismo (¿?).

En defensa del goleador debe decirse que en el Uruguay, la palabra negro no tiene la misma connotación que en Europa. Acá decimos negro para referirnos cariñosamente a un amigo, por ejemplo. Si es mujer decirle “Negra ó Negrita” es un cumplido que tiene recompensa luego. La mayoría de las veces la mención no se refiere al color de la piel ni mucho menos. Incluso abusamos de la misma para referirnos a quien por tomarse todo el sol del verano pueda llegar a sorprendernos y entonces le espetamos un “que negro que quedaste!!”, a quien tuvo la osadía de someterse al astro rey.

Otros, más escatológicos, hacen la referencia para recordarnos el rincón materno del cual salimos a la luz el primer día de nuestras vidas y a la palabra -cuyo nombre no podemos decir, (gracias, Victoria!!)-, le agregan el adjetivo negra, olvidando la miscelánea gama de tonalidades existente (pelirrojas, rubias, albinas y hasta las lampíneas que ni color agregado tienen).

Otras expresiones tienen su lado oscuro pero sin llegar al negro mismo. Por ejemplo cuando nos queremos referir a un trabajo pesado, decimos: “es un trabajo de negro”. Cualquier mal pensado dirá que es una expresión racista pero nada más ajeno a la realidad por cuanto lo más significativo y lamentable de dicha expresión no es la palabra negro sino trabajo. Eso es lo que realmente pesa a la hora de emitir semejante juicio de valor usando  referencias cromáticas de tinte oscuro!

Otro ejemplo de mayor violencia, pero que no tiene tanta repercusión mediática, es el siguiente: si uno le dice a un señor de piel oscura tirando a muy oscura, “negro mate”, podría pensarse que fue una orden de asesinato directa a la que olvidamos ponerle una coma. Sin embargo – en el ejemplo al que hacemos referencia- no es otra cosa que la adjetivación patente de un señor de piel oscura – bien oscura- pero sin brillo.

Otras expresiones mencionan la palabra negro pero nada que ver con cualquier referencia personal o racista. Por ejemplo, decir “se avisora un futuro negro”, no refiere directamente a un futuro señor de piel oscura del cual se presagia su llegada, sino simplemente a que no se ve un carajo en el horizonte más cercano. El negro de marras es una oscuridad absoluta que impide cualquier visión, ¿se entiende, Míster?

Así las cosas, estos ingleses no entendieron nada y mandaron parar a Luis Suárez por 8 partidos tomando como ciertas las palabras del artillero quien en siete oportunidades dijo “negro” cuando debió decir oscuro, por citar un sinónimo que le hubiera eximido de pena.

Llegado a este punto de mi alegato voy dejando un mensaje claro -que no es contrario de negro sino de oscuro, ta?- y es que en el Uruguay tenemos muchos amigos de piel oscura, casi oscura y menos oscura que la del Señor Patrice Evrá. A todos les decimos “negro”, en una clara y terminante muestra de igualdad que dista mucho de ser racismo, ¿ok, Sir?

Y antes del remate o cierre de esta oscura nota, cabe consignar que a Suárez lo defiende un “Negro” con todas las letras como el Ministro de Turismo y Deporte, Héctor Lescano. Así que vayan llevando que Luisito no es racista sino todo lo contrario; eso sí, a lo blanco le dice blanco y a lo(s) negro(s) les dice Evrá.

Uno tampoco es racista -ni mucho menos- pero en mi barrio al “Negro Víctor”, en las noches de apagón, le contamos chistes verdes... solo así podemos saber por dónde anda.

Por lo menos, mientras le dure la dentadura.

el hombre brindó por el Negro Jefe,
el perro por la Negrita, la perra del vecino

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