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sábado, 31 de diciembre de 2011

Cada uno en su juego y seguro ganamos todos



Cerramos un año de mucho trabajo pero con la convicción del deber cumplido, por lo menos en lo que a la gestión refiere. Claro que para muchos todavía falta para recuperar tanto tiempo perdido y –principalmente- tanta seguridad perdida, pero lo que había que hacer se hizo, ahora falta que cada quien atienda su juego.

En este último artículo del 2011 queríamos referirnos casi exclusivamente a la gestión de la cartera donde uno comparte responsabilidades. Y lo haremos como contribución a que la gente tenga mayor información y con ese acervo, sentirse más segura. Porque estamos convencidos que la inseguridad subjetiva que nos tiene al tope de la tabla en el hemisferio, no se corresponde con la seguridad objetiva –que se mide y se comparte con el resto de las realidades del mundo- y por la cual también rankeamos alto a nivel mundial.

¿Cómo puede explicarse esa paradojal circunstancia que nos atormenta últimamente a los uruguayos? Sin llegar a hablar de “sensaciones térmicas” y mal que les pese a algunos, gran parte de esa inestable relación –en lo que refiere al alto índice de inseguridad subjetiva- la tienen actores que poco o nada contribuyen para fomentar hábitos seguros. Todos vehiculizan las demandas a través de los medios de prensa (oposición, determinados colectivos sociales, etc.), para aumentar el grado de inseguridad subjetiva. Pero poco o nada hacen para perseguir el efecto contrario.

Indirectamente los medios también contribuyen a fomentar ese nivel de sensaciones por cuanto, en la avidez mediática por la primicia, multiplican los tiempos de exposición de los eventos delictivos como si fueran la estrella noticiosa (que al parecer lo es, mal que nos pese a todos pues es el espectador quien termina definiendo el ranking). Pero también es cierto que si lo único que se exhibe es lo malo, el ranking termina siendo un ranking de lo malo exclusivamente dejando fuera del instrumento lo bueno que no se exhibe. Ese círculo vicioso nos lleva a pensar que falta a la verdad quien sostenga un discurso en base a esos índices pues los mismos se construyen de manera parcial dejando fuera otros elementos que hacen a la realidad.

El Sociólogo Javier Donnángelo, Director del Observatorio Nacional de Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, manifestó en un estudio divulgado hace unos meses, que si los datos estadísticos se leyeran al revés, se debería reconocer que la posibilidad cierta de ser víctima de un delito es bajísima y no se condice con esa sensación de inseguridad subjetiva que preocupa hoy a la población.

Por esto y por mucho más que hemos expresado a lo largo de este año que concluye, es momento de asumir cada quien el papel que le toca desempeñar en el colectivo social que nos nuclea. Por lo tanto, es hora entonces de jugar el rol que debe cumplir cada actor para dar vida a esta obra y devolvernos a todos, esa seguridad perdida pero tan anhelada.

Las autoridades políticas han jugado su papel con alta dosis de responsabilidad, y eso lo reconocen hasta quienes no lo dicen públicamente (porque nos les rinde políticamente), pero saben que esta gestión viene cumpliendo los compromisos asumidos en el acuerdo multipartidario.

Son realidad los avances tecnológicos, el equipamiento vehicular, las incorporaciones de personal policial, todos elementos que llevaron a que el Inciso 04 Ministerio del Interior sea el único Ministerio que ejecutó por encima del 95% del presupuesto asignado. Cifra récord que corona un año de mucho esfuerzo y dedicación para dotar de mejores equipamientos y recursos humanos al organismo encargado de la seguridad pública de los uruguayos.

Llegó la hora también de que la Policía Nacional asuma el rol protagónico de defender la ley y el orden público, dando batalla a la delincuencia y protegiendo a los ciudadanos que han hecho el mayor esfuerzo en muchos años para solventar el mejor presupuesto asignado a esta Secretaría de Estado en mucho tiempo. Al decir de altos oficiales, “ya no hay excusas”. El salario policial se incrementó sustancialmente y al final del período, el menor ingreso cerrará en el entorno de los $ 26.000 aproximadamente; el equipamiento personal mejoró y hoy la Policía cuenta con armamento y accesorios de primer nivel; los vehículos están y aquello de “no tenemos móviles” no corre más. La reestructura de la Jefatura de Montevideo abona también en el mismo sentido de dar mayor y mejor respuesta a la gente. Ese es otro papel importante a desempeñar para llegar a concretar lo planificado.

El Policía es la base principal del cambio. Llegó la hora esperada en que se sume definitivamente.

También la oposición deberá jugar su rol responsablemente si quiere hacer caudal del mérito, (que lo tiene), de haber contribuido en un tema que se encaró como Política de Estado.

Y finalmente, la gente, esa que –a pesar de lo que se difunda- no anda por la calle atemorizada, mirando hacia los costados como si estuviera asediada de forma inminente. La gente debe apostar a la convivencia. Debe relacionarse más con su entorno, con su vecino, participar activamente. Porque solo así podremos generar ámbitos donde compartir problemas para encontrar soluciones.

El momento es inmejorable, solo falta que nos demos cuenta que si cada uno atiende su juego, este partido… se puede ganar.


el hombre alzó la copa para el brindis,
el perro se escondió, asustado por los cuetes

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