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jueves, 27 de agosto de 2009

De perros y otros dichos

(Publicado en La ONDA digital)

“Cuando en el campito te pegaban una patada en la canilla, te sobabas un poquito y seguías- dijo el precandidato nacionalista Jorge Larrañaga” (Observa) 6/5/2009

Perro: - Mamífero doméstico de la familia de los Cánidos, de tamaño, forma y pelaje muy diversos, según las razas. Tiene olfato muy fino y es inteligente y muy leal al hombre.
- Hombre tenaz, firme y constante en alguna opinión o empresa.

Perro faldero: - El que por ser pequeño puede estar en las faldas de las mujeres.
(Diccionario de la Real Academia Española)


El candidato a vice por el Partido Nacional seguramente no tuvo tiempo siquiera de acudir al diccionario para poder discernir el verdadero sentido de lo que consideró una ofensa. De haberlo hecho me hubiera ahorrado esta nota pero, también, dejado sin tema para esta semana. Por ello, mi agradecimiento al Guapo.

Vayamos por partes entonces para descifrar el sentido que tuvo una frase puesta en el ruedo por Pepe Mujica, hombre que se las sabe muy bien cuando de tirar temas se trata. Hoy, el centro de toda discusión son sus dichos. Logró -en una frase- lo que una agencia de publicidad no siempre consigue en una campaña mediática completa. ¡Insuperable!

Si desmenuzamos la misma y vamos a la comparación con el mamífero doméstico de la familia de los cánidos, (de la cual un servidor robó el apodo), no hay ofensa sino todo lo contrario. El elogio surge nítido al comparar al vice nacionalista con la figura tierna y fiel del compañero de todas las horas del hombre. Le dijo –con la sola palabra “perro”- que tiene olfato muy fino; que es inteligente y leal al hombre. O sea que a todas las cualidades propias asignadas en la comparación, le suma una que alcanza a tocar al líder blanco (“el hombre”), a través de la lealtad que le supone Pepe al tildar de “perro” a su vice. Tantos elogios en una sola palabra no parecen propios de un insulto u ofensa sino todo lo contrario.

La otra acepción de la palabra “perro” lejos de ser una ofensa es directamente un cumplido pues la referencia humana no deja lugar a otra interpretación. La tenacidad, firmeza y constancia que le asignan –las que nadie puede negar al Guapo- no hacen otra cosa que confirmar un elogio donde ellos vieron una ofensa. ¿De locos, no?

Ahora bien, si damos lugar a la frase completa, y recurrimos a una interpretación estricta de la misma, también se aleja toda ofensa al develar su significado. En efecto, salvo que se considere la calidad de pequeño como ofensivo, el resto solo enaltece la virilidad de quien ostenta el orgulloso mote. ¿O acaso no es el sueño de todo hombre –y más si este se dice guapo- estar en la falda de las mujeres? Claro que debajo de éstas se está mucho mejor, pero razones de moral y buenas costumbres le marcaban a Pepe cierto recato al emitir la frase. No iba a quedar muy bien que le dijera “perro hurgador de faldas”. ¡Faltaba más!

La calidad de pequeño tampoco hace a la ofensa. ¿Acaso no se dice que los enanos, a pesar de su estatura, son portadores de “grandes” cualidades? Entonces, aún la relación de pequeño perro que supone la frase perro faldero, lejos de ofender, enaltece. Ya imagino a muchas admiradoras indecisas, volcar su voto al conocer tamaña cualidad vice-presidencial.

Evidentemente que ni Mujica supo de estas acepciones de la Real Academia y el sentido que quiso dar a su frase pudo ser otro. No hay en nuestro pensamiento espacio para creer que le brindara tamaña mano en plena campaña electoral. Seguramente lo hizo buscando contrarrestar la destemplada embestida baguala del Guapo en ocasión de la convención nacionalista, donde a todas luces surgió claro el rol áspero y agresivo asignado para el vice blanco. Con ese papel, buscando calentar el ambiente, abre camino al presidenciable quien despliega el suyo de candidato calmado y más allá del bien o del mal, marcando claramente la diferencia con su segundo. Tanta enjundia manifiesta inflama a las barras y también la arteria que surge nítida en el cuello del Guapo cada vez que apela al grito destemplado.

Solo así parece adecuada la comparación.
Es que los perros falderos son además... muy gritones.


el hombre miraba tele,
el perro se le subió a la falda en busca de cariño...

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