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miércoles, 17 de junio de 2009

Políticamente incoherente

“M´hijo, hay que ser coherente en la vida”. Así decía mi abuelo y con el pasar de los años siempre recuerdo su frase que se confirma cuando escucho la desesperación de pretendidos candidatos a ocupar sitios de responsabilidad o decisión pública. Algo como lo que está pasando con Larrañaga.

En efecto, cuando se difunden los sondeos de opinión para las elecciones internas –con resultados negativos para sus intereses- sale como desaforado en cuanto micrófono o cámara se le presenta para desautorizar los mismos y vaticinar resultados diametralmente diferentes a los que marcan esas fotografías que son coincidentes –todas- en marcar una tendencia en baja para el Guapo.

Pero si solo ese fuera el tema, bien por él que no hace otra cosa que intentar revertir un resultado. Resultado que parece incuestionable y que es producto de esa herramienta de la modernidad que mide la opinión pública, simulando un escenario a futuro con datos del presente. Lo insólito es que no aprecia lo incoherente de su afirmación cuando a renglón seguido de su parafernalia verbal desacreditando los sondeos, argumenta que es la mejor opción para derrotar a Mujica. Adelantando un resultado en la interna frenteamplista con lo cual confirma que lo hace en base a las mismas encuestas que critica.

Por lo tanto esa incoherencia manifiesta es la prueba irrefutable de un estado de desesperación galopante que lo entierra cada vez más en un discurso errático, a destiempo (copiando groseramente propuestas ya lanzadas por otros candidatos), y contestatario de cuanto acontecimiento ocurra en el momento, para lanzar su desenfrenado discurso en pos de cambiar lo que parece inevitable.

Pero para no caer en el error que criticamos, esperaremos a la encuesta real, la del 28 de junio para saber si esa mitad de razón le asiste o no. Por mi parte, espero que sí, (me refiero a la que afirma el triunfo del Pepe), la otra mitad –la que no le gusta al Guapo- es cuestión de él y su gente. Lo que no me cierra es esa incoherencia grosera de decir las cosas por la mitad, (la mitad que le conviene), como si la gente fuera tan tonta de no darse cuenta que lo que está diciendo es una contradicción absoluta y cuanto más intenta fundamentar, más se hunde en la inconsistencia de sus dichos. 

Si los resultados vaticinados no le están dando bien, y afirma que las empresas de sondeo de opinión se equivocan, debe tener la honestidad intelectual de reconocer que se equivocan por completo y no según el color partidario que se trate. Porque de entender entonces que solo los resultados de la interna blanca son los erróneos, deja un manto de duda en cuanto a la existencia de una intencionalidad política subyacente en las mismas que no creo que ninguna empresa referida acepte. Pensar otra cosa no sería bueno para un sistema político que se jacta de cristalinidad y transparencia en el tratamiento de temas en los que se involucra la opinión pública. Cuestionar abiertamente a quienes realizan encuestas –sin otro fundamento que la bronca porque los resultados son negativos a los intereses de quien critica- no solo no deja bien parado a quien lanza la crítica, sino que lo expone a sufrir los embates de gente como uno que no se queda con la primera impresión e intenta leer más allá de esa señal que se emite.

En suma, que somos Gil de apellido solamente, y sabemos distinguir un mensaje claro de uno basado en la incoherencia. 

¡Gracias Abuelo!

el hombre no entendía nada,
mientras el perro ladraba intentando que cambiara de canal

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