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lunes, 15 de mayo de 2023

Crisis del agua en Uruguay: ¿una oportunidad?

Embalse Canelón Gde - fuente VTV
La falta de lluvias se hace sentir fuertemente en nuestro país, superando tres años de una sequía que ya es histórica. Los recursos hídricos nacionales se vieron drásticamente reducidos en los últimos meses tras un verano extremadamente seco que redujo los embalses a niveles impensados. Pasar por la represa de Canelón Grande es un espectáculo desolador para quien acostumbraba ver un caudal de agua importante que contrastaba con el parque y arroyo del otro lado de la ruta. Donde antes había agua, hoy lucen grandes arenales e incipientes praderas, y es la postal de una situación que nos pegó de golpe un baño -tristemente paradójico- de realidad. En la medida que se trata de un tema de extrema sensibilidad, (por tratarse de un elemento esencial para la vida humana), lejos de buscar responsables hay que sumar voluntades para encontrar una pronta solución al problema. Esta crisis, de la que nos sentimos verdaderas víctimas TODOS sin excepciones, debe considerarse como una inmejorable oportunidad para empezar a transitar caminos de entendimiento que permitan instalar (de una buena vez), verdaderas políticas de Estado. Intentamos vanamente hacerlo con la seguridad, y triunfó la mezquindad (antes y hoy); lo intentamos con la educación y repetimos la misma historia; a ver si ahora -con el vital elemento- encontramos esos espacios que nos permitan dar un salto de calidad, no solo para solucionar el abastecimiento de agua potable sino para aprender, de una vez y para siempre, a construir políticas públicas que trasciendan los gobiernos de turno. El Uruguay tiene sed de ser un país con futuro…

Una “vejigada” 

La viveza criolla tiene mucha uruguayez encima; así, con el fin de aprovecharse del otro, se saca ventaja sin reparar en otra cosa que en el propio beneficio. Nos gana el egoísmo, ese sentimiento que nos hace olvidar que somos seres gregarios, que nos juntamos para superar nuestras debilidades y ampliar nuestras fortalezas. 

En cambio, es puro egoísmo lo que parece impulsar -por estas horas- a verdaderos depredadores de la cuenca del Santa Lucía, nuestra principal fuente de agua dulce para abastecer a toda la zona metropolitana. Así lo denunció el intendente de Canelones – Yamandú Orsi- tras detectarse por el sistema de vigilancia con drones que sobre la cuenca misma y más precisamente en el Arroyo Vejigas, se trabaja de forma clandestina y nocturna, represando el agua que debiera nutrir al Santa Lucía, siendo una de las razones de la merma de su caudal.

Si bien no es la única, explicaría en parte la brusca reducción de metros cúbicos de nuestra principal fuente de agua dulce. Otro informe, de hace unos días, dio cuenta de casi medio millar de embalses en la cuenca, que también abonan a la reducción del caudal que obligó en las últimas horas a OSE, a realizar tomas de agua más abajo de la planta de Aguas Corrientes, lo que explica el grado de salinidad que percibimos hoy los montevideanos al abrir la canilla.

“El agua no es potable pero bebible”, afirmó el Ministro de Ambiente y fue la confirmación de una muerte anunciada que no es nueva pero que no exime de responsabilidad al gobierno. Pero, es necesario dejarse de gobernar con el espejo retrovisor (mirando hacia atrás de lo que se hizo y lo que no se hizo), y proponer instancias donde todos tienen algo para aportar, y en este tema mucho más, pues NADIE queda fuera de sus efectos.

En lugar de pasarnos facturas –que siempre termina pagando Juan Pueblo- debemos poner el pienso en buscar soluciones a largo plazo, con mirada estratégica, sin menospreciar el impacto de un cambio climático que está presente e impone sus efectos sin pedir permiso. Tenemos un potencial enorme, asentados en el acuífero Guaraní, considerada reserva de agua mundial, es hora de poner cabeza en el tema para poder decir que los uruguayos dimos un salto de calidad importante sin medir ni pensar en réditos electorales.

Por eso es que esta debe ser una instancia donde se aproveche como una oportunidad de dejar de mirarnos el ombligo y pensar en el Uruguay que se viene, ese que queremos dejar para nuestros hijos, esos que no nos pidieron venir a este mundo ni a este país, pero que son los hombres y mujeres del Uruguay que tendrán que administrar en poco tiempo.

El tema de la seguridad pública fue uno de los primeros ensayos en políticas públicas de largo aliento que quedó por el camino. Si bien todos somos potencialmente víctimas, el grado de potencialidad hace que se pueda manipular el tema al antojo electoral de los promotores o detractores de las iniciativas. En cambio, el agua es un tema inherente a la vida misma, pues es un elemento vital para la subsistencia de la especie, un elemento que no podemos soslayar y cuya ausencia nos convierte en víctimas sin excepción alguna. No hay potencialidad que valga, sin agua no se puede vivir y ahí está la razón de su esencialidad como política de Estado. Algo que lo convierte en una oportunidad que no podemos desaprovechar y en la que las autoridades de todos los partidos políticos deben acompañar estando a la altura.

Una oportunidad que nos deje como enseñanza la posibilidad intacta de construir otras políticas similares en temas tan esenciales como este, en los cuales no supimos tejer acuerdos duraderos.

No hay espacio alguno a la improvisación y mucho menos a la mezquindad de especular algún rédito político con el manejo que se haga del tema. La población está pendiente de lo que resuelvan aquellos a los que les dio la responsabilidad de representarlos, tanto para dirigir los destinos del país como para controlar a quienes fueron electos. 

Todos tienen un rol principal que cumplir y es el de no defraudarnos.

El agua es vital, tanto como la necesidad de que los uruguayos nos podamos poner de acuerdo en pensar un mejor país para vivir.

Hay que hacer de esta crisis una oportunidad…


el hombre cerraba la canilla,
el perro tomaba agua de un charco…


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