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lunes, 11 de diciembre de 2017

Tiros al aire

Fuente imagen: videos estrellaTV
Las redes vinieron para quedarse, eso ya nadie lo puede discutir; tanto como que la capacidad de asombro ha sobrepasado todos los límites conocidos en este pequeño rincón de América. Ya lo había advertido el extinto Director de la Policía Nacional, Crio. Gral. (R) Julio Guarteche cuando hablaba de la ausencia de una percepción compartida de la amenaza en muchos actores que hicieron oídos sordos a su advertencia. Dedicados a oponerse sin  más, se olvidaron de sus dichos y demoraron en entender -si es que lo entienden hoy- que aquello no era un mero cliché sino una realidad emergente en la región. Una región de la que Uruguay no sería la isla deseada a pesar de tener los mejores registros e índices de seguridad comparativamente hablando. Y ese anti-modelo social que significa la reivindicación del delito como medio de vida y la altísima exhibición que de ese modelo se hace por las redes sociales, no hace otra cosa que exponer una realidad no deseada pero a la que hay que atender sin demora. Esa atención no es, no puede ser solo policial, se necesita una intervención integral del Estado y propiciar un cambio cultural imprescindible… 

Ay, ay, ay… mi gente chorra!!

El video se viralizó tan rápido como nos tienen acostumbrado las redes sociales hoy. La capacidad de asombro colmó todas las expectativas posibles, y las imposibles también. No era de otro país -como muchas otras veces- la triste confirmación de ser un producto nacional uruguayo daba un cachetazo con la peor realidad de un sector de jóvenes que hacen alarde de un modelo de vida criminal. 

No faltaron las críticas lineales ni el uso político del incidente como si alguien pudiera creer que un Gobierno -del color que sea- fomente semejante estilo de vida o contemple impávido tanto descontrol e inversión de los valores sociales. Nada más alejado de la realidad quien piense así. Esa mezquindad analítica es recurrente últimamente como si con ello se hiciera algún aporte, como si con ello se solucionara algo. En lugar de cerrar filas y buscar entre todos una solución, algunos optan por ver con ajenidad el problema reclamando soluciones inmediatas (e imposibles).

Parece por lo menos extraño que un fiscal denuncie por las redes sin tomar cartas en el asunto cuando tiene potestades para hacerlo. Y encima, contribuya con  la viralización de una prueba que merece otro trato para dar con los autores y evitar que se instalen como anti-hérores (que es lo que buscan también). Seguramente le anima la mejor intención pero -entiendo- elige un camino equivocado al mediatizar la denuncia en lugar de iniciar un proceso en regla que busque dar con los autores de semejante acto de violencia irresponsable.

Porque la impunidad con la que actuaron y la peligrosidad de sus actos disparando al aire, son motivo de alta preocupación de todos. Acá nadie puede -ni debe- arrogarse mayor preocupación que otros, a todos nos preocupa y nos ocupa el asunto que tiene una gravedad extrema. También es cierto que la filmación constituye una prueba indubitable para dar con los protagonistas ya que los incrimina directamente en la comisión de un delito comprobado por la propia filmación. Sin perjuicio de otros delitos que pudieren haber cometido. Que nadie piense ni por un instante que esos muchachos van a quedar impunes, más temprano o más tarde deberán responder ante la Justicia. La Nueva Policía ha dado sobradas muestras de eficacia y esta no será la excepción. Menos aún con la prueba audiovisual compartida por las redes sociales.

Ahora bien, esta realidad hay que dimensionarla en su justa medida. Nadie niega el poder destructivo que tiene un grupo criminal como ese, con el poder de fuego que exhiben y el nivel de impunidad que creen tener; pero tengan por cierto que no están a salvo y deberán responder por sus actos. Los mejores investigadores de la Policía Nacional están tras ellos y serán sometidos a la Justicia como corresponde, pero lo que hay que hacer es más profundo y requiere de una fuerte intervención social de muchos actores.

Es necesario que esa juventud, acechada por un entorno donde el crimen es la norma, donde faltan o fallan algunos servicios, donde la infraestructura contribuye a la guetización y el aislamiento, tenga otras alternativas posibles. Donde no esté condicionada a una única opción y donde el entorno contribuya al desarrollo de todas las potencialidades personales de cada uno. Solo así será posible ver una nueva generación que se realice plenamente sin que la marginación o el delito sean una posibilidad siquiera.

Son necesarias una batería de medidas que instalen una "nueva generación de políticas urbanas y sociales", al decir de Bonomi en el último evento de Somos Uruguay del pasado 22 de noviembre en el Salón Ballroom del Sheraton Montevideo Hotel. Una batería de acciones que permitan desterrar un modelo de construcción que aisla y propicia la feudalización de los barrios y donde se hace difícil llegar con los servicios públicos para derramar ciudadanía. Ese condicionamiento urbano hace parte de lo que hoy se vive en algunos sectores de la capital. Sectores que hay que atender con celeridad para que no se propaguen más videos como aquel; para evitar que sea una posibilidad o una alternativa "salir de caño" o "salir a ganar".

Hay que deconstruir  ese recorrido que llevó a la marginación y la alteración de valores, esa subcultura criminal que se ha instalado en los jóvenes delincuentes, los "pibes chorros", esos que saliendo a ganar algunas veces pierden lo más valioso sin saber que no tiene repuesto.

Uruguay ha dado un paso sustancial en la baja de la pobreza, restando un núcleo duro, el más duro y aislado, que es el que genera esa marginación donde pulula el delito y la alteración de los valores. Es otra clase de pobreza, es una pobreza social y cultural, esa que abandonó toda regla, que vive al día, la que hace del consumo una consigna, una donde el trabajo es salir a robar a cualquier precio.

Cambiar ese núcleo debe ser un objetivo, nos va la vida como sociedad.


el hombre recibía un mensaje,
el perro ladraba otra advertencia…

1 comentario:

  1. Bueno, ¿y para cuándo esas medidas a largo plazo? Que las estamos esperando hace 12 años.

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