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lunes, 13 de noviembre de 2017

Somos distintos II

Fuente imagen: https://excelyvba.com
Si el episodio Sendic ocupó la atención durante más de un año (y aún hoy continúa), tengan la certeza que los casos similares al suyo no ocuparán el mismo espacio ni concitarán la atención de los medios de prensa. Esa, en sí misma, marca una diferencia que no es atribuíble (¿o sí?) a la idiosincracia de una fuerza política sino que es propia de quienes arman la agenda noticiosa de cada día. Por que parece ser que esa agenda persigue y protege los mismos intereses que la oposición al punto que se han erigido en la verdadera (y hasta la única) oposición al gobierno por estos tiempos. Desde ya me atrevo a advertirles que no esperen mayor cobertura de los casos extra-frentistas, porque esperarán en vano, acaso algún colgado y mínimo titular que pronto pasará al olvido. Sin embargo, y a pesar de esa movida mediática, la comparación surge sola y deja claramente establecido que los frenteamplistas seguimos siendo diferentes a los partidos tradicionales. No ya por las decisiones inherentes a los compañeros que han enfrentado situaciones cuestionables desde el punto de vista ético, sino también por los órganos partidarios encargados de juzgar esas conductas que marcan criterios diametralmente diferentes a la hora de emitir sus veredictos. Es que la ética es un valor que se cultiva con ejemplos y no todos tienen espejos donde ver reflejado ese valor, por lo menos no parecen tenerlos quienes no encontraron ilegalidad en los actos del intendente Bascou, por ejemplo. Lo dicho, somos distintos...“again”.

Blancas excepciones

Para el organismo encargado de evaluar la conducta ética de los afiliados al Partido Nacional, una autoridad pública, (decisor de gastos que se pagan con dineros también públicos), que compra combustible para su comuna en sus propias estaciones de servicio, no comete delito, ni tampoco merece un cuestionamiento ético de relevancia, a lo sumo, una simple observación. Seguramente, si esos pagos se hubieran hecho con tarjetas corporativas les hubiera merecido otra atención, seguramente… o no.

Pero algo hay que reconocerles y es que aún con ese tipo de decisiones, quedan honrosas excepciones en el partido de Oribe, como el ex intendente de Tacuarembó, Wilson Ezquerra, quien ante el mismo caso solicitó opinión a un constitucionalista y al Tribunal de Cuentas, donde ambas fueron contestes en ratificar la legalidad del gasto. Sin embargo, entendió que no era ético venderle combustible de su estación de servicio a la comuna que él administraba. Con lo cual no dejó muy bien parado, (en lo que a ética se refiere), a quienes le brindaron opinión a su consulta.

Pero esa excepción es tan solo un oasis en una organización que institucionalmente no reconoce a la ética como un valor superior que merezca ser reivindicado en casos como el del intendente Bascou. Un mandatario que gastó dineros públicos para comprar combustible en estaciones de servicio de su propiedad, sin medir ni ponderar la pertinencia ética de ese gasto ante la conjunción manifiesta de intereses (público y privado), que significaba hacerlo.

Algo que sí encontró la JUTEP (Junta de Transparencia y Ética Pública), al emitir un concepto sobre el caso advirtiendo que el intendente Bascou debió informar del negocio entre la comuna y la empresa de su propiedad. “Un claro conflicto de intereses que debió ser informado”, como expresó el vicepresindente de ese organismo, el Dr. Daniel Borrelli, y según consignó el diario El Observador el pasado 8 de noviembre. 

Por si eso no bastare, los blancos frenaron la creación de una comisión de ética porque “no era el momento”. Razón tienen en negarla pues al momento que el diputado Goñi hizo el planteo, los casos Ezquerra y Bascou están en el tapete y no pueden arriesgarse a ser sometidos a una comisión de ética que los condenara (algo que no ocurrirá a estar por lo resuelto por el Honorable Directorio).

Lo que parece cierto es que para los nacionalistas los planteos éticos no son tema de agenda prioritaria y apelan al olvido ciudadano; que pase el tiempo y nadie recuerde el episodio, contando para ello con la agenda noticiosa que evite hablar del tema o, por lo menos, hable lo menos posible.

Lo cierto es que no hubo cuestionamientos del Honorable a la conducta de Bascou, tan solo una observación que deja a la Justicia -ahora- la última palabra.

Una Justicia que tarda pero llega y que tendrá la responsabilidad de dirimir finalmente estos conflictos de intereses que se han conocido por estos tiempos. Con la diferencia que en este caso del intendente de Soriano, la exposición mediática ocupa mucho menos espacio, lo cual no dejaría de ser un acierto si la vara fuera aplicada con la misma ecuanimidad siempre, sin importar el color político del involucrado.

De todos modos, la ética no necesita esperar de la Justicia para ser valorada, y queda claro que no todos tienen la misma escala de valores a la hora de hacer la ponderación.

Mientras algunos renuncian a todo y se hacen cargo de sus errores como el más común de los uruguayos, otros lavan culpas con “ayuditas” y miradas para el costado de simples “observadores”. 

Llegado el momento los uruguayos harán su comparación y encontrarán las diferencias...

el hombre marcaba diferencias,
el perro mordisqueaba el marcador...

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