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martes, 10 de enero de 2017

Gataflorismo: una forma de hacer política

El año 2016 cerró a la baja en las cifras de los delitos que más atormentan a los uruguayos, como es el caso de los homicidios y las rapiñas. Datos que ya había adelantado Bonomi en ocasión del 187º Aniversario de la Policía Nacional, y que fueran ratificados ahora con el informe primario del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior. Efectivamente, bajaron los homicidios (9,6%) y también las rapiñas (3,7%), a nivel nacional. También bajaron el resto de los delitos violentos, mostrando -por primera vez- una consolidada tendencia a la baja. Una consecuencia que tiene, entre sus principales causas, la reformulación de viejas estructuras y la renovación de las herramientas de la Policía Nacional. A pesar de ello, y lejos de compartir la buena nueva, los militantes del movimiento “gataflorista” baten palmas y alientan a la desconfianza de las cifras aportadas. Las mismas cifras que dan por buenas cuando son al alza en esos delitos. Los “gatafloristas” viven y luchan, y muestran una forma de hacer política...

Cuanto peor, mejor...

El espécimen “gatafloril” es un ser al que nada le cae bien, sino todo lo contrario. Es el típico ejemplar que esgrime como frase de batalla: “no sé de que se trata pero me opongo”. Critica todo, y nada le satisface; muestra el ceño fruncido, levanta la voz y gesticula, buscando dar el tono a su arenga insatisfecha.

Pone en duda las cifras oficiales solo cuando le conviene a su interés “gataflorido”, haciendo uso y abuso del recurso de cuestionar un instrumento de todos, haciendo que pierda credibilidad y menguando la confianza en los profesionales que trabajan en la construcción de la información. Poco le importa conocer la realidad si esta atenta contra su interés electoral -ese que cree aumentar con su discurso- en cambio, prefiere sembrar el descrédito y denigrar un instrumento creado para construir seguridad y confianza.

Niegan reconocer todo acierto de un Ministro al que pretenden derribar a cualquier precio, al punto que celebran datos negativos y cuestionan los positivos. Son funcionales al “cuanto peor, mejor”, sin reparar que con ello celebran la miseria y el dolor de quienes sufren ese deterioro. No se sienten parte de nada, a pesar de haber propiciado y firmado un acuerdo -olvidado- que hoy empieza a dar sus frutos. Prefieren la vereda de enfrente, cada vez más lejos, para gritar, cada vez más fuerte, sus consignas “gataflóricas”.

Punteo “gatafloro”

1. “Aumentan los hurtos porque registran como tales lo que en verdad son rapiñas” 
Falso de toda falsedad. En realidad se han reportado casos que son exactamente al revés de esa afirmación, por cuanto se registra la denuncia tal cual la relata la víctima. Si hubo violencia, la Policía no duda en calificar como rapiña el hecho, el que muchas veces termina en un Juzgado como “hurto especialmente agravado” y su registro como tal, no se actualiza, figurando como rapiña para el Observatorio. El ingreso de los becarios en las seccionales de Montevideo apunta a mejorar estos registros, actualizando como corresponde la tipificación que haga la Justicia en cada caso.

2. “Hoy existen más rapiñas que en el 2010 cuando asumió Bonomi” 
Los datos de registro son mayores pero también es mejor el nivel de registro y el acceso a la denuncia que ha propiciado la administración desde el año 2010. El fomento de la denuncia para conocer la realidad y forjar el cambio a partir de su conocimiento, ha sido una constante de esta gestión. Así lo han aconsejado expertos internacionales que asesoraron y asesoran aún a la cartera y lo ha demostrado el resultado obtenido. Hoy la Policía planifica la respuesta en base al conocimiento que tiene de la realidad y no en mérito a la intuición o fortuna del patrullaje aleatorio. Hoy la Policía Nacional cuenta con un mayor nivel de confianza de la población, (61%), que lo ubica en el tercer puesto a nivel de la región por debajo de Chile (63%) y Ecuador (62%). Esa confianza bien podría traducirse en un incremento de la denuncia reduciendo la cifra oculta de no denuncia, y no representar un incremento directo de la violencia como se pretende. Por lo menos, bien puede plantearse la duda a ese respecto, un analista que intente ser objetivo. En tanto, la cartera ha dispuesto la realización de una encuesta de victimización con el INE que dará insumos a este respecto.

3. “Hoy tenemos más homicidios que cuando asumió Bonomi”
Hoy tenemos mejor respuesta policial, aumentaron los enfrentamientos entre delincuentes, peleas por territorios, y los ajustes de cuentas que antes eran avisos con heridos de bala de la cintura para abajo, pasaron a ser muertos con disparos de la cintura para arriba, representando entre el 30 y el 40% de los homicidios producidos. Sin embargo el dato objetivo es que respecto al año 2015 los homicidios bajaron 9,6%. Principio quieren las cosas y este parece serlo.

4. “Crecieron los hurtos”
Con el despliegue policial en la zona metropolitana a través del Programa de Alta Dedicación Operativa – PADO, las oportunidades se redujeron para quienes actuaban en las zonas de mayor ocurrencia delictiva (puntos calientes). Esa “mano de obra” no toma la opción laboral como primera respuesta sino que se pasa a otros “rubros” menos riesgosos como el hurto, donde el descuido o la falta de vigilancia son oportunidades que suelen aprovechar para sus fines. De todos modos, la Policía estudia ese nuevo escenario y brinda respuestas para combatirlo con nuevas herramientas de investigación que confirman esa apreciación.

5. “El delito se corrió al interior del país”
En términos reales ese “corrimiento” es relativo y -si lo hubo- significativamente es muy bajo a estar por el volumen de eventos que se desarrollan en los departamentos del interior. Efectivamente, el 96% de los delitos ocurren en la zona metropolitana mientras que el 4% restante ocurre en el resto del país. Esa cifra por sí misma relativiza los datos por cuanto la cantidad de eventos, aunque porcentualmente sea mayor, en números reales es menor, comparada con la zona metropolitana. 

El Partido Gatafloril seguirá pujando por concitar la atención y ser titular de algún medio de prensa; mientras tanto, la Policía trabaja para brindar más y mejor seguridad. También los profesionales estadísticos del Observatorio Nacional seguirán desmenuzando la realidad en números para brindar su aporte científico a la Policía en el combate al delito. 

Y mientras todo eso pase, los “gatafloros” seguirán gritando o llorando según el caso.

el hombre disfrutaba del verano,
el perro le ladraba a la gata del vecino...

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