Traductor

miércoles, 22 de abril de 2015

Llueve en Melo y no es agua

 La paloma, símbolo de paz cuya imagen fuera inmortalizada por Picasso en aquella silueta colombófila que circula desde hace décadas por el mundo, se ha hecho famosa también por su invasiva presencia en los espacios públicos. En efecto, el crecimiento descontrolado de su población afecta a las orbes del mundo y Uruguay no es la excepción. Mucho menos una ciudad como Melo -hasta donde llegó el Consejo de Ministros- donde los ciudadanos melenses sufren las consecuencias de ese excesivo crecimiento (junto al de los tordos que comparten hábitat) debiendo abandonar los espacios públicos como medida de preservar su limpia integridad...


Sin sombra ni bancos 

La siesta tradicional en los pueblos del interior lleva a disfrutarla en la tranquilidad del hogar, reservando las tardecitas posteriores al disfrute compartido en la plaza, punto de reunión ineludible de cada rincón oriental. Ese tradicional paseo público -del cual Melo no es la excepción- viene sufriendo el acoso de una descontrolada población de palomas y tordos que han copado la plaza principal de Melo.

Mientras desde el Gobierno se impulsa la recuperación de los espacios públicos como forma de generar y practicar convivencia, desalojando de esos lugares a una delincuencia que se había apropiado de los mismos, otro enemigo se posiciona para empujar a la población a abandonar aquellos espacios de reunión tradicionales.

Precisamente en Melo, quienes están desalojando a la ciudadanía no hacen del delito su principal razón de ser. Paradójicamente son las aves (palomas y tordos), las que han copado literalmente la plaza, Se las puede apreciar en bandadas numerosas emprender vuelo a las primeras horas del día y regresar a la caída del sol (una de las principales horas de concentración pública en el lugar), para pasar la noche en la copa de los árboles que forman parte del acervo urbano del lugar.

No hay bancos que no estén manchados por el excremento de estas aves que han saturado los árboles y edificios anexos a la plaza de Melo. Tampoco se salvan los coches de quienes se atreven a estacionar -aunque sea por escasos minutos- en las calles laterales, llevándose sobre su carrocería la muestra de su presencia.

La razón del incremento descontrolado -según expertos y oriundos del lugar- es el crecimiento alcanzado por la producción granelera que lleva a tener una mayor fuente de alimento para esta población, que ha multiplicado su presencia con los resultados vistos. Es notoria la presencia de palomas en la misma ruta, donde se vierten granos que pierden en el trayecto los camiones de transporte que por allí transitan. Esa fuente de alimentos ha permitido un crecimiento exponencial de la población avícola y particularmente de palomas y tordos que hacen de lugares públicos su espacio principal para pernoctar. 

Las autoridades ya planifican soluciones para el caso; es necesario hacerlo para devolverle un espacio de recreación y disfrute a una población que hace de los paseos en la plaza una de sus principales actividades. Sin embargo -y a estar por las reacciones ocurridas en el caso de los perros de la Colonia Etchepare- no es descabellado intuir reacciones de grupos defensores de las aves que apronten su discurso y sus acciones para impedir cualquier medida al respecto. 

Ya imagino a los colectivos defensores organizándose para impedir cualquier medida (que seguramente no sea del todo simpática ni inofensiva) si lo que pretende es impedir que hagan de una plaza pública su sitio de evacuación de excrementos.

Sea cual sea la solución que se encuentre, la misma afectará a una población de aves que hoy hacen de la Plaza de Melo, un espacio más parecido a un gallinero que a un lugar de recreación y disfrute público. 

Mientras ello no acontezca, se recomienda ir con impermeable o paraguas, porque en la Plaza de Melo llueve abundante y no es precisamente agua lo que cae del cielo...


el hombre se manchó la ropa,  
el perro ladraba algo parecido a un discurso...

No hay comentarios:

Publicar un comentario