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martes, 5 de agosto de 2014

El que esté libre de pecado que arroje el primer misil


Imagen: www.aporrea.org
El conflicto palestino-israelí está llegando a momentos de definición por el hartazgo de tanta barbarie inexplicable. Particularmente en nuestro país se ha desatado una lluvia de comentarios contra las expresiones de un Presidente con alto prestigio internacional que no tiene reparo en calificar los excesos cometidos por un país amigo de Uruguay. Es que hasta a los amigos se les puede decir que se equivocan, a los amigos no se les trata con hipocresía, a los amigos se les dice las cosas de frente, sin rodeos. Es abrumadora la superioridad bélica de Israel frente a Palestina, también es lícita la defensa de Israel ante lo que pueden ser ataques terroristas que atribuye al grupo palestino Hamas. Pero aún con ese justificativo, la desproporción está signada por la muerte de inocentes de ambos bandos, fundamentalmente niños palestinos que estaban en el momento y lugar equivocados: una escuela, un hospital, o su casa... Imposible querer ensayar una justificación ante tanta violencia. Nunca más vigente las palabras de un revolucionario de hace más de dos mil años... el que esté libre de pecado, que arroje... “el primer misil”.

No son piedras, son misiles

Tengo amigos judíos, los quiero como tales y los acepto con sus defectos y virtudes. Tanto como ellos me aceptan a mí con los míos. Muchas veces nos enroscamos en discutir sobre los temas que hoy afectan la realidad de Medio Oriente. Me parece poco creíble cómo, un pueblo que sufrió las atrocidades más grandes que el mundo pudo conocer, como el holocausto del pueblo judío, puede estar hoy en medio de un conflicto que lo ubica como parte responsable de la pérdida de tantas vidas humanas.

Por un instante me pongo en el lugar de cada quien. Entonces, puedo entender que los motiva el miedo. Me parece inconcebible que se viva con la incertidumbre de la caída de un misil encima como viven los israelíes. Si bien la probabilidad se diluye gracias al enorme poderío defensivo de su Iron dome (Domo de hierro), batería antimisiles que sirve de escudo protector ante los ataques provenientes de la franja de Gaza, por mínima que sea la misma existe.

Pero, también me resulta incomprensible que se apele a la destrucción masiva sin más como forma de repeler esos ataques. Quizás se justifique como reacción inmediata, pero no como algo sistemático que termina finalmente con la vida de gente inocente (niños y ancianos, en su gran mayoría).

No entro ni quiero entrar a tomar partido por ningún bando, solo apelo a que se detengan. Por favor, que se detengan!!

Es cierto que hay que estar en el lugar para poder opinar con propiedad, pero en el caso los resultados parecen manifiestos. Creo -al igual que Mujica- que Israel tiene tecnología y capacidad suficiente como para realizar sus incursiones con otra modalidad y no apelar al ataque arrasador contra objetivos humanitarios que tienen el respaldo de la ONU, por ejemplo. Salvo que se piense que también el organismo internacional tiene intereses antisemitas como se le pretende atribuir ahora a Mujica. 

No me importa saber quien disparó primero, no me importa quien fue el que dio el puntapié inicial a esta escalada de horror incontrolado. Me importa que se detenga y que lo haga ya. Me importa que no mueran amigos míos que están en Israel, me importa que no mueran más personas que están en Palestina. Me importa que el mundo presione para que paren de dispararse unos y otros, aunque sean ataques desiguales, la muerte los iguala y los hace dignos de una bestialidad absoluta.

Hoy se escandalizan representantes diplomáticos israelíes de nuestro país por los dichos de un Presidente que no tiene reparos en llamar a las cosas por su nombre. A la guerra le dice guerra, al horror le dice horror. Antes de intentar un justificativo deberían apelar a un acto de humanidad, hoy pueden estar ganando una batalla pero están perdiendo la guerra.

Hoy el mundo comienza a hacer sentir su voz pidiendo que pare el avance desvastador que ha lanzado un ejército contra población civil. Es hora de decir basta. Basta de generar odios que solo engendrarán más odio. Es momento de detenerse y poner algo de razón a tanta barbaridad.

Es difícil entender las razones de uno y otro opinando desde la tranquilidad de un país como el nuestro que no sufre ese tipo de situaciones. Es difícil explicarle a un niño judío uruguayo que Uruguay no va a declararle la guerra a Israel ni mucho menos. Es difícil explicarle porqué mueren niños como él a miles de kilómetros siendo que -también como él- su pecado fue estar en la escuela. Es difícil...

Esto ya se hubiera resuelto si por un instante se detuvieran a pensar y aplicar aquella máxima milenaria que dice que “el que esté libre de pecado arroje la primera piedra”.

O mejor dicho en estos tiempos, “arroje el primer misil”.



el hombre lloró su lamento,
el perro aullaba su dolor...

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