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miércoles, 3 de julio de 2013

Educación, educación y educación... Explicación, explicación y explicación!!

Fuente imagen: laondadigital.com

La enseñanza se paró y con ella miles de gurises volvieron a sufrir las consecuencias de no tener clases (aunque muchos hoy no tengan claro el perjuicio). La inminencia de las vacaciones de julio mitigaron los efectos para ellos, pero la sociedad uruguaya asistió a una seguidilla de movilizaciones -ampliamente mediatizadas- que dejaron algunas dudas para las cuales se hacen necesarias muchas explicaciones...

Sueldo docente y decente

El Presidente Mujica repitió fuerte y claro en su mensaje de asunción en el Parlamento que era imperioso e imprescindible atender aspectos fundamentales para el país con carácter de verdaderas políticas de Estado. Y muy especialmente hizo referencia a la educación, diciendo: "educación, educación, educación y otra vez educación..." para que quedara claro que hablaba de una prioridad en la que nos iba el futuro como nación.

Transcurridos más de tres años de su gestión, y cuando algunos aspectos  se creían cerrados -convenio mediante- surgieron voces contrarias que echaron por tierra los acuerdos en reclamo de mejoras salariales que se entendían laudadas por este período. Sin desconocer la justicia del reclamo -cada quien defiende su salario como mejor entienda- cabe reclamar que se digan las cosas con claridad y no en forma sesgada.

La base discursiva se concentró en la afirmación del salario docente básico de $ 14.000 sin aclarar que dicha partida es el líquido que percibe un maestro que recién ingrese al sistema y por una jornada diaria de cuatro horas. Esto, que parecería ser lo que habría que decir de entrada, se omitió -no adjudicamos intencionalidades- y, creemos, debe decirse. En consecuencia, si tomamos la media laboral uruguaya donde la jornada laboral de todo trabajador es de ocho horas diarias, es lícito pensar que debió aclararse el extremo o, en su defecto, manejar como sueldo básico el doble de la cifra esgrimida (tomando como base la jornada laboral de 8 horas), es decir unos $28.000 pesos líquidos (deducidas las cargas sociales).

Un maestro Grado 7, de tiempo completo, percibe un salario de unos $49.000 aproximadamente, por dar un dato que pocos conocen y que un servidor desconocía hasta que el tema se instaló y comenzamos a intercambiar información al respecto. Por supuesto que un Grado 7 no es la media, pero tampoco lo es un Grado 1 en un sector que poco ha crecido  merced a la alta competencia laboral que registra la sociedad uruguaya y en la que Magisterio ha perdido terreno en los últimos años. Con esto se quiere decir que los escalafones más bajos -bandera o estandarte del reclamo- son bastante menos que el resto de la plantilla de trabajadores de túnica blanca.

Resistencia incomprensible

El Plan Ceibal se impuso por voluntad del entonces Presidente Vázquez. Esa voluntad presidencial sorteó la increíble resistencia de quienes menos se pensaba, los maestros, quienes aún hoy sub-utilizan el recurso, a pesar de los innumerables ejemplos que el plan aportó y sigue aportando hoy día.

Sin perjuicio de ello, fueron los propios destinatarios (los niños), los que lo impusieron, venciendo esa impensada e ilógica barrera. Si invertimos el razonamiento, es válido creer que los resultados pudieron ser mucho mejores de haber contado con el apoyo incondicional de quienes debiendo liderar el plan, no lo hicieron en el grado esperado.

En el mismo sentido ocurre con los profesores que forman parte del núcleo movilizado, muchos de los cuales se niegan a ser parte de los cambios que  deberían empezar a liderar. Por ejemplo, con el tema de la elección de horas docentes, a la postre uno de los nudos más resistidos a cambiar.

¿Quién puede explicarnos la razón por la que no se aprecie como necesaria la implantación de cuerpos docentes estables en los Liceos? Con ello se bajaría el ausentismo que hoy padecen muchos establecimientos con la correspondiente pérdida de horas de clase de los estudiantes, las que, en su gran mayoría, no se recuperan al cabo del año. Un cuerpo estable permitiría abandonar la errática peregrinación que sufren muchos profesores, (los de grado más bajo que son los que eligen último), recorriendo varios establecimientos para poder contar con el caudal de horas que les permita redondear un sueldo decente.

Esa peregrinación termina -muchas veces- generando el abandono del docente, la redistribución de horas, y con ello, la pérdida de horas de clase para los alumnos, lo cual -en definitiva- atenta contra el mejor resultado posible y esperable.

Sin desconocer que quien elige primero también abusa de ese privilegio y elige hasta lo que luego no puede cubrir, generando los reajustes horarios que enlentecen y perjudican al educando una vez sí y otra también.

Otro tema son los centros de la periferia, que debieran contar con técnicos especializados y que -por la razón del artillero- terminan cubriendo sus equipos con el personal disponible, tras ese perverso sistema de elección de horas, y no con los más idóneos -o los realmente necesarios- para esos centros educativos.

Todos temas que si bien son mensurables en recursos financieros, no tienen su razón de ser en la falta de los mismos. Precisamente porque -algo que tampoco se explica completamente- no es lo mismo el 4,5% del PBI del año 2004 al de este año 2013 (sensiblemente superior). Sin embargo se argumenta ahora la necesidad de su incremento al 6% como una solución cuando todo parece indicar que no se trata de un tema de recursos sino de gestión.

Muchas explicaciones en el debe que se suman a una falta de liderazgo para poder dar respuestas a una sociedad que se jactaba de tener la mejor educación pero que hoy padece las consecuencias de su deterioro.

Hasta tanto no nos demos cuenta de la importancia del tema en el sistema o engranaje social, sufriremos sus consecuencias en múltiples aspectos (desde económicos hasta de seguridad), porque la desintegración educativa seguirá perforando el entramado social y con ese deterioro iremos perdiendo mano de obra calificada (por ausencia de gente preparada), y generando angustias en una población joven que corre el riesgo de ser coptada por la delincuencia.

Todo esto que parece tan simple, es resistido e incomprendido por algunos.

Viene siendo hora de dejar dogmatismos de lado -provengan de donde provengan- para devolver coherencia a un sistema que muestra debilidades que pueden y deben corregirse. Todo ello sin perjuicio de reconocer que no es la educación la madre de todos los males que hoy padece nuestra sociedad, (ni mucho menos), pero reconoscamos que resolviendo este tema resolvemos una buena parte del problema. Por lo menos uno de las que más inciden (sino el que más), en la formación de las nuevas generaciones.

Es hora de explicaciones, solo así podremos entender el problema y encontrar las soluciones para que aquella arenga presidencial encuentre la correspondencia buscada.

Educación, educación... y explicaciones, para entender la razón (o sin razón) de un tema que nos compete a todos.


el hombre no entendía mucho,
el perro, entendía un poco menos…

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