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martes, 15 de mayo de 2012

Indignación intolerante


Cuando el remedio es peor que la enfermedad


Una convocatoria a marchar contra la violencia desatada en el Uruguay de estos días dio lugar a una develada intolerancia de los convocantes que desvirtuó el motivo principal de la movilización. Ello trajo aparejado que fueran muchos menos los asistentes y que aún -los que fueron-, replegaran su presencia en claro gesto de no compartir el procedimiento empleado para hacer sentir un reclamo en principio  compartido.

La delgada línea que separaba la movida de cualquier intento politizante de baja estofa se rompió y quedó en evidencia el verdadero móvil de los impulsores de la manifestación: aprovecharse del dolor ajeno para llevar agua a su molino sin reparar en los daños colaterales que ello implica, por cuanto desperdició una oportunidad de construir un espacio común de protesta pacífica y ciudadana.

Arrogándose el derecho al monopolio de la sensibilidad, los manifestantes la emprendieron contra las autoridades y lo que en principio sería una marcha pacífica y sin consignas, terminó siendo una develada manifestación contra el Gobierno al punto que el mayor espectáculo fue dado en las puertas mismas de la Torre Ejecutiva.

Fue notorio ver llegar ciudadanos que al ver el tenor de la movida se mantuvieron ajenos a la misma como meros espectadores que marcaron una frontera entre quienes fueron a entonar ofensivas consignas y quienes habían sido movilizados por la intención -desmentida luego en los hechos- de marchar en un acto reflexivo y sensibilizador contra la violencia que ganó espacio entre los uruguayos.

Pero si lamentable fue el espectáculo de intolerancia y agresividad que dieron los manifestantes (unos pocos cientos que no llegaba al millar siquiera), peor sería la proclama que leyó la convocante (que a esa altura ya se sabía no era una ciudadana cualquiera sino la publicista de Vamos Uruguay, sector que lidera el Senador Pedro Bordaberry). Lamentable porque estuvo plagada de inexactitudes y falsedades que dichas en ese marco se quisieron hacer pasar como verdaderas.

Totalmente desvirtuado el mensaje sobre tenencia de armas de fuego. Sin referencia alguna al mensaje de los verdaderos promotores de que la gente se defienda empuñando un arma. Promotores que desaparecieron cuando ocurrieron hechos lamentables como la muerte de una joven por el disparo de un arma empuñada por su padre. Para defenderse no basta con tener un arma -ni siquiera con tener puntería- es necesario estar capacitado para empuñarla con responsabilidad.

Tampoco es cierto lo que se leyó respecto al cierre de las bocas de pasta base y su referencia a que “muchas familias quedarían sin ingresos”. Nadie hizo manifestación de ese tenor sino que la referencia fue un dato de la realidad. Cuando se golpea a una boca, ésta, lejos de cerrarse trabaja el doble, y no porque se le permita hacerlo pues de hecho se la combate, pero la delincuencia se las arregla muy bien para burlar a la Policía aún haciendo uso de prerrogativas constitucionales como la que impide el allanamiento nocturno. Ante eso, poco o nada puede hacer la Policía y eso no se leyó sino que se deformó en la proclama.

También fustigaron la ausencia del PIT-CNT; flagrante y absurda falsedad por cuanto sus dirigentes estaban a escasos metros de los convocantes y como quien escribe, pusieron distancia al ver el giro que tomaba la manifestación.

Otra inconsistente afirmación proclamada fue la referencia al proyecto de ley de tenencia responsable de armas, que lejos de propiciar “el desarme de la gente honesta”, como quisieron hacer ver los convocantes, apunta a una tenencia responsable de un arma de fuego. Tenencia que desaliente a la delincuencia y también a quien no esté capacitado a portar una, de modo de evitar tristes sucesos como el de aquel padre que dio muerte a su hija al confundirla con un delincuente en el interior de su casa.

La indignación estuvo por partida doble en la Plaza Independencia. Unos, indignados que hicieron mal uso de una convocatoria que merecía otro fin. Otros, que nos sentimos indignados ante la intolerancia manifiesta de quienes, pretendiendo un resultado diferente, fueron generadores del resultado opuesto, sembrando violencia en lugar de reflexión y pretendiendo ser los dueños de la sensibilidad que no tuvieron para no hacer del dolor ajeno un argumento para el aplauso y/o el voto fácil.

Yo elegí estar y fue una acertada decisión pues nadie nos contó lo que allí ocurrió, lo vivimos en carne propia. Quisimos recuperar un espacio perdido donde los uruguayos sumáramos nuestra presencia para lograr un fin superior. Una oportunidad -desperdiciada- de unirnos para construir un movimiento por la paz, la tolerancia y la convivencia.

Lamentablemente, a la luz de lo ocurrido, perdimos todos.


el hombre fue a la plaza y se mantuvo al margen,
el perro olfateaba algo raro, pero también fue...

2 comentarios:

  1. siendo secretario de bonomi es logico pensar asi

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  2. Me parece muy bueno, pero la gente tiene razon, ya basta de meter presos a policias por lastimar a delincuentes, mientras los trabajadores andamos con miedo por las calles.
    Yo me armaria y si entran a mi casa no dudaria por salvar la vida de mi hijo de matarlo, ni siquiera herirlo, matarlo directamente.
    Esta todo bien, hay politica en el medio, pero esto no se banca mas y nadie hace nada.
    Me parece que un poco de mano dura no vendria mal, aunque el ministro piense que no arregla nada.

    chau lindo
    yo

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