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miércoles, 18 de enero de 2012

¿Admirable alarma?


En el año que pasó (2011), nuestro país celebró el Bicentenario de la Emancipación iniciada un 27 de febrero de 1811 con el Grito de Asencio, hecho que marca el inicio de la gesta libertadora y que fuera conocido como “la admirable alarma”. Hoy en pleno siglo XXI e iniciado el 2012, un diputado lanza una alarma que dista mucho de ser admirable. Habla ligeramente de un movimiento de “indignados” (haciendo una comparación con los alzamientos populares europeos), en una especie de invitación a manifestarse a contrapelo de los esfuerzos del gobierno por recomponer el estado de seguridad pública que se pretende. Lo inadecuado de la propuesta es hacerlo en momentos de implementarse cambios estructurales a los que no se le da -siquiera- un mínimo de tiempo razonable de ejecución. ¿Admirable alarma?

Nadie resiste un archivo

La Comisión Permanente había convocado al Ministro del Interior ante la “ola de violencia” desatada en los primeros días de un enero más caliente que  lo acostumbrado (según los denunciantes). Sin embargo al arranque mismo de su exposición, el Ministro dejó en posición incómoda al legislador convocante, (Senador Moreira), al exponer los datos de homicidios ocurridos en uno de los años durante los que el referido era Subsecretario de la cartera que hoy tiene a su frente al convocado. 49 homicidios se produjeron durante el verano del año 1993 (Moreira fue subsecretario de Interior entre los años 1990 y 1994, año en que renuncia para candidatearse a la Intendencia de Colonia). Verano que comprende los meses de enero, febrero y marzo pero que, según el Director del Observatorio sobre Criminalidad y Violencia del Ministerio del Interior, Soc. Javier Donnángelo, están volcados fundamentalmente a enero y febrero. Y, a pesar de los números expresados -significativamente altos comparados con los que dieron motivo a la convocatoria- no hubo una movida política como la que se hizo en esta ocasión.

Rápidamente el aludido relativizó las cifras con una división que no resiste el menor análisis estadístico pues no se comporta así la realidad. Y eso quedó demostrado con el informe -acompañado con gráficos- realizado por el Observatorio del Ministerio del Interior, que marca la variabilidad de los datos, los que no mantienen un patrón predecible sino errático y variable entre meses. De ahí que resultó extraño una convocatoria basada en un período de días tan corto que no responde a criterio estadístico alguno sino a un aspecto coyuntural y variable como lo avalan todos los registros estadísticos.

Pareció a todas luces una contradicción realizar un llamado basado en aspectos coyunturales y más aún hacerlo en momentos de comenzar a aplicarse una reestructura que apunta precisamente a la mejora de la seguridad pública. No le dieron tiempo alguno para evaluar -seriamente- los cambios propuestos.

Se agravió un diputado de la oposición considerando “una tomadura de pelo” la presentación de programas y tecnologías adquiridos por la cartera, cuando precisamente uno de los puntos de la convocatoria era saber de la planificación que tiene el Ministerio y saber en qué gastó los recursos que le votó el Parlamento. Hacerlo como se hizo, contestar lo que se quería saber, agravió a los convocantes que parecieron olvidarse lo que habían votado al momento de realizar la convocatoria.

Afirmó también que el Ministro fracasó porque hoy la inseguridad que se vive es intolerable, pero como nadie registra un archivo, vale la pena repasar cómo se vivía en tiempos en que gobernaba el partido del diputado en cuestión y para muestra les dejo este link (http://www.youtube.com/watch?v=5qUngTmAP7k) que ilustra cómo se percibía la realidad de Uruguay en el año 1994, y no precisamente de parte de la fuerza política que hoy gobierna.

Entonces resulta irresponsable que quienes tienen cargos públicos como el de legislador no se informen antes y solo consuman titulares de prensa. Pero lo más grave es fomentar -desde su alto puesto de responsabilidad pública- un movimiento de reclamo popular usando a quienes están afectados directamente y por tanto son vulnerables en temas de seguridad. Y lo son por haber sido víctimas de algún hecho que debieron soportar y que tienen -por tanto- una visión subjetiva marcadamente crítica por haber sido violentada su seguridad personal. Personas que -por lógica- se nutren también de quienes, sin haber sido directos involucrados, se suman al reclamo en forma solidaria.

Manifestarse es lícito, nadie critica eso, pero lo que preocupa es aprovecharse de ese estado de vulnerabilidad de grupos sociales afectados, para generar un movimiento que atente contra las políticas implementadas sin dar tiempo -siquiera- para ponerlas en funcionamiento. Y lo más grave es la comparación, pues el movimiento de indignados a que refirió el diputado, no se lo conoce precisamente por ser un movimiento pacífico sino un movimiento que procuró los cambios a partir de explosiones populares que rápidamente fueron aprovechados por grupos radicalizados que  desvirtuaron los legítimos reclamos. ¿Ese es el movimiento que propicia el diputado? ¿Tendrá conciencia del riesgo que significa realizar ese tipo de comparaciones? ¿No sería más responsable llamar a trabajar a todos los vecinos en los espacios de convivencia que propicia el propio Ministerio del Interior como las Mesas Locales? ¿No sería más prudente dar un tiempo para evaluar los cambios propuestos? ¿No sería mejor sumar esos colectivos para aunar esfuerzos en una lucha que debiera tenernos a todos del mismo lado?

Las alarmas no siempre son buena cosa, solo aquella de 1811 pudo ser admirable.

Esta, seguramente que no.


el hombre no precisaba despertador,
el perro era su admirable alarma

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