Traductor

lunes, 8 de agosto de 2011

Bayce y sus crónicas de Narnia

El sociólogo Rafael Bayce realizó una crítica que no compartimos en su última nota publicada en la revista Caras y Caretas; nobleza obliga una respuesta en lo que entendemos una grosera falta de información o una visión equivocada de la realidad.

La academia es una y otra vez, (auto)convocada para dar cátedra en materia de seguridad, y lo hace desde una altura que le está impidiendo ver convenientemente la realidad. Solo así pueden explicarse algunas concepciones vertidas por quienes opinan sobre el tema sin llegar nunca a “embarrarse” lo suficiente como para tener –además de opinión- experiencia en la materia.

Desde la tribuna recurren a la crítica destemplada y vulgar, al punto de llegar al insulto gramatical tildando de ridículos a los operativos de saturación policial, solo porque su modo de evaluación pasa por la lectura simple y vulgar que no se espera de un académico. En efecto, desconocer que el objetivo principal de los mismos no pasa por tantos o cuántos procesados haya, sino por una disuasiva manera de marcar presencia y autoridad en un claro mensaje a la delincuencia sobre que ya no hay más chances (si es que  tuvieron alguna antes), parece ser la lógica de los comentaristas. Por supuesto que si a la movida policial se le suman procesados acordes a las órdenes de allanamiento que dan origen a los operativos, hablará de un trabajo de investigación correcto y eficaz. Pudieron haber –de hecho suponemos que las hubo- filtraciones que conspiraron contra el mejor resultado en varios operativos, pero a medida que los mismos fueron produciéndose también se mejoró el accionar policial y con ello la efectividad de las acciones.

Una fuerza policial que no estaba lo suficientemente entrenada para ese tipo de operaciones, se fue perfeccionando; hoy la selectividad y eficacia marcan cada incursión que se realiza. También se muta permanentemente la operativa y aquellos despliegues iniciales ya no son necesarios por varias razones: 1) ya no se resiste la presencia policial como al principio; 2) la modalidad operacional de la Policía también cambia y se modifica para ser más efectivos en la prevención y disuasión del delito (piquetes de control vehicular, por ejemplo); 3) un notorio incremento del patrullaje policial también abona a la innecesaria actividad de los llamados “megaoperativos”, siempre con la prevención como consigna. Entonces, si ello es así, y sin que signifique la no realización de nuevos operativos de saturación (que seguirán realizándose dónde y cuándo sean necesarios), las críticas nos parecen anacrónicas, y descontextualizadas por completo.

Otro punto que critica el cronista es respecto al dato estadístico que aportara una encuestadora de prestigio como Equipos Mori, en un avance de resultados de la encuesta de victimización que encargara el Ministerio del Interior, para conocer la realidad sobre un tema tan debatido últimamente como la sensación de seguridad o inseguridad de la población. Pero no desde el punto de vista de la percepción solamente sino con datos reales que reporten efectivamente cuántos uruguayos somos víctimas de delito y cuál es la percepción de cada uno respecto a la seguridad pública.

Entre esos datos – que se conocerán en pocos días más- se destacan respuestas a preguntas sobre los operativos de saturación policial y su grado de aceptación entre la población de los lugares donde se realizaron. Se cuestiona la verosimilitud del mismo por cuanto –dice- que   “Lo más grave del asunto es que el Ministro crea –o alguien le haya hecho creer- que poco después de una intervención es posible interrogar a las poblaciones con mínima esperanza de recoger verdad sobre los hechos” . Evidentemente dice esto quien no estuvo ni cerca de una intervención como esas pues de haberlo estado habría recogido por sí mismo –sin necesidad de encuesta alguna- la opinión favorable de los vecinos a quienes se va a defender en esas acciones. Vecinos que recuperaron ese mismo día la posibilidad de disfrutar de sus jardines y veredas, convertidas en tierra ajena por la acción de los delincuentes a quienes se fue a detener.

El comentarista llega al colmo de suponer que la encuesta pudo ser encargada por el Ministro porque “registraría un apoyo declarado mucho mayor que el verdadero, incluso con el detalle de poder contar más aprobaciones que conocimientos de los operativos…estaríamos –expresa- ante un engaño deliberado… Por algo se fue el Sociólogo Rafael Paternain…” Esto último va dicho seguramente sin el consentimiento del citado Paternain, a quien le consta –y así lo expresó en varias oportunidades- que no hubo engaños como los que pregona gratuitamente Bayce, y mucho menos de forma deliberada en ninguna de las estadísticas aportadas por esta administración.

Se puede vivir de la academia; se puede opinar desde la academia; pero también se debe aportar desde la academia. No es con este tipo de análisis tendencioso y malintencionado que se logra el mejor resultado. Tampoco dándole la espalda a una realidad que parece no leerse desde el escritorio pero que, por suerte y por compromiso, este gobierno atiende y defiende en donde se produce.



el hombre volvió a tomar mate en el jardín,
el perro mordisqueaba una careta…

No hay comentarios:

Publicar un comentario