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Se reconoce como un tipo desordenado y rodeado de unos locos que le renovaron la confianza; a tal punto, que contra todos los pronósticos que lo daban tercero en la contienda electoral, remontó las encuestas para salir victorioso en su departamento. Es la breve historia del Canario Fratti, un veterinario de filiación nacionalista que conoció un día a Pepe Mujica para compartir su visión sobre los problemas de los productores uruguayos y encontró a un militante que supo, no solo interpretar sus necesidades sino inspirar la recuperación de un sector que hoy recoge los frutos de una nueva forma de dirigir la economía nacional, por más que muchos no lo reconozcan. En la ciudad de Melo, y rodeado de esa barra de locos que lograron su reelección, asistimos a conocer -de boca del protagonista- una síntesis que bien puede representar lo que significó el Frente Amplio para cientos de miles de uruguayos que han cambiado su vida, nada menos que a días de una segunda vuelta en que nos jugamos los próximos 5 años de nuestras vidas…
Un agradecido a Pepe
En la ciudad de Melo estuvimos de recorrida en la campaña #VotoAVoto, un trabajo de micro política que busca llegar a esa mayoría simple que confirme el cuarto gobierno del Frente Amplio, dando continuidad a un ciclo progresista de década y media de vigencia ininterrumpida.
En medio de una atípica campaña -plagada de errores propios que dieron pie a un bloque opositor cuyo único y común denominador es sacar al FA del gobierno- asistimos a conocer la historia de un líder político de cuña nacionalista que un día no soportó más y buscó cambiar la pisada porque ya no se aguantaba “la vichera”.
“Yo no tenía credenciales -venía de otro partido- y ser quinto en la lista de diputación por Montevideo no era algo fácil. No fue fácil abrirse camino… Cuando llegué al Parlamento hubo un viejo militante del MLN que me encaró y me dijo:
- ¿Vos sos Fratti? Te quería conocer…
- Si… ¿Por qué?
- Porque nunca vi la lucha que dio el Pepe Mujica para que vos fueras quinto en la lista por Montevideo…
Por eso es que soy un agradecido de José Mujica, porque me dio muchas más credenciales de las que yo tenía en ese momento”, dijo al grupo de compañeros que le llevaron a renovar la banca por Cerro Largo.
Hubo tiempo para recordar aquella primera movilización del sector agropecuario del 13 de abril de 1999, en la que junto a Gonzalo Gaggero comenzó a gestar en Tacuarembó y llevaría a cientos de productores en caravana hasta Montevideo. De aquella gesta recuerda una anécdota: “mi hermano me hizo orinar en una bolsa, porque no podíamos parar o se nos desorganizaba toda la caravana… cruzamos por Treinta y Tres, donde se juntó gente y nos estaban esperando los de Rocha. Y por esa fecha – abril de 1999 – yo no conocía a Mujica. Y en el viaje hasta la Casa de Gobierno -en ese entonces Edificio Libertad- miro para el costado y veo una moto Zanella y en ella el viejo Pepe… La caravana llegó y a un Policía que estaba allí se le escapa un tiro y se arma un revuelo bárbaro. Tuvimos que salir a explicar que sólo queríamos hablar con el Presidente, que era hasta ahí no más...”
Su paso por la vicepresidencia de la Federación Rural le dejó claro el recelo de sus miembros por la figura de un tupamaro de la estatura de Mujica, recelo al que se enfrentó en un momento de crisis donde se imponía entablar un diálogo que permitiera vislumbrar una salida. “Yo con Dios no creo que pueda hablar porque seguramente no ande por acá, pero después hablo con el que venga porque estamos con una vichera que si no atajamos esto nos vamos a fundir todos”, expresó para fundamentar su decisión de hablar con el que sea en el camino a buscar soluciones y una salida a la crisis.
El primer encuentro con Pepe fue siendo diputado, allí recibiría una clase magistral de economía de la que salió con la convicción que para próximos encuentros “teníamos que ir bien estudiados”. En ese primer encuentro los recibió en su despacho, donde en su escritorio tenía -abajo del vidrio- fotos de Lucía y una en especial que llamaría la atención de los visitantes: Mujica entre Wilson y Susana Sienra. “La historia hubiese sido otra si ese tipo hubiera ganado las elecciones” - despachó Mujica y con eso empezó una historia de encuentros y coincidencias que llevaron a este blanco de pura cepa a sumarse al Frente Amplio desde el Movimiento de Participación Popular.
Un referente que supo estar 10 años al frente de INAC y donde siempre contó con el respaldo de Mujica y su organización, tendiendo un puente con el sector agropecuario no ya del gran terrateniente sino del productor familiar, ese que hace cuerpo en la inmensa mayoría de los productores del país.
Dada su condición de Presidente de INAC, era frecuente invitado a reuniones protocolares con dirigentes y autoridades nacionales. En una ocasión el encuentro con el entonces ministro de Economía – Fernando Lorenzo- le permitió confesarle una duda que tenía referida a los representantes gremiales con los que se relacionaba. “Yo no se si me creen ignorante o que concepto tienen de mí, porque no los entiendo, en momentos que la economía crece y ellos venden a mejores precios se siguen quejando y acusando problemas...” A lo que el entonces Ministro Lorenzo le manifestó: “No te creen ningún ignorante, pasa que ellos antes eran los que disponían quien era el presidente de INAC, el Ministro de Economía y hasta el Presidente de la República”.
Ese tiempo que añoran es la gran diferencia que representa un gobierno del Frente Amplio con el bloque opositor que hoy denominan Coalición Multicolor. Una sumatoria de partidos cuyo único interés es sacar a esta fuerza política del gobierno para cambiar la forma de distribuir la riqueza, porque en definitiva de eso se trata, de cómo repartir lo que produce el país.
Blancos como Fratti hay muchos y comparten la visión de un país que distribuya y comparta la riqueza que produce nuestro principal recurso natural con quien lo trabaja. Un país que reconozca derechos laborales en un medio que nunca tuvo regulación alguna, un país que genere oportunidades y acceso a la educación en todo el país sin necesidad de desarraigo para nadie. Un país más igualitario, donde la inequidad no sea la regla y las oportunidades se brinden para todos por igual. En definitiva un país para todos...
La yapa: ¿Un cangrejo bajo la piedra?
Esta columna no es una cualquiera, se escribe a escasos días de una segunda vuelta definitoria. Una instancia electoral en que los uruguayos decidiremos el destino de nuestras vidas -que es la del país también- durante los próximos 5 años. Por eso, me tomé el atrevimiento de deslizar algunas interrogantes que no terminan de contestarse por parte de quien lidera las encuestas y puede llegar a quebrar el ciclo progresista.
Es que nada dice del contenido de una Ley de Urgencia que tendría entre 300 y 500 artículos y tampoco nada dice de dónde sacará los 900 millones de dólares que dice recortará en su presupuesto. Particularmente pienso que no lo dice porque su decisión ya está tomada y no es otra que pactar con el Fondo Monetario Internacional un préstamo que le permita enjugar el déficit fiscal que tanto ha fogoneado durante la campaña y -de esa manera- evitar recortes que de otro modo tendría que hacer. Una eufemística forma de concluir que no sacaron ningún derecho en un claro mentís para los frenteamplistas que vaticinaron como un hecho tal circunstancia.
Pero claro, la llegada del FMI no haría otra cosa que terminar con la soberanía de deuda que ostenta el país hoy, una deuda mayormente con acreedores uruguayos (AFAPS) y en pesos también uruguayos en su mayor proporción. Un escenario impensado cuando asumió el gobierno el Frente Amplio. Además, con el mayor nivel de reservas de toda la historia, un Banco República fuerte y un mercado internacional abierto y diverso, lo que ha permitido sortear con éxito las crisis de la región. Esto último, a pesar de los mentores del desastre que sin pudor alguno se atreven a hablar de abrir mercados como si el país estuviera hoy cerrado al mundo.
Esa es la cuestión que vamos a dirimir el próximo 24 de noviembre en una segunda vuelta en la que nos va la vida de los próximos 5 años. Un tiempo demasiado corto para algunos pero necesario e imprescindible para muchos que queremos seguir construyendo el país que soñamos…
el hombre hacía memoria,
el perro ladraba un voto...
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