En
medio del barrio Pocitos ocurrió un intento de rapiña a un local del
Correo que se aprestaba al pago de jubilaciones - dato que conocían muy
bien los delincuentes. Según testigos, (y datos que maneja la propia
Jefatura de Policía de Montevideo), la balacera duró varios minutos. Una
eternidad para quienes estaban parapetados resguardándose de alguna
bala perdida que -por fortuna o más bien por pericia de la Policía, cosa
que nadie dice-, no afectó a ningún ciudadano que andaba por ese
(densamente poblado) barrio de Montevideo. El saldo trágico de un
Policía muerto y otro gravemente herido, más un delincuente abatido,
habla a las claras de un hecho gravísimo que solo merced a la eficacia
policial, no tuvo víctimas entre la población civil. Hoy no es un día cualquiera, murió un Policía en cumplimiento del deber...