Es el Ministro más longevo de la historia de la cartera de Interior, (por lo menos desde la restauración democrática); el más interpelado; el más resistido; y, al que más veces le han pedido la renuncia. Sin embargo, no solo se ha mantenido por propia decisión sino que fue ratificado por el Presidente de la República aún antes de serlo, cuando en plena campaña electoral lo confirmó en su equipo y afirmó que continuaría al frente de la Secretaría de Estado si la ciudadanía lo ungía como primer mandatario, lo cual ocurrió. Fue la mayor interpelación pública de un Ministro de toda la historia uruguaya seguramente. Puesto en la palestra pública no solo sorteó con total éxito la instancia sino que su lista, la 609, fue la más votada, y quienes hicieron campaña en su contra y se jugaron por ese linchamiento electoral, fracasaron con total éxito. Por si fuera poco, viene cumpliendo la promesa de bajar las rapiñas un 30% (acariciando el 15% actualmente), a dos años y fracción de expirar el plazo establecido. Cambió el ADN de la Policía Nacional y fundó una Nueva Policía, le dio un nuevo marco legal, abandonó estructuras de la década del 40 y modernizó una institución retrasada que hoy hace punta en la región y el mundo. Dignificó el salario policial y con ello le devolvió profesionalismo a una carrera que hoy eligen miles de uruguayos. Reestructuró la organización operativa de la Policía, combatió la corrupción eliminando focos como el Cayma; llegó a destituir a más de 300 policías por año por razones de servicio o directamente por casos de corrupción. Hizo lo que nadie había hecho y mucho más. Es uno de los más brillantes pensadores de políticas aplicables y posibles para el Uruguay que todos anhelamos. En una cena donde la complementariedad entre lo público y lo privado fue el centro, atrevió a plantear una nueva generación de políticas urbanas y sociales. Lo del título: habló Bonomi…