Las elecciones en el “El Terronazo” son cosa seria, y esta vez lo serían más pues se quería prolongar la racha de triunfos que el último presidente había cosechado tras una de las mejores administraciones que este club de barrio había conseguido en toda su historia. Atrás había quedado el intento reeleccionista que abortaran los estatutos y la voluntad en contra del Presidente, a pesar de la gran popularidad que el hombre tenía. Pero esta vez sería diferente pues no sería un “Dotor” el favorito de las preferencias de los socios del “clú”, sino un hincha más que se había ganado el lugar y la simpatía de la mayoría.
El rival de la lista opositora había conseguido pasar a la segunda vuelta que establecen los estatutos, a pesar de la paliza sufrida en la primera ronda. Una primera intentona electoral que estuvo matizada con quien llamaremos “A.G.1*”, para no afectar al involucrado. El referido por esa sigla, (cualquier parecido a un virus de gripe, es mera coincidencia), había cometido el exceso de editar una separata con una entrevista del candidato por la mayoría, donde éste se despachaba claro y nítido sobre lo que todos piensan pero no dicen acerca de los destinos del “clú”.
- Una autopsia no autorizada – dijo Sempiterno Luna, el socio más antiguo; y su afirmación puso fin a todo entredicho posible entre los referentes del candidato. Pero el daño estaba hecho y lo usarían los rivales para intentar, no ya el triunfo sino el pasaje a la segunda ronda de elecciones. Bien sabían que para esa etapa, la tercera y minoritaria lista se les sumaría. Claro que nunca pensaron que de haber habido un tiempo mayor, hubieran sido éstos los rivales y no ellos.
Llegado el tiempo electoral definitivo, la campaña se tenía que concentrar en las propuestas, para abandonar así toda la mugre recogida en la experiencia anterior. Entonces ocurrió lo impensado, en una casa se desata un incendio y descubren un arsenal de hondas, piedras, palos y banderas de clubes de la divisional que ponen en alerta a todo el barrio. Sin que nadie lo llamara, salió Luminario Baqueta a pedir a gritos que aclararan que no tenían nada que ver con el hallazgo los elegidos por la mayoría. Solo así – decía – nos podrán devolver la paz al barrio, (que dicho sea de paso estaba tranquilo hasta los gritos de Luminario). Entonces, lo llamaron de la Liga a Luminario, para que probara sus dichos, pero no probó nada de nada. En el barrio ya lo tenían por bocón, sus prominentes labios – y este exceso verbal - daban cuenta de que eso era la pura verdad.
En medio de todo esto, se quería un debate entre los dos candidatos, pero el clima que se había generado echó por tierra todo intento.
- Salvo que Luminario reconozca que dijo un montón de mentiras, dijo el candidato por la mayoría.
- Y San Gañota también, soplaba el vice mientras el líder asentía con una sonrisa, haciendo referencia a otro viejo socio del club que en su tiempo de ocio había escrito un libro con cierta teoría conspirativa de la historia de la institución.
Entonces vino otra andanada de artillería pesada en la que otro A.G.** (al que llamaremos A.G. 2) desempolvó la palabra “plausible” para que el “Guapo” Larrayada (vice del candidato opositor) la usara hasta el cansancio en sus discursos, junto con el candidato principal que también la usaba.
Los almuerzos en la cantina del clú fueron el lugar donde despacharse –mientras los socios degustaban de los ravioles con estofado de pollo con canilla libre de vino. Entre ruidos de platos y cubiertos, cada candidato esbozaba su plataforma de camino al último domingo de noviembre donde la masa social elegiría al nuevo presidente de El Terronazo.
No se supo quien fue, pero se comenta que la entrada intempestiva de la Sonia (la peluquera del barrio), fue la razón principal del corte brusco del audio del candidato. Estaba re caliente porque la habían mencionado como la amante del dueño de las piedras y demás útiles encontrados, y el Yeyo (su marido) estaba re caliente con ella porque en el barrio ahora le decían cornudo.
Las elesiones del clú están calientes.
Y pensar que me lo habían dicho... Salú.
el hombre se tomaba su vinito,
el perro miraba como discutían los de la comisión “eletoral”
el perro miraba como discutían los de la comisión “eletoral”
* Alfredo García - autor de Pepe Coloquios
** Adolfo Garcé - politólogo