La conferencia citada para el mediodía de un lunes resultó extraña, muchos imaginaron que el viejo político volvería a marcar agenda imponiendo una de sus acostumbradas distracciones y encausar una desteñida campaña electoral que no termina de calentarse… pero no. La convocatoria tendría una inesperada, aunque previsible razón de ser para un octogenario más que cascoteado por la vida que eligió y que le tocó vivir. Lapidaria e hidalgamente compartió la información de un grave diagnóstico que le colgaba -nuevamente- la espada de Damocles encima, aunque esta vez tendría forma de “guadaña en ristre”, según sus propias palabras. Calmo pero firme, tuvo tiempo y estatura para dejarnos un mensaje de vida, para los que vienen atrás, justo cuando la vida se le va gastando y quemando sus últimos cartuchos. La música seguirá sonando, pero no habrá nada ni nadie que le podrá quitar lo que ha bailado…