|
Celdario del Penal de Libertad |
La muerte de Larrañaga no solo dejó sin líder a Alianza Nacional, sino que le produjo una fractura expuesta que los dejó a merced del “calderín” herrerista y del “oportunismo” de Gandini, por ocupar un espacio que no le entra ni con fórceps. Junto a esa estampida baguala, buscando aleros donde refugiarse, la gestión de la cartera sigue haciendo agua por todos lados y dejando por el camino los buques insignias que pretendió imponer el Guapo junto a sus más cercanos asesores. Entre aquellos “puntos altos” que proyectaba, un llamado Plan Dignidad supo ocupar titulares de prensa que no se extendieron más que unos pocos centímetros virtuales en algún caso. Ni siquiera supieron exponerlo, y menos defenderlo, tanto dentro como fuera de fronteras. Hoy, avanzando el cuarto año de gestión, las cárceles muestran un deterioro manifiesto al que se suma un incremento exponencial del hacinamiento y un proyectado e insuficiente incremento de plazas penitenciarias, que hacen más oscuro aún el panorama. Mientras tanto, las denuncias del Comisionado Parlamentario se dejan oír muy bajo y casi que en exclusiva para algunos ámbitos cerrados; sin las estridencias que supo imponer durante las gestiones frenteamplistas, siendo –el de ahora- un panorama mucho más oscuro todavía. Las muertes violentas en cárceles no cesan y el panorama está muy lejos de la dignidad tan promocionada…