Las declaraciones del Ministro del Interior no son casuales, mucho menos contradictorias con su forma de pensar y de actuar. Si algo no se le puede negar es su (in)coherencia argumental por más que estemos en las antípodas de su pensamiento. Al hecho de que “había algo más” tras el asesinato por linchamiento de Lezica, al de “no era una familia que progresó por sí sola”, para ¿justificar? el asesinato de un joven matrimonio frente a sus hijos, representan el verdadero pensamiento de quien dirige (¿?) las políticas de seguridad en el país. Semejantes dislates dialécticos hablan muy mal de un dirigente que acumula varias décadas de experiencia y que pareciera ser que entró en una decadencia que lo aleja cada vez más de la investidura que debiera ejercer. Sus dichos reflejan una ausencia de valores por demás preocupante, al menos para (queremos creer), la inmensa mayoría de los uruguayos. Que sea nada más ni nada menos que el propio Ministro del Interior quien justifique la justicia por mano propia habla muy mal de una institucionalidad que lo tiene liderando la seguridad del país. Es hora que el Presidente de la República, el mismo que llamó a responsabilidad por los mismos hechos antes y con argumentos que hoy aplica su Ministro del Interior, tome cartas en el asunto y devuelva la racionalidad perdida por el titular de la cartera. Si la cabeza piensa y actúa así, ¿qué podemos esperar del resto de la estructura? Lo más triste y preocupante es que no es un caso aislado…
Espacio de notas de opinión escritas por su autor Fernando Gil Díaz - "El Perro Gil"
miércoles, 11 de mayo de 2022
lunes, 9 de mayo de 2022
Suben los homicidios… ¡Pero volvieron las carteras!
Imagen: portada El País 14/01/2018 |
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