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lunes, 8 de junio de 2020

"Quién" está en primera base...

Los que pasamos los cincuenta crecimos viendo la rutina de Abbott y Costello sobre un peculiar equipo de béisbol cuyo nombres o apodos eran similares a las respuestas que requería el interrogador. La locuacidad de ambos llevaba a que el espectador sucumbiera en el intento de llevar el hilo a un diálogo disparatado que termina siendo una verdadera ingeniería dialéctica. El sketch vino a mi memoria para tratar de entender lo que derivó en una denuncia penal contra un panel de periodistas que compartieron una sección de humor en su programa, donde uno de los titulares del programa interpretó a su escatológico personaje, al que define como el presentador de la familia. Se podrá compartir o no el tenor de la humorada, pero en ningún momento se puede dejar de sopesar ese tenor en un contenido radial que hace del humor su principal ingrediente. En tiempos del Covid-19 las sensibilidades están a flor de piel y los meses de autoaislamiento pueden haber conspirado a favor de la escasez de comprensión auditiva de un espacio que se dedica a construirnos una sonrisa. No intento justificar el contenido, ni siquiera comparto la forma de hacer reír apelando al humor soez y grosero que practica el personaje, pero pensar que ello merece una denuncia penal es a todas luces un exceso que no podemos compartir más allá del gusto o no por la humorada. En tiempos en que se restringen libertades por razones sanitarias -que se suman a otras más violentas que fueron denigrando nuestra vida en relación- no podemos admitir este tipo de cuestionamientos que afectan la libertad de expresión sea cual sea la forma o género en que la misma se manifieste.