La pandemia nos dejó muchas secuelas, la peor fue la de las más de 6 mil víctimas fatales; padres, hermanos, tíos, abuelos, hijos, amigos… Uruguayos todos que no pudieron sortear un virus que nos tuvo entre los peores del planeta por mucho más tiempo del que hubiéramos deseado. A ese saldo trágico, se le sumaron otras consecuencias que dejaron el tendal de quiebres -algunos de corte irreversible- y otros que, paulatinamente, irán recomponiéndose hasta la tan ansiada normalidad perdida. Muchos nos resistimos a que la nueva normalidad sea una medida a imponer de aquí en más. Tolerar esa nueva realidad sin dar la pelea no está en el imaginario de muchos que apelamos a que aquella vieja normalidad se reponga y junto con la reactivación económica que permita la reconstrucción del entramado laboral jaqueado, vuelvan los abrazos que nos debemos desde hace ya demasiado tiempo. Entre las muchas actividades postergadas, el carnaval ha sido uno de los sectores afectados con la temporada 2021 suspendida, que no solo impidió celebrar las carnestolendas sino evitar, al nuevo gobierno, ser objeto de las críticas que caracterizan al carnaval más largo del mundo. Pero, si algo pareció ocurrir es que la suspensión habría alcanzado tan solo al Concurso de Agrupaciones Carnavalescas que organiza DAECPU porque, a estar por los movimientos en el Gabinete Multicolor, no todo faltó. Claro que inesperadamente no fueron murgas, comparsas ni parodistas los que transitaran por la principal avenida de Montevideo, sustituidos por los diferentes Ministros que, cual si fuera un verdadero desfile, han pasado -con pena y sin gloria- por sus carteras. Protagonistas que terminaron de la peor manera su gestión. Si Jorge Batlle había prometido un gobierno divertido (y así le fue), este -que prometió los mejores 5 años de nuestras vidas- nos viene regalando un inesperado desfile de autoridades que no dan la talla para semejante investidura.
Lo dicho, no hubo carnaval… pero sí desfile!!