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Finalmente se regaló el avión presidencial comprado por el gobierno del ex Presidente Vázquez. ¡Sí, se regaló! Porque llamar subasta a la entrega por un precio vil que lejos de compensar empobrece aún más las arcas públicas no se puede llamar de otra manera. Con todo lo que ello implica por el cúmulo de sospechas que surgieron a poco de consumarse la almoneda a un único oferente y ante denuncias de formalidades incumplidas en el remate. La denuncia hecha pública por el infaltable Dr. Salle Lorier dejan un manto de duda sobre si se dieron todas las garantías formales de un remate público sin base ya que se denuncia que a un oferente que reunía las condiciones, no se le permitió participar en la contienda. El resultado es conocido y el Estado uruguayo recupera una ínfima parte de lo invertido en un avión multipropósito que tenía, entre sus principales cometidos, los traslados sanitarios como avión ambulancia. Todo parece indicar que fue una medida apresurada motivada más por la mísera intención de condenar al gobierno anterior por una compra que podría catalogarse de excesiva sólo para quienes deprecian la vida de los uruguayos que pudieron ser trasladados en tiempo útil para salvarse. Lo cierto es que el resultado de la subasta deja la sensación de ser un pase de factura de una bajeza moral que solo puede calificarse como miserable…