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martes, 12 de marzo de 2024

Rosario siempre estuvo cerca…

Fuente imagen: la historia cantada
Nunca imaginé que aquella canción homenaje a su Rosario natal y a la figura del "Negro" Olmedo que le hiciera Fito Paez ("Tema de Piluso", Circo Beat, 1994), pudiera convertirse en referencia alguna para nuestro país. Mucho menos que pudiera serlo para un tema diametralmente distinto al de su creador. Es que lejos de apelar al recuerdo de aquel personaje infantil o al del posterior capo cómico rioplatense, es otra la razón principal que me inspira. Una muy triste y preocupante que convierte a la ciudad argentina en una peligrosa referencia que se aproxima a la realidad uruguaya de forma vertiginosa, violando todas las leyes físicas posibles y generando un halo de legítima preocupación. Como los títulos (igual que las ideas), muchas veces se comparten, esta vez el que elegí se aproxima al que usó Marcelo Pereira en su editorial de La Diaria,(martes 12 de marzo de 2024), no con la literalidad que aplico en esta columna pero sí con la idea de un Rosario muy peligroso que se acerca al Uruguay a pasos agigantados…

Demasiadas "causalidades"

Rosario siempre estuvo ahí, la geografía manda y es inamovible, salvo que ocurra alguna calamidad como la que separó al mundo según se deduce de los contornos continentales. Salvando esa imposible referencia, se acerca de forma peligrosa a la realidad uruguaya, no ya literalmente hablando sino en las condiciones que sufre su población permeada por el narcotráfico que campea por las calles rosarinas sin otro control que el de su libre albedrío.

Una situación que ha merecido la intervención del gobierno federal argentino con la militarización ordenada en el lugar para poner contención a una situación donde el poder público se vio superado por el orden criminal que se impuso a base de corrupción y fuego, y en el que la población pasó a ser rehén absoluto del crimen organizado.

Si vamos unos casilleros para atrás, vamos a ver una serie de "causalidades" que nos van a ir acercando a la realidad rosarina. La actual situación no fue por generación espontánea sino por la desidia y desapego a prestar atención a señales que no se atendieron a tiempo. 

En nuestro país se operó un cambio de gobierno y con ello la idea de que todo lo que hizo mal el Frente Amplio se haría bien. A tal punto que nos prometieron "los mejores 5 años de nuestras vidas", que "se terminaría el recreo" y que "había orden de no aflojar". Sin embargo, esas ideas quedaron por el camino dejando al descubierto una serie de decisiones que -en su conjunto- dieron lugar y espacio para el desarrollo de la actividad criminal… ó, quizás, todo es fruto de una casualidad. 

Ya sea por acción o por omisión; por decisión o por ignorancia; el resultado es malo y extremadamente peligroso.

Una de las primeras medidas que tomó el presidente Lacalle Pou fue la de impulsar el tránsito de mercaderías por la hidrovía Paraná-Paraguay-Uruguay, una medida que parecía sensata en procura de impulsar el comercio inter-regional del Mercosur, y que generaría un flujo comercial que el país necesitaba tras un período recesivo provocado por la pandemia. Sin embargo, esta historia se remonta varios años atrás cuando el hoy presidente Lacalle gestaba reuniones sobre el tema con Cartes en 2017, y lo retomaría con Abdo Benítez en 2022, ya ungido presidente de los uruguayos. El punto focal sería nuevamente la hidrovía, que tanta relevancia tendría luego con la aparición del caso Marset.

En efecto, aquella legítima preocupación por incentivar el instrumento fluvial que potenciara el comercio regional y prestara un lugar de relevancia a los puertos uruguayos como salida, tendría sus peligrosas derivaciones tras el affaire del gobierno uruguayo con el tema del pasaporte y liberación de un narco peligroso y pesado como Sebastián Marset, ungido como "el gerente de la hidrovía, Paraná-Paraguay", ruta de salida de la droga hacia Europa.

Esa coincidencia de situaciones no sería tal si no hubiera ocurrido todo lo que ya conocemos sobre las consecuencias que tuvo la expedición de un pasaporte cual salvoconducto que le permitió la liberación a quien resultara ser el principal administrador de los alijos de droga usando nada menos que la hidrovía que promovió nuestro presidente junto a su par paraguayo (Abdo Benítez), el "Marito" del que habló Marset en varias de las escuchas que le fueron interceptadas por la justicia paraguaya.

Esa particular coincidencia da para pensar que haya algo más detrás de una serie de medidas que, bajo la apariencia de un interés meramente comercial, han permitido flexibilizar los controles de tal manera que hoy los cargamentos de droga fluyen libremente por el territorio nacional llegando a puertos europeos. Situaciones de las que nos enteramos cuando son interceptados en los puertos del viejo continente.

No fueron las únicas "causalidades", con la LUC llegó el aumento del disponible en efectivo para transacciones sin controles (se pasó de 4 mil dólares a unos 120 mil), con lo cual hoy es imposible la trazabilidad de un sinnúmero de transacciones comerciales que no superan ese monto, dando vía libre al lavado de activos.

Asimismo, otras medidas increíblemente adoptadas por esta administración han facilitado el transporte carretero irregular al punto que hoy los camiones circulan sin control por las rutas nacionales. Una de las medidas que tomó el hoy senador Heber siendo ministro de Transporte, generando no solo consecuencias en temas de siniestralidad sino que liberó el tránsito de carga ilícita que circula y llega libremente a los depósitos o al puerto mismo para su posterior traslado a tierras europeas.

Una medida que contribuyó -sin dudas- a que el Uruguay pasara de ser un país de tránsito de drogas a uno de acopio, al liberar los controles de ruta la cantidad de mercadería ilícita se incrementó necesitando lugares donde almacenarla (acopiarla), con todo lo adicional que ello implica en cuanto a seguridades y estructuras. Guardias, armas, y demás insumos criminales que abonaron al incremento de la violencia que hoy sufre el país y se refleja en la cifra de homicidios.

La entrega del puerto a una transnacional belga por 60 años, también es otra de las "causalidades" que genera dudas… o quizás se trate de una pura y mera casualidad de proporciones. Lo concreto es que nuestro viejo y bien posicionado puerto de Montevideo ha ido perdiendo prestigio con el inusual incremento de cargamentos incautados en Europa que pasaron o directamente salieron del puerto capitalino, volviéndolo un "puerto sucio" que lo baja varios escalones en el ranking mundial.

Todas estas y muchas más "causalidades" que no es posible mencionar por tiempo y espacio, llevan a emparejar la situación de Uruguay respecto a la ciudad argentina de Rosario, donde el narcotráfico se adueñó de sus calles al punto de generar la intervención federal como último recurso.

La violencia en los barrios se traduce en tiroteos y muertes, homicidios a los que se intenta disimular informando de los antecedentes de las víctimas; cuando los tienen, porque hay muchas que son colaterales daños de una violencia descontrolada. Algo similar a lo que se vive en Rosario, Argentina, donde el narcotráfico se adueñó de zonas donde las autoridades ya no tienen autoridad alguna. Lo mismo que está pasando en muchos barrios uruguayos, donde ocurren cosas inadmisibles como dejar casi un año a oscuras varias cuadras donde -incluso- se habían robado cámaras de videovigilancia del Ministerio del Interior. Hace pocos días restablecieron la cámara y volvió la luz a las cuadras de la calle Félix Laborde. Esperamos que dure. En otro orden, son varios los barrios intervenidos por la policía nacional, sin embargo la violencia letal no se detuvo y en varios de ellos hubo sucesión de homicidios que ponen en duda la efectividad de la medida.

Hidrovía, Marset, lavado de dinero, narcomenudeo, puerto de Montevideo como ruta de salida de la droga que llega a Europa… como Rosario, ¿son solo meras "causalidades"? No lo sabemos.

Rosario siempre estuvo donde está y es un hecho que no se podrá acercar por razones obvias, pero lo triste es que su clima y situación social se aproxima a pasos agigantados a nuestro país, urgiendo que se haga algo para impedirlo. No es con soberbia ni imponiendo relatos que se cambia la realidad. Es con diálogo y políticas públicas de amplio consenso, donde prime la humildad de reconocer el problema y asumir que la solución es entre todos y con todos o no habrá solución posible.

Rosario siempre estuvo cerca, pero con Piluso era otra la historia…


el hombre miraba un mapa,
el perro sabía que no habría Operación ni JaJa… 


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