Cierra
el ciclo multicolor como un paréntesis de la gestión
frenteamplista, con el agravante de dejar el tendal de una gestión
financiera dirigida con desidia y poco apego, parafraseando a la
autora de una frase que se le volvió en contra. Se va un presidente
que -según las encuestas- mantiene un alto índice de aprobación,
el que
se contradice con la verdadera encuesta que arrojó en las urnas que
lo posicionó con la mitad de esos números tan promocionados. Las
nubes pasan, pero el clavo de deudas que deja
es tremendo...
A pesar de lo que afirman sus fanáticos seguidores, los números fríos de la economía que recibirá el nuevo gobierno -a estar por la información que les fue proporcionada a las nuevas autoridades- deja un agujero financiero enorme al que habrá que enfrentar con astucia sin dejar por el camino los principios de solidaridad y equidad que hacen base del pensamiento frenteamplista.
El país necesitará crecer no solo para enfrentar esos compromisos asumidos sino para repartir mejor ese crecimiento. Porque cuando de honrar deudas se trata, la primera es con la gente, esa que fue la que contribuyó en mayor medida durante este ciclo lastimoso que culmina, perdiendo ingresos en beneficio de los que más tenían.
El azul tan promovido por el líder en retirada, fue para unos pocos, porque lo que nos queda como país es una enorme deuda pública incrementada junto con un déficit fiscal que no se explica por el aumento del gasto social ni mucho menos. El recorte en ese rubro fue la tónica de un gobierno que definió ideológicamente sus prioridades aunque en el relato dijera lo contrario.
Hospital del Cerro/ ANTEL Arena
Entre los principales logros que reconoció el presidente en sus últimas apariciones públicas está el del Hospital del Cerro, una obra necesaria y muy importante para una zona harto complicada por la inseguridad. Una obra que terminó costando mucho más que lo que fuera previsto sin que nadie se atreviera -hasta ahora- a denunciarlo penalmente por los sobrecostos, como hicieron con el ANTEL Arena, caso que -dicho sea de paso- terminó definitivamente archivado por la justicia.
Una obra hospitalaria que se dio en el marco del escandaloso cierre de Casa de Galicia, que contaba con un centro hospitalario de primer nivel en la zona oeste ya instalado y que bien pudo ser adquirido por ASSE y así cubrir una necesidad como la que inspiró el Hospital del Cerro y con mejores prestaciones que las que brinda dicho centro. Sin embargo, se optó por regalar prácticamente aquellas instalaciones a un privado como Círculo Católico, en medio de oscuras transacciones que implicaron préstamos del BROU en forma exprés y en condiciones flexibles que bien podrían no solo haber beneficiado a Casa de Galicia sino a la propia ASSE, conservando en la órbita pública un centro de alta especialidad como ese.
Ni hablemos de los entretelones que siguieron al caso, que encierran aristas mucho más complejas e inexplicables de la gestión que lejos estuvo del interés público cediendo beneficios a un privado de la salud. Actitudes mercenarias que deberán explicarse en algún momento. Las nubes quedaron, de azul, nada…
En materia vial están otras de las obras promocionadas por el presidente en retirada; algunas inconclusas, otras increíblemente inauguradas por secciones mínimas, pero todas adeudadas con préstamos a pagar por la próxima administración, comprometiendo presupuestos que excedían su mandato. Dato, este último que poco les importó .
Excesos
públicos
Manejar la cosa pública como si fuera propia fue la impronta de esta gestión que termina, y así lo demostró con excesos inexplicables; algunos que parecían caprichos. Por ejemplo, el mantener residencia en Suárez con los costos que implicó para el erario público.
La flota vehicular del Estado, que dijeron iban a controlar y disminuir terminó creciendo de forma notoria y muy alejada de aquella arenga que hablaba de defender el bolsillo de Juan Pueblo, por citar otro ejemplo.
Pero, de todos los excesos cometidos, el mayor de todos y que se lleva los más grandes abucheos fue la cesión del principal negocio de nuestra -también- principal puerta comercial: el movimiento de carga de contenedores, cedido en forma monopólica por 12 períodos de gobierno (60 años), hasta el 2081, a una empresa multinacional.
Ese escandaloso negociado, que -increíblemente- fue archivado sin más por dos fiscales que no encontraron (ni siquiera) un mínimo abuso de funciones en la decisión unilateral -sin pasar por el Directorio- del presidente de la ANP en la firma del acuerdo con la multinacional Katoen Natie. Un monopolio otorgado en franca ilegalidad, violando la Ley de Puertos, que necesitaba de una mayoría especial para ser aprobado, lo cual no se respetó. Por mucho menos que eso se dieron sendos procesamientos a autoridades de gestiones frenteamplistas pero acá pareciera que el azul fue más fuerte que cualquiera de las nubes legales vulneradas.
Recibieron un país con reservas financieras como no recibió el Frente Amplio, con un nivel de deuda pública notoriamente manejable en relación al PIB y con este en niveles históricos de crecimiento. Una deuda soberana, donde el FMI era historia. En cambio, nos dejan más deuda pública, igual déficit fiscal que el recibido (al que calificaron como herencia maldita), con la salvedad que este representa en términos comparativos una pesada carga ante el escenario financiero de la deuda respecto al PIB que hoy es significativamente más pesado.
Por esto y mucho más que no se dice, tengo que reconocerle parcialmente la veracidad de su frase de cabecera, las nubes (blancas) pasaron… ¡Por Fin!
el
hombre miraba los
pronósticos del clima,
el
perro igual se aprontó
para el chaparrón...
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