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Fuente imagen: La Diaria - Alessandro Maradei |
En nota que se publica hoy -5 de febrero de 2025- en el periódico La Diaria, se reseñan las inversiones que realizaron varias entidades
de la Iglesia católica uruguaya con la empresa Conexión Ganadera.
Seguramente que la religiosidad manifiesta de sus mentores
fue uno de los aspectos que influyeron en la decisión financiera de invertir
con ellos los ahorros católicos. Eso, y –también- el impulso que provoca nada
menos que uno de los siete pecados capitales (la avaricia), donde la ambición
de una rentabilidad como la que ofrecían llevó, seguramente, a tomar semejantes
decisiones. Los responsables de administrar las inversiones eran católicos
practicantes, nada podía salir mal…
Que Dios se lo
pague
Según la nota de Lucas Silva, la diócesis de Canelones
tenía 5 contratos vigentes por un monto de 542 mil dólares, la mayor parte de
sus ahorros. Algo que lleva a pensar que aquel pecado incidió en la decisión,
pero no me hagan caso que soy católico no practicante desde hace mucho tiempo y
debo estar desactualizado.
Lo concreto es que como buenos cristianos que son no evalúan hacer denuncia penal, pero sí una demanda civil. Tampoco es para exagerar y mucho menos meterlos presos porque –como buenos cristianos que seguirán siendo –honrarán sus deudas finalmente... ¿o no?
A todo esto, la intempestiva muerte de uno de los socios – Gustavo
Basso – en un accidente automovilístico que recién está siendo investigado a
fondo por Fiscalía, enrarece mucho más las consecuencias de un esquema
piramidal que sorteó varios gobiernos sin que ninguno advirtiera sus riesgos no
solo financieros, sino los de ser una plataforma útil para el lavado de dinero.
Escuchando hace unos días la entrevista al abogado Juan Pablo Decia en Fácil Desviarse de Del Sol FM, nos enteramos que hay muchos
acreedores que –estiman – no acudirán a verificar sus deudas (condición
indispensable para el reclamo judicial). La razón no sería otra que el no poder
justificar el origen de esas inversiones, lo que deja la vía libre y directa
para pensar que se trata de dineros que buscaban su blanqueo.
Liberal para las ganancias,
socialista para las pérdidas
Algunas voces (son más de 4 mil los inversionistas
afectados y unos 400 millones de dólares el desfalco), deslizaron la necesidad
de que el Estado se hiciera cargo de la situación. Una aspiración que
rápidamente se desechó por las autoridades del gobierno saliente y mucho más
del entrante, por la simple y sencilla razón de que fueron actividades entre
privados.
Claro que muchos de los que hoy se ven afectados en su
buena fe, pretenden legítimamente recuperar sus ahorros, pero la realidad es
que el Estado no puede ni debe asumir una obligación que no estaba bajo su
supervisión ni era objeto de regulación oficial alguna. Por cierto, esto
abre un paraguas para que se regule, pero no por otra razón que evitar el
lavado de activos, porque los negocios financieros entre privados seguirán
siendo actividades privadas.
También están aquellos que son liberales para las ganancias,
pero socialistas para las pérdidas, y pretenden que el Estado se haga cargo de
semejante estafa.
Mientras la justicia avanza en la investigación de la
muerte de Basso, han surgido otros elementos que enrarecen aún más el caso. El periodista
Eduardo Preve reveló que hay contratos con la firma de Basso que fueron hechos
un mes y medio después de producida su muerte en noviembre de 2024. Ese dato se
suma a la cremación exprés de sus restos y la negativa de la familia a hacerse
de la filmación que Tesla le ha ofrecido de las cámaras internas del vehículo
siniestrado.
A todo este panorama de incertidumbre financiera para los
miles de inversores que apostaron por este negocio, se le suma ahora la noticia
de que entre estos están muchos que lo hicieron por cifras millonarias en
dólares, que no todos irán a verificar sus créditos y que, entre ellos, la
Iglesia católica está con cientos de miles de dólares comprometidos.
Este culebrón financiero recién comienza, y tiene muchas
aristas que incluye la pelea mediática entre Esteban Valenti y Emiliano Cotelo,
con el abandono del tertuliano tras 18 años de permanencia junto con sus
denuncias hacia el titular de En Perspectiva y la respuesta posterior de este, acusándolo
de mentiroso. Capítulos de una novela que seguramente ya está en la cabeza de
algún periodista y será libro en poco tiempo más.
Mientras tanto, la Iglesia reza por cobrar sus inversiones
y de los responsables de esta historia, uno está fallecido y el otro
desapareció de las redes y ensaya las excusas que puedan salvarlo de la
prisión.
Lo cierto es que así las cosas, tal parece que la Iglesia
deberá apelar a la limosna como recurso para poder hacer frente a sus
obligaciones, arriesgándose a recibir como respuesta “que Dios se lo pague”.
De última, siempre queda el recurso de pedir plata para el
Judas… aunque hoy eso corra el riesgo cierto de ser tildado como una práctica antisemita.
el hombre se puso
a rezar,
el perro ladraba un hueso a plazo fijo …
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