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miércoles, 2 de marzo de 2016

Mentiras por TV

Del hermano del Japo al yerno de Bonomi

No hace mucho tiempo que pasó lo de la Dra. Milvana Salomone, cuando -en medio de una negociación sobre su secuestro- se reveló información sobre una supuesta liberación que no fue tal. Mucho se dijo en su momento y nadie se hizo cargo de una noticia falsa que puso en riesgo la vida de la víctima. Solo la resolución policial puso las cosas en su lugar (y a los responsables en la cárcel), sin que nadie reconociera aquella falta. Las redes sociales, esas que no miden en las encuestas pero generan mucho ruido mediático, mantuvieron en vilo el tema por parte de quienes jamás reconocieron el error, viralizando información sin chequear que terminó siendo desmentida oficialmente. No hace tanto tiempo, en las mismas redes se hizo tendencia la situación de un jugador de fútbol que negó un hecho policial haciendo creer que no era él sino su hermano quien conducía el coche que terminó accidentado en la rambla portuaria. Ahora es otro el lazo familiar que se atribuyó a una de las promesas de la Nueva Policía, a quien se intentó justificar la razón de sus grados y del nuevo destino, en la vinculación familiar (falsa) con el ministro Bonomi. 


El Nuevo Policía

Alfredo Clavijo es un profesional de carrera, que ha hecho de su vocación un culto a la capacitación permanente y la aplicación de los conocimientos aprendidos en la mejora continua de su accionar. Referente ineludible de una generación de policías que empiezan a tener responsabilidades tomando la posta en la conducción del instituto policial.

No necesita defensa, pero ante la calumnia -replicada por un medio de prensa que se hizo eco- corresponde un alegato. Por lo menos para que mi conciencia quede limpia ante lo que se puede considerar una bajeza mediática de proporciones hasta que la disculpa y la rectificación lleguen. Que se haga a tiempo es otro cantar...

La falsedad material de la información lleva a pensar en algo más que un simple error, pues es difícil entender que profesionales del periodismo no ensayen el más mínimo atisbo de buscar una confirmación oficial antes de la emisión de la noticia. No vale el minuto a minuto, no puede valer, ante la mentira. El precio que deben pagar luego es demasiado alto: la pérdida de credibilidad.

Conozco a los emisores y por eso me cuesta creer lo que leí. Los sé gente de bien, que tienen el derecho que todo trabajador tiene, el de equivocarse. Lo insólito es que no rectifiquen a tiempo y con claridad cuando la verdad material se hace evidente dejando al descubierto la mentira. Esa hemiplejia virtual lleva a cometer errores que cuestan caro, pero que son posibles de corregir si se tiene la virtud de reconocer que somos seres falibles. No denigra el reconocer un error, denigra el mantenerlo a sabiendas de su falsedad.

Por estos días asistimos a ejemplos de similares características que llevan a pensar -sin poder determinarlo con absoluta certeza- la existencia de una maniobra detrás. A los embates contra el vicepresidente y su título de licenciado, se sumó el de su compañera, que mereció el pedido de disculpas en las redes por parte de quien se hizo eco sin chequear convenientemente el dato. 

En ese último caso las disculpas llegaron -y seguramente llegarán también en el caso de Canal 4- con lo cual recuperarán la credibilidad perdida y reducirán los daños ocasionados. Daños que se producen cuando se afecta la honorabilidad de las personas. Personas que ostentan cargos por su capacidad y dedicación, no por vínculos familiares. Personas que tienen familias que también sufren del gratuito manoseo virtual y/o mediático.

La Policía Nacional tuvo sus espejos; profesionales que han sembrado su legado en las nuevas generaciones que se abren paso hoy para asumir el desafío. Es nuestra responsabilidad darles el crédito que se merecen pues ellos son el presente que asegura el futuro.

La Nueva Policía tiene muchos “Clavijos” que merecen nuestro respeto y reconocimiento; en ellos está depositada la continuidad de un proceso de cambios que hacen a la seguridad de todos. Son los nuevos hombres y mujeres que arriesgan su vida cada día para que podamos disfrutar de la vida en sociedad.



el hombre pidió la palabra,
el perro ladró un desmentido...

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