La muchachada del Liceo Miranda entonaba alegremente el cántico con el que recibía al Ministro del Interior, Eduardo Bonomi. La trompeta del Mariachi ensayaba un Soy Celeste junto a los tambores de Kanela.
La fiesta recién empezaba...
La fiesta recién empezaba...
El partido de Uruguay con México por el Campeonato Mundial de Sudáfrica 2010 sirvió de excusa para la difusión del Programa “Pelota al medio a la esperanza” que el Ministerio del Interior viene difundiendo por los liceos de Montevideo y que llegará a centros educativos de todo el país. Un programa que apunta a erradicar la violencia de los espectáculos deportivos y que pretende sembrar en los estudiantes de todo el país, la semilla de concordia y sana competencia que el mismo lleva implícito.
Para obtenerlo no tuvo mejor idea que sumar a consagrados deportistas nacionales quienes en la figura del ex entrenador Diego Aguirre, dieron inicio al ciclo de difusión del programa durante el evento mundialista que tiene a Uruguay como primero de su grupo y con pasaje a los octavos de final del certamen.
Pero si algo tiene que ser destacado como se merece es que a tres meses de iniciada una gestión de gobierno, un Ministro del Interior goza de amplia popularidad entre la población estudiantil al punto de recibirlo bajo una cerrada ovación que fue superada ampliamente al finalizar el evento desplegado con total éxito en las instalaciones del Liceo Nº 2, Héctor Miranda.
Algo cambió definitivamente en el Uruguay de este Siglo XXI, que no solo pasa por tener a Pepe Mujica como Presidente de la República. El fenómeno es mucho más amplio y abarca figuras como la del Ministro Bonomi tal cual reflejan los hechos que aquí narramos.
Es que no bastan las palabras para convencer, también es cuestión de piel y sentimiento a la que se suma gestión. Gestión que aprecian quienes ven en su campechana figura, a un líder que vino a dirigir una cartera complicada en la cual la inseguridad que difunden los informativos y a la que los uruguayos no queremos acostumbrarnos, es objetivo a combatir.
Por tal razón es que a escasos tres meses de iniciada esta administración, se proyectan programas como el reseñado que pone manos a la obra para desplegar a todo un colectivo humano en procura de devolver la alegría que un día nos birlaron con violencia para alejarnos de los espectáculos deportivos. Esa comunión de voluntades -fortalecida y dispuesta a dar la pelea- se apresta a difundir que la competencia sana es posible y además, genera espacios donde compartir alegrías como las que nos regalan los seleccionados celestes en este Campeonato Mundial.
Un peculiar contrapunto cultural se dio cita con la presencia de Mariachis Fernández y la Cuerda de Tambores de Kanela, (con la presencia entre los invitados del propio Julio Kanela), quienes a pura lonja y guitarrón, hicieron las delicias de los presentes, amenizando una previa con final feliz.
Junto a Ruben Sosa, Sebastián Coates, Marcelo Filippini, dos seleccionados de Los Teros a los que acompañó una delegación colombiana de rugby que llevarán la idea del programa para su país en un claro ejemplo de lo que somos capaces los uruguayos para generar ideas que fomentan el intercambio americanista, como en este caso.
Se sortearon camisetas a los estudiantes; se obsequió un cuadro conmemorativo del evento al Liceo; se firmó un acuerdo con el Consejo de Educación Secundaria; al Ministro le regalaron un tamboril; y a todos -los celestes- nos regalaron una inmensa alegría.
Al final, el Ministro se alejó presuroso al Parlamento, mientras los gurises le seguían cantando sin saber que estaban haciendo historia. Una historia de la buena...
el perro ladraba un gol,
el hombre festejaba como un chiquilín más...
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