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viernes, 19 de junio de 2009

Con los Blancos se "lava" mejor...


Publicado en La ONDA digital

Con avidez ciudadana leo por estos días cuanta promesa electoral se anda publicando, aunque claro, reconozco no estar vacunado convenientemente. En tanto, el fervor electoral inunda -con viejas prácticas desempolvadas por los mismos personajes de siempre- cuanto espacio haya disponible. Pareciera que estos representantes de la política nacional no han aprendido la lección de un pueblo que no quiere más promesas incumplidas.

Pero el asombro llega al colmo de advertir cómo arriesgan ligeramente una opinión al referirse a un tema no menor para los intereses de todos los uruguayos. Por lo menos un poco de estudio y reflexión merece el tema como para soltar -hasta casi sin que se lo preguntaran- la intención de derogar la ley de lavado de activos recientemente promulgada. En efecto, ambos líderes principales de la interna blanca emitieron opinión a ese respecto ante la directiva en pleno de la Asociación de Escribanos del Uruguay. Estos últimos están preocupados por el rol que dicha norma les impone. Abrir el paraguas antes que empiece a llover es síntoma que se tiene la presunción de mal tiempo. Dicho de otra forma, quien se opone a una ley que persigue la represión del lavado de activos –práctica ampliamente sospechada por estos lados a nivel internacional- o bien se niega a que el país dé pasos sustantivos en la represión del ilícito o intenta –por lo menos- seguir miope como si con eso bastara para evitar sus consecuencias.

Si queremos realmente ser un país serio y en serio, no es posible siquiera evitar el tratamiento de estos temas. El doble discurso es evidente. Por un lado critican abiertamente el tema del secreto bancario y el tratamiento público que le diera Mujica hace poco tiempo y ahora aluden claramente a derogar una herramienta, como la referida ley anti lavado, con la cual el gobierno pretende dar pelea en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Temas que se tocan inevitablemente pues el levantamiento de aquel apunta precisamente a los casos de lavado de dinero.

No es posible pensar -por contrario sensu- que la derogación planteada apunta a una pretendida permisividad de una práctica ilícita por parte de los referidos líderes nacionalistas. La licencia literaria del título apunta al absurdo de dicho pensamiento. Sin embargo, una actitud como la referida, abre un abanico de posibilidades que –sin llegar a ser la intención de la iniciativa- deja intacta la posibilidad de su ocurrencia.

La actitud corporativa de los escribanos tiene su razón de ser en el rol que les impone la regla por cuanto asumen el deber de informar ante la sospecha de una “transacción inusual”. No se explica mucho la actitud asumida por cuanto esta obligación, no importa una deliberada delación o infidelidad sino la preservación de un interés común mayor como el de mantener a nuestra sociedad al margen de este tipo de conductas delictivas. Quien nada tiene que ocultar nada tiene que temer pues la verdad aflora siempre, y se impone por encima de todo. Las personas que actúan lícitamente, no tendrán reparo alguno en develar el interés real de sus transacciones así como también los profesionales tendrán certeza que su trabajo no forma parte de un negocio espurio bajo el cual se esconda una transacción tipificada por esta ley.

Asumir una actitud derogadora sin más de un instrumento pensado para el combate de una práctica que encubre un flagelo social, parece no solo una actitud arriesgada y poco inteligente, sino además insólita para quienes arrecian con sus críticas sobre el tema de la seguridad pública. La misma que dicen es acosada por la droga como causa principal. ¿Acaso no saben que lo que prometen derogar es una ley pensada para combatir la forma vil de legitimación de una actividad que destruye vidas y amenaza hoy a la familia uruguaya? La hipocresía electoral lleva a excesos como estos que, de concretarse, harían del Uruguay un lavadero industrial en la materia.

Salvo que se esgrima, como argumento de su propuesta, la convicción (asumida ya) que no serán gobierno y por ende atreven este tipo de promesas. Parecen intentos desesperados de sumar votos a cualquier precio sin medir consecuencias.

Como esperamos sea solo una promesa de tantas, apuntando al caudal de votos que representa una corporación que se sintió excluida en la instancia, presumimos que solo es pirotecnia que no se concretará finalmente. Así como prometen también la derogación del IRPF –cosa que no harán ni por asomo- tampoco atreverán hacer esto, por la sencilla razón que no se animaron a votarlo siendo gobierno (a sabiendas de su necesidad imperiosa), ni lo prevén los vaticinios electorales de octubre, donde el gobierno actual mantendría la mayoría en el Parlamento.

La valentía republicana del gobierno frenteamplista hizo posible esta herramienta, que es vista con buenos ojos por quienes nos monitorean permanentemente a nivel internacional. Monitoreo que siguen para saber si los uruguayos queremos ser un país en serio o, si por el contrario, la idea de paraíso fiscal que nos endilgan, termina siendo cierta.


el hombre firmó la escritura tranquilo,
y el perro... ¡le salió de garantía!


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