Lo leímos, escuchamos y vimos horrorizados. La bestialidad humana se instalaba en nuestros televisores, radios y periódicos anunciando una barbarie que disparaba aún más la tan manoseada “sensación térmica”. En un tema recurrente –por desgracia- una criatura sucumbía a la violencia doméstica que le robaba su vida y la inocencia inmaculada por aberrante abuso sexual del que habría sido objeto.
Supuestamente el disparador fue un informe médico primario que no se tuvo el recato de confirmar previamente. Es que la noticia quemaba.
La opinión pública tiene el derecho supremo de estar informada al instante mismo de la ocurrencia de los acontecimientos. Es el minuto a minuto que manda.
No importa chequear antes la fuente. No interesa confirmar primero la veracidad de los hechos. No es relevante. La suprema y soberana Opinión Pública, está por encima de todo y de todos, y no tiene tiempo que perder cuando de saber "¿qué pasó?", se trata.
No importa el dolor personal de unos padres ni tíos. No importa inculpar gratuitamente a un inocente. No importa nada. El rating manda. La crónica roja no permite demora que la destiña. No sea cosa que pierda color y bajen las mediciones.
La prensa chatarra llegó para quedarse y no repara en nada con tal de lograr su objetivo. Lo primero es informar (¿?). Mejor dicho, lo primero es deformar!!
Por suerte todavía queda la Justicia. Esa señora de ojos vendados y demorona, que no sabe de mediciones minuto a minuto, ni de ratings. Por lo menos, aunque lenta, nos sigue dando garantías.
Solo falta que la prensa devuelva la dignidad a quien inculpó y sometió al desprecio social por su irresponsable rapidez en deformar...
el hombre hacía gárgaras y escupía,
el perro también hacía arcadas de asco...
el perro también hacía arcadas de asco...
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