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lunes, 1 de diciembre de 2025

Un pelotazo a las balas

La inseguridad ocupa el primer lugar entre las principales preocupaciones de los uruguayos según las últimas mediciones de opinión pública. Al mismo tiempo, el ministro Carlos Negro recoge una opinión negativa que resulta preocupante a escasos 9 meses de iniciada su gestión. Sin embargo los datos dicen otra cosa y no se condicen con lo que percibe la ciudadanía, que -justo es decirlo también- es fogoneada recurrentemente por quienes tienen alta cuota de responsabilidad por su pésima gestión anterior en la materia (Martinelli y asociados). Los homicidios siguen estando en la agenda un día sí y otro también a un ritmo que no parece decrecer ni mucho menos. Mientras tanto, un programa surgido de la visión del extinto Eduardo Bonomi no solo resistió a los “peores cinco años de nuestras vidas” sino que se afianza como un instrumento útil para pacificar las zonas críticas mediante el juego y el cultivo de valores de convivencia. Una pelota se erige como un escudo contra las balas...

La visión del Bicho

Aquella mañana fue de las pocas (sino la única) en que presidió la Comisión Honoraria para la Prevención, Control y Erradicación de la Violencia en el Deporte, que luego fuera dirigida por el subsecretario Jorge Vázquez. Ese día, previo a una instancia clásica entre Peñarol y Nacional, la discusión giraría en las dimensiones de un pulmón en la Tribuna Olímpica del Estadio Centenario.

Tras casi dos horas de discusión en que tanto dirigentes de Peñarol como de Nacional no se ponían de acuerdo en las dimesiones del sector neutral dispuesto como frontera para dividir la que fue durante mucho tiempo “la tribuna de la familia”, tomó la palabra Bonomi para cerrar aquella reunión donde el disenso fue la tónica. Con su estilo sereno, y luego de escuchar todas las intervenciones laudó el diferendo con la que sería la semilla que daría luego nacimiento al exitoso programa.

    “Ustedes podrán seguir discutiendo por muchas horas más sobre el tamaño de un pulmón en la tribuna, pero si no forjamos un cambio cultural será imposible llegar a un resultado que permita avisorar un cambio positivo a todo esto, Y ese cambio cultural debiera gestarse en los jóvenes, esos que construirán el Uruguay del futuro…” 

Allí mismo ya rondaba en su cabeza la idea de forjar ese cambio que luego tendría su expresión definitiva en un programa dirigido a los más chicos, pensado en la lógica de revertir la imposible odisea de ver un partido entre rivales compartiendo espacios, lejos de la perversa lógica de la separación de hinchadas que hoy prevalece. Era el año 2010, año en que nuestra selección mayor tuvo una actuación destacada que contribuyó a que este programa se fortaleciera y aprovechara aquel impulso mundialista para cuajar de forma relevante entre los gurises. 

Jean-Christophe Potton - E. Bonomi 

La historia es conocida pero vale la pena recordarla. Los partidos de la selección sirvieron de excusa para verlos entre rivales, y el primero -a partir del cual terminó de construirse la idea del programa- fue a iniciativa del embajador francés,  Jean-Christophe Potton, quien cursó la invitación a Bonomi para que alumnos uruguayos y franceses vieran el partido entre Uruguay - Francia en las instalaciones del Liceo Francés de la rambla. El resultado de empate contribuyó al mejor clima posible de una idea que allí mismo incitó a repetir el actual coordinador del programa -Agustín Iparraguirre- al propio Bonomi que no dudó en hacerla realidad.

Lo que vino después es harto conocido, el programa siguio la buena estrella de nuestra selección y con aquel impulso fue sumando adhesiones que llegaron de forma desinteresada para respaldar una iniciativa que fomentaba la convivencia usando a la pelota como instrumento.

El fútbol como elemento para hacer amigos, era también la consigna de reconocidos dirigentes que se sumaron para hacer actividades que llevaron el programa a liceos y escuelas de todo el país.

La pelota y algo más

En un contexto difícil como el actual, las autoridades del Ministerio del Interior reconocen la potencialidad del programa creado por Bonomi al punto que lo hacen parte principal de la estrategia para recomponer el entramado social resquebrajado o roto en lugares críticos donde la violencia campea.

Los incidentes ocurridos en escuelas donde la violencia se disparó a niveles escandalosos, ha llevado a que se responda con la pelota puesta en el medio para que haga su magia de restaurar lo dañado a través del deporte y los valores que el programa difunde en cada actividad que desempeña. 

Pero no solo la pelota está en el medio, porque también el programa construye actividades lúdicas y gastronómicas para que los jóvenes aprendan a convivir compartiendo de la mejor manera que el hombre ha sabido siempre que es alrededor de una mesa. Nada mejor que hacerlo con alimentos que ellos mismos preparan y comparten, haciendo que el tercer tiempo sea una hermosa realidad.

La pelota en todas sus expresiones deportivas está presente como un potente escudo que permita bajar los niveles de violencia, arraigar a los jóvenes al estudio (condición indispensable para participar de los campeonatos que organiza el programa), de esa forma, ir conquistando territorios de manera lenta pero segura y permanente.

El cambio cultural del que hablaba Bonomi no resulta por generación espontánea sino que lleva su tiempo, un tiempo muy superior al que lleva la violencia para ganar espacios; sin embargo, sus efectos son duraderos y se imponen a cualquier intento en contrario. 

Lento pero seguro es el camino de un programa que hoy se revitaliza y por el que se apuesta fuertemente para erradicar una violencia que fue ganando terreno en los últimos años.

Los resultados se miden junto con cada voluntad que se suma para ser parte de una trayectoria que lleva tiempo sembrando convivencia y que, más temprano que tarde, cosechará su virtuosa siembra.

el hombre hacía jueguito,
el perro se entreveraba en el medio…

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