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martes, 30 de diciembre de 2025

Homicidios en el Uruguay: lo que mata es el pan dulce…

Hace pocos días el ministro Carlos Negro realizó en rueda de prensa algunas declaracio-nes sobre una cadena de homicidios que se concentraron en tan solo 48 horas. A pesar que este diciembre no viene siendo de los más violentos que registran las estadísticas, la concentración de varios casos en pocas horas llevó a que la percepción sobre los mismos reflotara la preocupación que existe por una escalada que no es posible disminuir. Lo que resulta llamativo es que se incurra en el error comunicacional de asociar esta época del año a una de las razones que los provocan cuando los datos fríos no revelan tal compor-tamiento. Se repite un razonamiento esgrimido por las anteriores autoridades del gobierno multicolor sin que se afinen los datos analizando los casos ocurridos, en los que la droga sigue siendo el detonante a pesar de la miopía institucional que lo niega.

Donnángelo tenía razón

Las actuales autoridades parecen seguir aferradas a la visión académica de asesores que relativizan el impacto del narcotráfico en los homicidios. Todavía resuenan los ecos del informe Rojido elaborado para la anterior administración y que le valiera un sumario al exdirector del Observatorio del Ministerio del Interior – Javier Donnángelo- por salir a rebatir la opinión oficial de un académico que basó su informe en datos de un año sin recoger la enorme cantidad de información acumulada de un período mayor que le diera una real y genuina dimensión del problema.

Aquella osadía institucional de un estudioso indiscutido como Donnángelo, con décadas acumuladas de investigación en la cartera sobre una base que él mismo ayudó a consolidar, le valió un sumario cuyas resultancias todavía resuenan. Pero lo principal de todo es que sus sólidas conclusiones fueron desestimadas para seguir aferrados a una ilusión académica que se choca contra una realidad que demuestra un día sí y otro también que la mayor proporción de los homicidios que sufre hoy el Uruguay tienen su causa precipitante en una cuestión de drogas.

Los homicidios recientemente ocurridos en el último mes de este 2025, llevaron al ministro Carlos Negro a afirmar que estas fechas de fin de año “tradicionalmente concentran homicidios”. Una afirmación muy similar a las que les escuchábamos decir a Heber o al propio Martinelli. Claro que el primero por lo menos admitía su ignorancia (Heber admitió que hay “problemas de fin de año por la convivencia” y que no sabe la razón – La Diaria 28/12/2021). Por su parte, Martinelli expresaba algo similar: "son fechas, las de verano y los meses de diciembre, enero y febrero, en que "los días son más largos, hace más calor, la gente consume más alcohol, consume más drogas, y se generan lamentablemente mayores episodios de violencia" (El Pais, 27/12/2024). 

Si nos remitimos a los datos fríos y repasamos los casos ocurridos en este último mes de 2025, más allá de las fiestas hay un detonante indiscutido que tiene que ver con el narcotráfico. Asesinados con disparos en la nuca; víctimas de disparos en ráfaga desde motocicletas; enfrentamientos a tiros con resultado de víctimas fatales; cuerpos acribillados en plena madrugada; son una mayoría que compite con algunos casos donde el alcohol y diferencias acumuladas hicieron lo suyo, pero que son los menos. 

Un somero repaso por los números fríos de homicidios nos permite contemplar una similitud en las cifras en épocas diferentes del año, que echaría por tierra la causa esgrimida de las fiestas tradicionales como detonante. Salvo que el Uruguay viva en una fiesta permanente, los números se repiten casi que calcados en diferentes épocas y a modo de ejemplo me tomé el trabajo de rescatar datos de los meses de julio y diciembre correspondientes al período 2018/2025 y los números son muy similares.


Homicidios

Año Julio Diciembre

2018     35     34

2019     26     45

2020     27     27

2021     25     33

2022     37     29

2023     34     35

2024     36     34

2025     28*     26*      

* - datos de fuentes abiertas de información

A excepción del mes de diciembre de 2019, que tuvo un aumento exponencial de los homicidios, (el único año que podría confirmar las expresiones ministeriales), el resto de los datos revela un comportamiento muy similar entre las diferentes épocas del año, incluso durante los años de pandemia (2020/2021). Y si reparamos en las cifras de 2022, el argumento se contradice pues en la época de fiestas y calor, los homicidios bajaron (de 37 a 29). Lo cual comprueba algo que seguramente los estadísticos compartirán y es que no se pueden hacer comparaciones como estas de manera lineal, sino que hay que mirar una foto mucho más prolongada de tiempo, para poder establecer una tendencia que permita analizar seriamente el problema. Ergo, esta caprichosa comparación que les hago tiene muy poco valor académico sin dudas, pero tiene el mismo valor que las declaraciones de los ministros en cuestión.

Claro que las declaraciones del ministro Negro están blindadas porque –salvo que los afecte un ataque de amnesia repentina- los mismos que lo critican diariamente nada pueden decirle a quien usa sus mismos argumentos para intentar explicar el aumento de los homicidios. Un aumento que –en puridad- no es tal, sino que debe hablarse de concentración en determinado período de tiempo, porque a estar por los números, este diciembre viene registrando los mismos guarismos que años anteriores.

En resumen, me permito concluir que no es el pan dulce el detonante de los homicidios ni mucho menos. Es otro el veneno que nos está matando a los uruguayos. Uno que entró hace tiempo en medio de la última gran crisis que sufrimos y cuyos efectos estamos padeciendo hoy. No es un dato menor que las actuales autoridades vienen enfrentando el problema del narcotráfico con pasos firmes y decididos. Golpes con grandes incautaciones y la desarticulación de grupos de crimen organizado afincados en el país, dan cuenta de ello. El costo no será menor, se nota en las luchas por territorios de las bandas que se disputan el mercado interno y son –en gran medida- los principales responsables de los crímenes que se registran hoy. Claro que todo este trabajo recién se podrá medir pasado un período de tiempo, no antes. Y ahí radica la principal razón por explicar que tiene alguien con responsabilidades políticas: el tiempo. Un elemento exiguo que conspira contra la planificación y que hace imperioso que, de una buena vez, el tema de la seguridad deje de ser un botín electoral para ser una cuestión de Estado. 

A pesar de lo que escriban, reconocer al enemigo es el primer paso que hay que saber dar para pisar firme y enfrentarlo. En los hechos, y a pesar de todo lo que se diga, la lucha está planteada de manera clara contra el narcotráfico, principal responsable de la ola de homicidios que nos afecta hace tiempo.

Al final, Donnángelo tenía razón…



el hombre hacía comparaciones,
el perro aullaba su tristeza…


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