Fuente imagen: iStock |
No hay peor ciego
Aquello de los mejores 5 años que habían prometido fue parte del esquema de mentiras y promesas imposibles que sabían muy bien no cumplirían. Hubo una porción importante de uruguayos que les creyeron y que hoy sufren las consecuencias. Se subieron al carro de la facción militar con el cuento de que se terminaba el recreo y lo que ocurrió fue que disfrutaron de un recreo propio haciendo de la cosa pública un botín de reparto que alimentó lo peor de la política que -decían- venían cambiar. En lugar de ello, hicieron del clientelismo político su razón de ser con reparto de cargos y hasta de bienes públicos con burdas adjudicaciones directas para militantes.
Pero no fue esa una cuestión solo de Cabildo Abierto, pues la misma manera clientelar de gestión ocurrió en carteras administradas por el Partido Nacional donde los llamados son recurrentemente cubiertos por militantes blancos bajo la forma de fundaciones de dudosa credibilidad. Así gestionaron siempre, creando poder en las sombras mediante la construcción de perfectas redes de militantes en el aparato público que los tenga guarecidos y agazapados cuando ya no estén en el poder.
Esa forma de generar músculo político les funciona muy bien y así lo dejan ver los pasados 15 años de gestión frenteamplista donde nos dedicamos a reconstruir un país destruido (similar al que dejarán en poco tiempo), enfocados en transformar y construir con quienes estaban en sus puestos sin preguntarles a quien votaban. Esos mismos que despertaron ahora para ser parte del desastre y la improvisación sin poder aportar nada de lo que pudieron haber aprendido en la misma. ¿Habrá sido la soberbia de los mandos que no los dejaron? Puede ser, pero hicieron parte del desastre que van dejando y tendrán que hacerse cargo también.
Volviendo al ministro y su taburete, la cosa está complicada. Si bien es cierto que no saldrá la censura que se tratará en la jornada que escribimos esta columna, la fractura en la coalición es evidente y las carneadas internas están a la vista. Manini acusa flagrantemente a la Torre Ejecutiva de los informes de Santo y Seña que refieren a la gestión de su esposa al frente del Ministerio de Vivienda que terminó con la destitución. Pero claro, que vocifera en la pulpería pero luego en la comisaría se queda calladito, no sea cosa que le pase lo que a su señora y terminen perdiendo todos los cargos. La barra empuja, la barra no es boba… Manini, menos.
¿Carneadas blancas?
Los blancos son afectos a los enfrentamientos internos, no conjugan lo que los frenteamplistas por más que lo intenten coaligándose. Aquello de la fraternidad en la diversidad es un sello imposible de copiar para quienes los mueve el afán de poder exclusivamente. Apelan llegar al poder para hacer del país su fundo propio, pues gobiernan como patrones de estancia no como servidores públicos. Lo hizo Manini y su combo; lo hace Lacalle Pou con el suyo.
Las carneadas multicolores tienen su razón de ser en la esencia misma de la facción mayoritaria del conglomerado político: el Partido Nacional. Afectos a las puñaladas traperas no escatiman en hundir al correligionario si con ello descartan un posible opositor interno. Y así parece ser la interna partidaria donde al sector de Raffo le han herido de consideración con la bajada de Gustavo Penadés, el estratega político de la 71 y columna vertebral del sector que lidera la economista. Una movida que expone a Heber a tener que salir al rescate y lo deja en la incómoda e indisimulada posición de gestionar la seguridad pública haciendo campaña proselitista al mismo tiempo (aunque le mienta al Parlamento).
Esta carneada tiene mucho condimento blanco, según se comenta por los pasillos de mármol. Si bien era conocida la orientación sexual del desaforado Senador, las denuncias de abuso a menores fueron un elemento adicional y desconocido para muchos. Al menos para los miembros de la oposición que si algo reconocieron siempre fue al válido interlocutor que había en la figura de Penadés.
La denuncia inicial de Romina Celeste fue solo el principio de una presunta operación interna que impactaría en la línea de flotación de uno de los sectores que pujan por la carrera presidencial en el Partido Nacional. Claro que todo esto son conjeturas muy difíciles de probar, pero cuando el río suena algo trae.
Lo cierto es que todo este panorama ha irrumpido en medio de una crisis sin precedentes por la acumulación de insucesos que hacen parte de una gestión que pasará a la historia como de las peores, sin dudas.
De los mejores cinco ya vamos por cuatro malísimos.
Pero tranquilos todos, que siempre se puede estar un poco peor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario